5º DOMINGO DE CUARESMA 18 de marzo
Lunes, 19 de marzo SAN JOSÉ, ESPOSO DE LA VIRGEN MARÍA
Mateo 1,16.18-21.24 “Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor”
Hoy la Iglesia celebra la solemnidad de San José. Lo celebra como al varón bueno y justo, que se dejó conducir por Dios para llevar adelante su plan de salvación. El Evangelio presenta a José, como el HOMBRE BUENO, que le hizo espacio a Dios en su vida. S. José es BUENO porque, elevando su mirada, hace esfuerzos para que su vida se acomode al plan de Dios. Y es BUENO porque, mirando a los otros, procura interpretar siempre en buen sentido, todas las acciones que realizan y salvar la buena fama del prójimo.
Dios tiene sobre cada uno de nosotros un plan de amor, porque «Dios es amor». Pero la du-reza de la vida hace que algunas veces no lo sepamos descubrir. Nos quejamos y nos resis-timos a aceptar las cruces.
Dios nos regala la figura de José, guardián de nuestras debilidades, guardián de los sueños de Dios, capaz de tomar decisiones difíciles que ha visto en los sueños. Pidámosle a S. José que nos dé la capacidad de soñar cosas grandes para que nos acerquemos a las cosas que Dios sueña para nosotros. Pidámosle también que nos enseñe a fiarnos de Dios.
Martes, 20 de marzo
Juan 8,21-30: “El que me ha enviado es veraz, y yo comunico al mundo lo que he aprendido de él”
Jesús habla a los fariseos, mostrándoles su incredulidad e invitándolos a creer que Él no es de este mundo, sino de lo alto, que viene de Dios. Sin embargo, ellos no comprendieron...y otros creyeron en Él.
Los fariseos del tiempo de Jesús eran creyentes, que esperaban al Mesías, pero no creyeron, no quisieron creer en Jesús, porque no hacia o no decía lo que ellos pensaban que tenía que decir o hacer. Lejos de creer, lo condenaron para sacárselo de encima. Hoy nosotros somos los creyentes que estamos llamados a convertirnos, invitados a volver el corazón hacia Dios, para que Jesús salvador no pase de largo, para poder experimentar su obrar en nosotros y en los demás y escuchando su Palabra, creer en Él.
La invitación clara de Jesús de este día es creer que él es el Hijo único del Padre, el Mesías, el enviado y creyendo en Él tener Vida plena, Vida en abundancia, para compartirla con los demás. Señor, aumenta nuestra fe y humildad para renovar tu presencia Salvadora en nosotros, para convertirnos a Tí y aceptarte como Señor y Salvador.
Miércoles, 21 de marzo
Juan 8,31-42: Jesús hoy en el Evangelio afirma: "si ustedes permanecen fieles a mi palabra, serán verdaderamente mis discípulos: conocerán la verdad y la verdad los hará libres".
Ser fiel a Palabra de Jesús es pedir y dejarnos atraer por Él, para vivir en la libertad; es en-contrarnos con Él, con su Palabra, para que nuestro corazón se agrande, se haga pleno.
El Espíritu nos guía a redescubrir el don de la Palabra.
Hoy, esta Palabra une para nosotros tres experiencias: ser discípulos de Jesús, conocer la verdad, vivir la libertad.
Escuchar y poner en práctica la Palabra de Dios es muy importante. Ella nos hará conocer la verdad y nos hará verdaderamente libres. Caso contrario nuestra fe será débil y estaremos esclavizados por el pecado. Por eso es importante aprender a meditar y poner en práctica lo que la Palabra de Dios nos enseña. Eso nos hará verdaderamente discípulos de Jesús. Amemos la Palabra, guardémosla en el corazón como María, llevémosla a la vida. (Papa Fran-cisco)
Jueves, 22 de marzo
Juan 8,51-59 "Les aseguro que el que es fiel a mi palabra, no morirá jamás". ”
En estos días vamos terminando de preparar el corazón para entrar en la más importante de las semanas, la Semana Santa. Y es clave poder preparar el corazón y fortalecerlo, meditan-do sobre el primero de los versículos del Evangelio de hoy. Es una especie de pedido y de sana exigencia: “el que es fiel a mi palabra, no morirá jamás”. Hay como una insistencia de parte de Jesús que nos invita a ser fieles.
