21º DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO b – 26 de agosto
Hermanos,
Celebramos hoy el domingo vigésimo primero del tiempo durante el año, y, como
todos los domingos, nos reunimos nuevamente alrededor de la mesa del altar para
encontrarnos con Cristo, en su Eucaristía, porque ella nos incorpora a su
Persona, haciendo de nosotros mediadores de su Presencia en el mundo.
El
Señor quiere que todos nos salvemos; y hoy nos propone que libremente, aceptemos
su Palabra y prestemos nuestra adhesión a su revelación. Dispuestos a seguir a Jesús nos ponemos de
pie e iniciamos la celebración, cantando juntos.
MONICIONES A LAS LECTURAS
OPCIÓN 1: MONICIÓN ÚNICA PARA
TODAS LAS LECTURAS
Tanto
Josué como Jesús se encuentran en una situación parecida. Ante las murmuraciones
de las tribus y de los discípulos, ambos ofrecen la posibilidad de que cada
cual tome una decisión libre y responsable. Las tribus optan por servir al
Señor. Los Doce, a diferencia de otros
discípulos que prefieren abandonarle, también se acogen a la revelación de vida
que Jesús, el Santo de Dios, les ha hecho. Escuchemos atentos.
OPCIÓN 2: MONICIONES PARA CADA
LECTURA
Primera lectura (Josué 24, 1-2a. 15-17. 18b)
Ya
conquistada la tierra de Canaán, Josué exige al pueblo judío que escoja entre
seguir al Dios verdadero o apartarse de Él.
Segunda lectura (Efesios 5, 21-32)
Pablo
nos presenta la relación entre los esposos como una relación de amor. Por eso
es signo y reflejo, es verdadero sacramento del amor de Dios. Escuchemos con
atención.
Evangelio (Juan 6, 60-69)
El
evangelio presenta el desenlace del discurso de Jesús sobre el pan de vida, y
la reacción de los oyentes ante su afirmación de ser el pan vivo bajado del cielo. Nos
ponemos de pie para la proclamación del evangelio, mientras cantamos aleluya.
ORACIÓN DE LOS FIELES
Confiando
en Dios, nuestro Padre, presentémosle nuestras necesidades y nuestros deseos,
diciendo: ESCÚCHANOS, SEÑOR .
Por
nuestra Iglesia, servidora del Dios vivo, para que siga iluminándonos con
determinación y valentía ante las opciones que el mundo nos presenta para
alejarnos del Señor. Oremos.
Por
el Papa Francisco, para que sea siempre nuestro guía de la verdadera y única
doctrina de Cristo, Oremos...
También
te pedimos por quienes Tú ungiste para guiar esta porción de tu Iglesia, para
que junto a ellos formemos una comunidad diocesana que siga fielmente a tu
Hijo, Oremos...
Por
los gobernantes de las naciones, especialmente por aquellos que han decidido
servir a intereses que alejan al hombre del camino del Señor, para que
enderecen sus políticas para el bien de todos. Oremos.
Por
los que sufren la marginación social, para que encuentren acogida en nuestras
comunidades cristianas. Oremos.
Por
nosotros, para que la palabra que hoy hemos escuchado nos ayuda a decidirnos sin
reservas a servir al Señor. Oremos.
Por
todos los que han consagrado su vida al Señor, para que su testimonio de entrega,
fidelidad y alegría, convoque a los jóvenes, a seguir el llamado a la vida
sacerdotal y religiosa. Oremos
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS
Hoy
también queremos ser de aquellos que no abandonaron a Cristo, sino que lo
siguieron, por eso, junto al pan y el vino, ofrezcamos al Padre este compromiso
cantando
COMUNIÓN
Este
Pan de vida, del que ahora vamos a participar, nos impulsa a confiar cada vez
más plenamente en Cristo: sabemos que Él es el alimento para la vida eterna.
Los
que estemos preparados para recibirlo acerquémonos a comulgar cantando
COMUNIÓN ESPIRITUAL:
Al término de la distribución de la comunión.
Hermanos:
Todos
aquellos que no han podido acercarse a recibir a Jesús Sacramentado, pueden
hacer la Comunión Espiritual rezando la siguiente oración:
Creo
Señor mío que estás realmente presente
en el
Santísimo Sacramento del altar.
Te
amo sobre todas las cosas y deseo
ardientemente
recibirte dentro de mi alma;
pero,
no pudiendo hacerlo ahora
sacramentalmente,
ven
al menos espiritualmente a mi corazón.
Y
como si te hubiese recibido, me abrazo
y me
uno todo a Ti;
Oh
Señor, no permitas que me separe de Ti.
DESPEDIDA
Al despedirnos, lo hacemos con el compromiso de conservar viva en nuestro corazón la Palabra de Dios que nos ha llamado a vivir en el amor y en la unidad, con una adhesión plena a ella y un reconocimiento total del poder de Dios, para quien todo es posible.