Familia Gianellina

22 DE JULIO: SANTA MARÍA MAGDALENA

CON GIANELLI, CELEBRAMOS A LOS SANTOS

 

“El verdadero amor, cuando está presente, tiende siempre a hacer cosas grandes…”

Antonio  Gianelli[1]

 

22 DE JULIO: SANTA MARÍA MAGDALENA

MODELO DE SEGUIMIENTO Y AMOR A JESÚS

“Uno de los grandes modelos de seguimiento y de amor a Jesús. María nació en Magdala–de ahí el nombre de “Magdalena”–, y siguió a Jesús muy pronto, quizá como consecuencia de una curación (los “siete demonios” de que habla Lc 8,2). Ella encabeza el grupo de mujeres que lo acompañaban en su predicación, algo insólito en el mundo judío de la época, y lo seguirá hasta la cruz. Luego, será ella la que recibirá la primera aparición del resucitado (Jn 20,11-18), con la misión de anunciarlo a los apóstoles: por eso será llamada “apóstola de los apóstoles”. Ha sido confundida erróneamente con María de Betania (mencionada en Lc 10,38-42; Jn 11,1-45; Jn 12,1-8) y también con la prostituta de Lc 7,36-50, lo que ha dado pie a la leyenda de su penitencia”[2].

 

SEGUIR A JESÚS, CAMINO A LA SANTIDAD

 “La santidad es asumir el cotidiano como lugar de encuentro con el Señor…”

Carta de los Principios Gianellinos[3]

“Santidad es vivir de modo extraordinario lo ordinario, procurando tener la mirada fija en Cristo, como hacen los pintores que, esmerándose por reproducir sobre una tela la imagen de una persona no se sienten satisfechos de captar los rasgos más materiales y calificativos, sino que se esfuerzan por imitar los rasgos más finos y delicados y todos los colores, vivos y pálidos, que expresan de la persona representada, no solamente los rasgos, pero casi la índole, los deseos, los afectos y toda el alma. Sólo de esa forma, el así en la tierra como en el cielo se hará realidad auténticamente misionera. Somos todos peregrinos errantes, todos buscamos la felicidad. Todos corremos, pero no la encontramos. El Señor nos advierte que estamos fuera de camino, que hacia la felicidad no hay otro camino que sea el del Evangelio.

El camino de santidad está hecho de la obediencia al Evangelio: o romper el Evangelio, renunciar a él, o seguirlo como se debe porque como la levadura escondida en la harina se insinúa por todas partes y todo fermenta, así el Evangelio ilumina la mente, se insinúa en el corazón, impulsa la voluntad hacia el bien.

La santidad es camino abierto a todos. Coraje entonces, coraje. Todos debemos hacernos santos, todos podemos hacerlo; hagámoslo entonces efectivamente porque en cualquier estado en te encuentres, eres capaz de amar a tu Dios y de amarlo cuanto quieras”.[4]        



[1] FMH, Hna. M. Rausch; R. Magrini; Meditemos con San Antonio María Gianelli; Una frase cada día del año; 2010.

[2] J.Aldazábal y otros, El santoral sugerencias y materiales; Dossiers CPL, 111, Centro de Pastoral Litúrgica de Barcelona, 2007, pág. 128.

[3] FMH Graziela Virzi;  FMH Marzia Biamonti; Carta de los Principios Gianellinos. Pág.18.

[4] Ídem. Pág. 19 y 20,