En el momento en que empieza a entender que no le queda otra que morir por amor, Jesús pide que seamos fieles. Jesús no pide que hagamos cosas extraordinarias, grandes, magní-ficas. Pide que le seamos fieles. ¿Qué significa ser fiel?
Ser fiel es vivir con el Espíritu de Jesús, no para hacer grandes cosas, sino para hacer con gran corazón y generosidad las cosas pequeñas y cotidianas de nuestra vida. Ser fiel es mantenerse creyendo en que al final, la Vida es más poderosa que la muerte y que la Luz vence a la tiniebla. Ser fiel es jugarse la vida por amor, para dar vida donde no la hay..
Viernes, 23 de marzo
Juan 10,31-42: «¿Por cuál de esas obras queréis apedrearme?»
Hoy el Evangelio nos presenta los motivos de la condena de Jesús. Él trata de mostrar la ver-dad, pero los judíos lo tienen por blasfemo y reo de lapidación. Jesús habla de las obras que realiza, obras de Dios que lo acreditan, de cómo puede darse a sí mismo el título de “Hijo de Dios”... Sin embargo, habla desde unas categorías difíciles de entender para sus adversarios: “estar en la verdad”, “escuchar su voz”...; les habla desde el seguimiento y el compromiso con su persona que hacen que Jesús sea conocido y amado. Pero todo parece inútil: es tan grande lo que Jesús intenta decir que no pueden entenderlo, solamente lo podrán comprender los pequeños y sencillos, porque el Reino está escondido a los sabios y entendidos.
Jesús lucha por presentar argumentos que puedan aceptar, pero el intento es en vano. En el fondo, morirá por decir la verdad sobre sí mismo, por ser fiel a sí mismo, a su identidad y a su misión. Como profeta, presentará una llamada a la conversión y será rechazado, un nuevo rostro de Dios y será escupido, una nueva fraternidad y será abandonado.
Sábado, 24 de marzo
Juan 11,45-57: “Aquel día decidieron darle muerte”
El evangelio de hoy nos presenta una discusión que se da entre los fariseos y sus jefes y con el Sumo Sacerdote Caifás, que terminó profetizando. Porque dice algo que es verdad, algo que va a suceder. Sus palabras son: "Es preferible que un solo Hombre muera por todo el pueblo, antes que parezca la Nación entera". Y esto es lo que ocurre, Jesús, va a entregar su vida volun-tariamente para la salvación de su pueblo, de su nación y del mundo entero. Con su muerte nos trae la Vida Eterna, la resurrección. Este es el misterio central que estamos celebrando en este tiempo de Cuaresma que ya termina, y la Pascua que se acerca.
La liturgia nos invita a participar conscientemente, con ganas, con intención, con una actitud real de querer hacer pasar, por el corazón, lo que ocurrió en la época de Jesús. Espíritu Santo, introdúcenos en la muerte de Jesús, mientras esperamos con Él el grito triunfante de la vida.
Domingo 25 de marzo DOMINGO DE RAMOS
Marcos14,1-15,47: ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!
La celebración del Domingo de Ramos nos recuerda a Jesús que, montado en un burro aceptó el entusiasmo de sus discípulos y del pueblo, que lo proclamaban como enviado de Dios. Nosotros hoy queremos participar de esa alegría y llevar, a nuestras casas y a nuestra vida, el ramo bendito que nos haga siempre presente la venida del Señor.
La celebración del domingo de Ramos cuestiona radicalmente nuestra disponibilidad a la ac-ción de Dios. Entrar en la semana mayor, implica disposición a padecer con Aquel que es re-conocido y aclamado como bendito y que viene en nombre del Señor. Es también aceptar que la humillación, el sufrimiento, la pasión y la muerte son compartidos con la experiencia de Jesús. Pero, además, es la certeza que no nos quedaremos en la muerte, pues el Señor, y con Él quienes han creído y renovarán las promesas del bautismo, heredarán también la gloria de la vida en la resurrección.