7 DE AGOSTO: SAN CAYETANO

CON GIANELLI, CELEBRAMOS A LOS SANTOS

“Ni el que planta ni el que riega son algo, sino el que da el crecimiento, o sea Dios…”

Antonio  Gianelli[1]

7 DE AGOSTO: SAN CAYETANO

En el ambiente de renovación del clero que se respiraba en determinados sectores de Italia durante el siglo XVI, Cayetano, nacido en Vicenza el año 1480, y después de una exitosa carrera en la Curia Romana, se ordenó sacerdote, tuvo varias experiencias pastorales, y finalmente con otros compañeros fundó en Roma la congregación llamada de los teatinos, sacerdotes que vivían juntos, llevaban una vida de pobreza y oración, y se dedicaban al trabajo pastoral, a la atención a los necesitados, y también al estudio. Cayetano murió en Nápoles el 7 de agosto de 1547.[2]

ORACIÓN

“Señor Dios todopoderoso, que inspiraste al presbítero San Cayetano el deseo de vivir según el modelo de la primitiva comunidad apostólica, haz que nosotros, siguiendo su ejemplo y contando con su intercesión, confiemos siempre en ti y busquemos continuamente el Reino de los Cielos. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.”[3]

 

GIANELLI Y EL TRABAJO

“Dios quiere que cada uno cumpla con su trabajo, dé su aporte a la edificación del mundo y alimente constantemente su diálogo con él y no descuide vivir como cristiano”[4].

 

EN EL TRABAJO SOMOS HERRAMIENTAS DEL PADRE, LLAMADOS A LA SANTIDAD

En el cotidiano de nuestra entrega al trabajo, podemos considerar la posibilidad de crecer en la santidad a la que todos estamos llamados.

Como obreros de un campo magnífico, rico en potencia para ser trabajado con otros, podemos ser sembradores de bien. Como obreros sencillos podemos invocar al dueño del campo: "Señor, cuando nos mandas a sembrar, rebosan nuestras manos de riqueza; tu Palabra nos llena de alegría cuando la echamos en tierra abierta. Señor, cuando nos mandas a sembrar, sentimos en el alma la pobreza; lanzamos la semilla que nos diste y esperamos inciertos la cosecha. Y nos parece que es perder el tiempo este sembrar en insegura espera. Y nos parece que es muy poco el grano para la inmensidad de nuestras tierras. Y nos aplasta la desproporción de tu mandato frente a nuestras fuerzas. Pero la fe, nos hace comprender que estás a nuestro lado en la tarea. Y avanzamos sembrando por la noche, y por la niebla matinal somos profetas, pobres pero confiados en que Tú nos usas como humildes herramientas. Amén"[5].

La búsqueda de la santidad en lo cotidiano del trabajo radica en esto, de considerarnos humildes herramientas; que se forjan y modelan en una vida particular y maravillosa, pensada y amada por un Padre que espera constantemente la siembra de su palabra en la vida y en la acción, para la multiplicación de sus dones.

¿Cómo podemos enriquecer esta experiencia de trabajar por nuestra propia santidad y la de los que nos rodean? Gianelli nos responde: “Encendamos en nosotros el verdadero anhelo de la divina gloria y de la salvación de las almas y entonces seremos verdaderos, celosos, activos misioneros”.[6]

Muchos comenzaron este anhelo aquí en la tierra y a través de su vida -la de santos y beatos- podemos apropiarnos de sus virtudes, especialmente la alegría por la confianza en Dios y su deseo de agradarle.

