24 DE AGOSTO: SAN BARTOLOMÉ, APÓSTOL

CON GIANELLI, CELEBRAMOS A LOS SANTOS

“Jamás llegaremos a ser perfectos como Dios, pero a nuestra santidad no debemos ponerle ningún límite; tenemos que ir adelante siempre y nadie podrá decir basta. Dice Dios: sean santos porque Yo soy santo.”

Antonio  Gianelli[1] 

24 DE AGOSTO: SAN BARTOLOMÉ, APÓSTOL

FIESTA

“Bartolomé figura en las listas de los doce apóstoles que nos transmiten los evangelios, que, sin embargo, no nos dicen nada de él; sin embargo, muchos lo identifican con Natanael, de Caná de Galilea, que fue presentado a Jesús por Felipe en la escena que leemos en el evangelio (Jn 1,43-51). Según la tradición más antigua, evangelizó Armenia y murió crucificado, después de haberle arrancado la piel”.[2]

ORACIÓN

“Fortalece, Señor, nuestra fe, para que nos adhiramos a Cristo, tu Hijo, con la misma sinceridad con que lo hizo el apóstol San Bartolomé, y haz que, por la intercesión de este santo, sea siempre tu Iglesia sacramento de salvación universal, para todos los hombres. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo. Amén.”[3]

 

“Estamos en el mundo, pero fuimos creados para Dios”.

Antonio Gianelli[4]

La entrega de la vida por Cristo, como lo hicieron tantos mártires, nos hace reflexionar sobre el significado de la muerte y resurrección. “Jesús se sirve de una imagen y dice «si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, da mucho fruto» (v. 24). Quiere hacer entender que su caso extremo —es decir, la cruz, muerte y resurrección— es un acto de fecundidad —sus llagas nos han curado—, una fecundidad que dará fruto para muchos. Así se compara a sí mismo con el grano de trigo que pudriéndose en la tierra genera nueva vida. Con la Encarnación, Jesús vino a la tierra; pero eso no basta: Él debe también morir, para rescatar a los hombres de la esclavitud del pecado y darles una nueva vida reconciliada en el amor. He dicho «para rescatar a los hombres»: pero, para rescatar a mí, a ti, a todos nosotros, a cada uno de nosotros, Él pagó ese precio. Este es el misterio de Cristo…Y este dinamismo del grano de trigo, cumplido en Jesús, debe realizarse también en nosotros sus discípulos: estamos llamados a hacer nuestra esa ley pascual del perder la vida para recibirla nueva y eterna. ¿Y qué significa perder la vida? Es decir, ¿qué significa ser el grano de trigo? Significa pensar menos en sí mismos, en los intereses personales y saber «ver» e ir al encuentro de las necesidades de nuestro prójimo, especialmente de los últimos. Cumplir con alegría obras de caridad hacia los que sufren en el cuerpo y en el espíritu es el modo más auténtico de vivir el Evangelio, es el fundamento necesario para que nuestras comunidades crezcan en la fraternidad y en la acogida recíproca. Quiero ver a Jesús, pero verlo desde dentro. Entra en sus llagas y contempla ese amor en su corazón por ti, por ti, por ti, por mí, por todos”[5].



Gianelli entendió esta generosa entrega hasta el extremo: “No puedo ser bueno si no estoy dispuesto a morir por ustedes y por cada uno de ustedes. El Buen Pastor el Evangelio es mi único ejemplar…Estoy dispuesto a morir por todos, mejor dicho, por cada uno de ustedes. ¡Oh muerte, más preciosa que cualquier vida!...

Dios me manda como pastor de ustedes. Se me encomienda, se me encarece e íntima la elección de las praderas y de los pastos…Exponer el honor, los haberes, la vida por la eterna salvación de ustedes: éste es el gran signo…Quiéranme como padre, más que como pastor, más que como maestro y juez…

Yo soy y con la santa ayuda de Dios continuaré siendo todo para ustedes. De día y de noche, en invierno y en verano, para ricos y pobres, sanos y enfermos, sacerdotes y laicos, cercanos y lejanos, aldeanos y ciudadanos…”[6]


Preguntémonos: ¿cómo ejercito mi generosidad y entrega? ¿Encuentro el momento para dejarme llevar por el Espíritu para servir y amar a Dios y al prójimo?

Pidamos al Señor que seamos ofrendas agradables a sus ojos, reflejos de su infinita misericordia y atentos y vigilantes con aquellos que caminan a nuestro lado.

 

 

 



[1] FMH, Hna. M. Rausch; R. Magrini; Meditemos con San Antonio María Gianelli; Una frase cada día del año; 2010. Pág. 48.

[2] JOSEP LIGADAS y otros, El santoral sugerencias y materiales; Dossiers CPL, 111, Centro de Pastoral Litúrgica de Barcelona, 2007, pág. 159.

[3] LITURGIA DE LAS HORAS PARA LOS FIELES; Laudes, vísperas y completas, Versión Litúrgica Oficial; BIGSA, Barcelona; 2007; Pág.952.

[4] FMH HONORINA BIGNAMI; MARÍA MUJER MARAVILLOSA; Escritos sobre la Virgen de San Antonio María Gianelli; Obispo de Bobbio; Fundador de las Hijas de María Santísima del Huerto; Dirigida por FMH Honorina Bignami; Ediciones Gianellinas; 1989. Pág. 105.

 

[5]PP. FRANCISCO; ÁNGELUS; Plaza de San Pedro, 18 de marzo de 2018. Recuperado de: https://www.vatican.va/content/francesco/es/angelus/2018/documents/papa- francesco_angelus_20180318.html

[6] FMH, Hna. M. Rausch; R. Magrini; Meditemos con San Antonio María Gianelli; Una frase cada día del año; 2010. Pág. 59.