5º DOMINGO DE PASCUA 19/05
"Les doy un mandamiento nuevo:
que se amen unos a otros,
así como yo los he amado"
Nos ubicamos en el contexto del Jueves Santo, previo a la traición de Judas.
"Cuando salió Judas del cenáculo, dijo Jesús: 'Ahora es glorificado el Hijo del hombre,y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará'" .
La glorificación de Cristo, para San Juan, es la crucifixión: es en ese momento donde Cristo lleva a cabo su misión y a la plenitud su enseñanza. Y es en esa crucifixión donde Dios, el Padre, el Hijo Cristo Jesús y el Espíritu Santo, son glorificados en una sola divinidad.
"Hijos míos, me queda poco tiempo de estar con ustedes" .
Jesús reconoce la proximidad de la Pasión, y se la comunica a los discípulos. No les esconde que morirá dentro de poco; hace tiempo ya que venía anunciando su muerte.
"Les doy un mandamiento nuevo: que se amen unos a otros; como yo los he amado,
ámense también entre ustedes. La señal por la que conocerán todos
que son discípulos míos será que se amen unos a otros" .
Esta es la petición de Jesús y deberá ser la señal de la filiación divina: el amor entre nosotros.
¿Vivimos realmente en este amor? ¿Somos conscientes de esta exigencia de Dios? Es hora de que hagamos un mea culpa, reconozcamos nuestra situación y roguemos por el perdón incondicional y misericordioso del Padre. Esforcémonos, pues, en vivir realmente este manda-to de Cristo.
ORACIÓN INICIAL
Señor Jesús, Tú que nos invitas a amarnos unos a otros, como nos amas Tú,
te pedimos que derrames en nosotros tu Espíritu Santo, para que nos enseñe
y nos conduzca a identificarnos contigo, para actuar y vivir como Tú.
Tú que nos pides amarnos unos a otros, ayúdanos, Señor,
para tener de ti la vida y la salvación, que solo Tú puedes dar,
y así podamos mostrar nuestra fe con nuestra vida, con nuestras actitudes,
siendo Tú el sentido de todo lo que somos y hacemos,
demostrando nuestra fe en ti.
Tú que nos pides amar como Tú,
sé Tú el que nos enseñes a amar como Tú lo has hecho. Que así sea.
TEXTO BÍBLICO Jn. 13. 31-33ª, 34-35
“ Cuando Judas del cenáculo dijo Jesús: - Ahora ha sido glorificado el Hijo del hombre, y Dios ha sido glorificado en él. Si Dios ha sido glorificado en él, también Dios lo glorificará en si mismo: y lo hará muy pronto. Hijos míos, ya no estaré mucho tiempo con ustedes. Les doy un mandamiento nuevo: que se amen unos a otros; como yo los he amado. En esto reconocerán todos que ustedes son mis discípulos: en el amor que se tengan unos a otros.”.
LECTURA ¿qué dice el texto?
Estas palabras de Jesús tienen un claro sabor a despedida. Estamos en el cenáculo, la traición de Judas está a punto de consumarse. Es la hora de hablar a los suyos claramente, es el momento de dejarles “su testamento espiritual“. Aquellos principios de fe y de costumbres que la persona que se va ofrece a sus seres más queridos para que ellos, observándolos, puedan ser igualmente felices.
¿Qué quiere decir esto de la “glorificación del hijo del hombre“? La “glorificación” de Jesús es un término que utiliza exclusivamente el evangelista san Juan para referirse a la pasión y re-surrección de Cristo. Momentos definitivos de la vida de Jesús. Misterios centrales de nuestra fe, que culminaron la existencia de Jesús. Ninguno de esos dos momentos tuvo gloria humana: en la pasión Jesús fue azotado, crucificado, abandonado.
Su resurrección aconteció en el silencio de Dios. Libremente aceptada su pasión, Jesús sabe que se acerca su “hora“, por eso se quiere despedir de los suyos y les deja su testamento espiritual: el mandamiento nuevo del amor. Que resume toda la Ley y los profetas. Que resu-me, en definitiva, la vida de Jesús.
Y este amor no debe ser cualquier amor. Jesús nos dice: “amaos también entre vosotros“. Jesús ha querido insistir que nuestro deber de amar empieza por los que están “entre nosotros”. El amor debe comenzar en nuestra propia casa.
La cruz de Jesús es un signo absoluto de amor, por eso es la señal de los cristianos. Así cada vez que hacemos la señal de la cruz debemos recordar que estamos llamados a vivir cada día practicando el amor “entre nosotros” tal y como Jesús nos ha enseñado. Este es el legado espiritual de Jesús. Nadie nos obliga a aceptarlo. Solo se acepta libremente, por amor.