La santidad está presente en distintos estados de vida. Repasemos algunos:  Santa Bibiana (joven mártir obligada a la apostasía); San Bernardo (doctor de la Iglesia; fue quien compuso las últimas palabras de la Salve: "Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María". Y repetía la bella oración que dice: "Acuérdate oh Madre Santa, que jamás se oyó decir, que alguno a Ti haya acudido, sin tu auxilio recibir"); Beata María Crescencia Pérez (María Angélica Pérez nació en San Martín, Buenos Aires el 17 de agosto de 1897 y falleció en Vallenar Chile el 20 de mayo de 1932. Religiosa,  ​Hija de María Santísima del Huerto, el 17 de noviembre de 2012 fue beatificada en Pergamino, provincia de Buenos Aires, por el cardenal Ángelo Amato, enviado especial del papa Benedicto XVI y el arzobispo Estanislao Esteban Karlic. Actualmente, sus restos incorruptos, se encuentran en la Capilla del Colegio Nuestra Señora del Huerto de Pergamino, Buenos Aires; por su humildad se la conoce como la Violeta del Huerto); Josefina Bakhita (todo ser humano es mi hermano), Maximiliano Kolbe (dar la vida por el amigo);  José María de Yermo y Parres (amar a los que nadie quiere); Gianna Beretta Molla (ama de casa); Pier Giorgio Frassati (universidad, política y montañismo); Giuseppe Moscati (un médico que cura con amor); Katherina Tekakwitha (del amor apache al amor de Dios); Niños Tlaxcaltecas (tres niños valientes); Niels Stensen (todos llevamos la ecologia en la sangre); San José Gabriel del Rosario Brochero (cura gaucho argentino); Carmen Hernández (realizó una labor de evangelización a finales de los años 60 entre gitanos, marginados y delincuentes de la periferia de Madrid, y luego continuada en todas partes del mundo: parroquias, campos de deporte, entre Obispos y jóvenes o en prestigiosas universidades), Monseñor Pedro Shaw (gran misionero del Chaco y Vicario apostólico de Pilcomayo); Beato Isidoro Bakanja ( joven laico del Congo, torturado por largo tiempo, perdonó a sus verdugos); Beata Chiara Badano (murió en 1990 a los 18 años tras una dura enfermedad. Tanto ella como su familia eran focolares y durante su agonía repetía una y otra vez: “Por ti, Jesús, ¡si tú lo quieres, yo también lo quiero!”); Carlos Acutis (estudiante italiano y un aficionado programador de informática, mejor conocido por documentar milagros eucarísticos alrededor del mundo y catalogarlos en un sitio web que creó antes de su muerte por leucemia); San José Sánchez del Río (joven cristero de catorce años de edad, ​ procesado y ejecutado por oficiales del gobierno mexicano); María Rita Lopes Pontes (“Irma Dulce”, primera santa nacida en Brasil,Madre Teresa de Calcuta brasileña" por su dedicación a los pobres y los más necesitados); San Roque González de Santa Cruz (primer santo paraguayo, consiguió eliminar el yaconazgo en esta parte del continente y mitigar los abusos de la encomienda) y tantos otros …

Todos ellos nos sostienen con ejemplo de amorosa entrega a Dios y a los hermanos.

Estas vidas de nuestro tiempo, nos animan a lanzarnos a Dios, para vivenciar la santidad. Gianelli nos alienta e interpela para hacerlo ya: Alza de una vez, alza esta alma y este corazón del mundo y lánzate en Dios, busca a Dios, ama a Dios y serás santo”[7].

En el trabajo cotidiano podemos y debemos emprender una y otra vez el camino de la santidad personal y comunitaria, porque “ tenemos que atrevernos a ser distintos, a mostrar otros sueños que este mundo no ofrece, a testimoniar la belleza de la generosidad, del servicio, de la pureza, de la fortaleza, del perdón, de la fidelidad a la propia vocación, de la oración, de la lucha por la justicia y el bien común, del amor a los pobres, de la amistad social”[8].

Que los santos intercedan por nuestro deseo de santidad cotidiana, como lo pudieron vivenciar ellos desde distintas vocaciones y dones, confiados en la gracia del Señor que sostiene, para sembrar y multiplicar el bien, esperando todo de Dios.

“Hagan bien las cosas; luego dejen hacer a Dios”[9]



[1] FMH, Hna. M. Rausch; R. Magrini; Meditemos con San Antonio María Gianelli; Una frase cada día del año; 2010. Pág. 36.

[2] JOSEP LIGADAS, El santoral sugerencias y materiales; Centro de Pastoral Litúrgica de Barcelona, 2007, pág. 147.

[3] LITURGIA DE LAS HORAS PARA LOS FIELES; Laudes, vísperas y completas, Versión Litúrgica Oficial; BIGSA, Barcelona; 2007; Pág. 935.

[4] FMH, Hna. M. Rausch; R. Magrini; Meditemos con San Antonio María Gianelli; Una frase cada día del año; 2010. Pág. 36.

[5] RADIO MARÍA ARGENTINA, Oración misionera, Recuperado de: https://radiomaria.org.ar/actualidad/oracion-misionera/

[6] FMH, Hna. M. Rausch; R. Magrini; Meditemos con San Antonio María Gianelli; Una frase cada día del año; 2010. Pág. 36.

[7] ANTONIO GIANELLI; HOMILÍA: OBLIGACIÓN DE HACERSE SANTOS. Pax vobis. Evangelio de la 3° fiesta de Pascua. Homilía última para cuaresma conservada por D. Repetti.

[8] EXHORTACIÓN APOSTÓLICA POSTSINODAL CHRISTUS VIVIT DEL SANTO PADRE FRANCISCO A LOS JÓVENES Y A TODO EL PUEBLO DE DIOS; Editrice Vaticana; Città del Vaticano; 2019.

[9] FMH, Hna. M. Rausch; R. Magrini; Meditemos con San Antonio María Gianelli; Una frase cada día del año; 2010. Pág. 19.