MEDITACION ¿Qué me dice? ¿Qué nos dice el Texto?
El texto de hoy nos invita a vivir como una verdadera comunidad cristiana. Una comunidad renovada con la celebración de la Pascua de Cristo que ha resucitado y vive en medio de quienes aman.
La mención de Judas en el evangelio, nos lleva a pensar que hay discípulos que no han acep-tado al Maestro, que aún después de convivir con él no están dispuestos a seguirle por el ca-mino que ha mostrado. Como Judas han roto con el mundo de Dios, se apartan de Jesús trai-cionándolo.
Jesús ha enseñado que para vivir hay que morir, que para reinar hay que sufrir. La vida del cristiano aún en los momentos de prueba, está marcada con la esperanza de la vida eterna, esto da un sentido sobre natural a la vida cotidiana. Caminamos hacia la plenitud de la vida divina, por eso podemos superar cualquier dificultad que surja en la vida.
Los discípulos debemos amarnos como Jesús amó, porque fuimos amados primero. Sólo quien es amado y se siente amado es capaz de amar. El amor de Jesús es constitutivo del amor fraterno. No se trata sólo de amar, sino que, debe ser la atmósfera en que se viva cada día y donde se halla la fuerza para amar a los semejantes.
Amar como Jesús amó, es un amor de entrega, de sacrificio de la propia vida por el bien del hermano. No se trata de un amor altruista y humanitario, sino la continuación de la obra de Jesús. El amor mutuo debe ser manifestativo del amor que Dios tiene a los hombres. Este amor debe ser un signo atrayente, el testimonio para que los demás crean.
ORACION ¿Qué le decimos al Señor motivado por su Palabra?
Haznos, Señor, instrumentos dóciles de tu Palabra.
Donde haya oscuridad, pongamos la luz.
Donde haya discordia, sembremos el amor
Donde haya envidia, aportemos el perdón.
Donde haya egoísmo, celebremos la generosidad.
Donde haya desunión, plantemos la fraternidad.
Donde haya cobardía, llevemos la fortaleza.
Donde haya desilusión, renazcamos la esperanza de tu Palabra.
CONTEMPLACION ¿Qué nos lleva a hacer el texto?
Jesús se está despidiendo de sus discípulos. Dentro de muy poco, ya no lo tendrán con ellos. ¿Quién llenará su vacío? Jesús les dice: Les doy un mandamiento nuevo: que se amen unos a otros como yo los he amado. Si saben quererse como Jesús los ha querido, no dejarán de sentirlo vivo en medio de ellos.
El evangelista Juan tiene su atención puesta en la comunidad cristiana. Cuando falte Jesús, en su comunidad se tendrán que querer como amigos porque así los ha querido Jesús: ustedes son mis amigos; ya nos los llamo siervos, los he llamado amigos. La comunidad de Jesús será una comunidad de amistad.
El estilo de amar de Jesús es inconfundible. Sólo parece interesarse en hacer el bien, acoger, regalar lo mejor que él tiene, ofrecer amistad, ayudar a vivir. Lo recordarán así años más tarde en las primeras comunidades cristianas: «Pasó toda su vida haciendo el bien».
Jesús se pone al servicio de quienes lo pueden necesitar más. Hace sitio en su corazón y en su vida a quienes no tienen sitio en la sociedad ni en la preocupación de las gentes. Defiende a los débiles y pequeños, los que no tienen poder para defenderse a sí mismos, los que no son grandes o importantes para nadie. Se acerca a quienes están solos y desvalidos, los que no tienen a nadie.
Con frecuencia vivimos indiferentes hacia quienes sentimos como extraños y ajenos a nuestro pequeño mundo de intereses. Lo que distingue al seguidor de Jesús no es cualquier «amor», sino precisamente ese estilo de amar que consiste en saber acercarse a quienes nos pueden necesitar.
ACCION ¿qué compromiso asumimos para la semana?
Agradecer a Jesús el amor que nos tiene, que entregó su propia vida por nosotros
Viendo como el Señor nos invita a amarlo como el nos ama,
analizar las actitudes que tenemos en familia, en comunidad, entre amistades…
¿manifiestan el mandato recibido del Señor? ¿Qué nos proponemos?
“En esto reconocerán que son mis discípulos: si se aman unos a otros”. A partir de esto,
¿cómo vamos a vivir?, ¿a qué nos comprometemos?,
En nuestra oración miremos al crucifijo “para aprender el amor humilde, que salva y da vida, para renunciar al egoísmo, a la búsqueda del poder y la fama”.