DOMINGO
DE RAMOS 25 de marzo
Domingo de Ramos
"De la Pasión del Señor"
En este domingo que llamamos “de
Ramos”, recordamos la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén La liturgia propone
dos lecturas durante la Eucaristía. Al inicio en la puerta se lee el texto
cuando Jesús montado en un burrito, entra a Jerusalén y la gente lo aclama (Mc
11,1-11).
Un
dato que se quiere presentar en este domingo, con el que inicia la Semana
Santa, es que el pueblo lo recibe a Jesús como un rey y también es el pueblo
quien decide que muera de la manera más vil y cruenta crucificado en la cruz.
En el
momento del Evangelio se lee toda la Pasión de Cristo (Mc 14, 1-15,47).
Escucharemos
el anuncio y cumplimiento de la Pasión y muerte de Jesucristo. Nos hablaran de
la entrega total de Jesús, de su padecimiento y su destacada obediencia
silenciosa y pacífica.
Es
bueno remarcar que su Cuerpo se entrega y su Sangre se derrama a favor de
todos. El verdadero cordero de Dios. El que ofrecerá el único sacrificio
agradable al Padre. Ya no se necesitará otro sacrificio. Sólo éste realizado
por Jesús es el único y auténtico sacrificio.
Ante
el momento que viene, Jesús se dedica a orar. “Padre Que se cumpla tu Voluntad
y no la mía”. Inmediatamente el traidor llegó con la gente en la noche. Y es
importante destacar que es en la hora de las tinieblas donde la gente que no
procede bajo la inspiración de la luz de Dios actúa.
El
juicio lleno de mentiras contra Jesús, nos recuerda las envidias que se
producen cuando a alguien le va mal y quiere poner las culpas en los demás.
En la
cruenta tortura, llevan a Jesús afuera de la ciudad. El texto aclara que el
lugar es el “Gólgota” que significa lugar de la Calavera. Es importante este
dato, pues allí en ese cerro, los judíos veneraban la “tumba de Adán”. Por eso
el nombre. En verdad, es el lugar donde todos los seres humanos van a parar: la
tumba.
Es
muy sugestivo que Jesús fuera crucificado sobre la tumba del hombre viejo, en
el que todos morimos. Por esa razón, cuando recitamos el Credo donde dice:
“descendió a los infiernos”, se está refiriendo que Jesús vino a rescatar a
todos los que en “Adán” morimos. Sólo imaginarse el monte, la cruz encima,
Jesús ha muerto y desciende, a la tumba de la humanidad, a donde están los
huesos secos, a liberar a los justos de la atadura de la muerte eterna.
Antes
de morir Jesús exclama: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” Jesús
al parecer sentía el abandono de Dios. Él representa a todo el pueblo que en tantas
oportunidades siente este abandono. Por esa razón, está recitando un Salmo, el
21 (22). Comienza con el abandono pero culmina con la Victoria. Jesús está
diciendo que aunque los ojos humanos vean la derrota en la cruz, Dios lo
liberará y si oramos con el Salmo veremos que él nos escucha siempre.
Es llamativo
que en el relato, quien reconoce que Jesús “verdaderamente es el hijo de Dios”
es un pagano, el centurión romano. Algo más que refuerza que la salvación es
universal y para todos.
Se recomienda que en esta
semana leamos despacio y con espíritu de reflexión el texto del Evangelio de
Marcos sobre la Pasión y Muerte de Jesús. Ojalá lo podamos comentar en familia
ahondando el significado. Ver alguna película sobre Jesús o la película de la
Pasión, nos ayudará a estar en este clima.
LECTURA ORANTE
DEL EVANGELIO DEL DOMINGO DE RAMOS
Al
entrar en Jerusalén, Jesús sabe, que el júbilo de la multitud lo introduce en
el corazón del "misterio" del dolor y la muerte. Es consciente que va
al encuentro de la muerte y no recibirá una corona real, sino una corona de
espinas.
Aunque
no todos los hombres conozcan una muerte como la de Cristo, la pasión, como peripecia
humana, es en cierto modo la historia de todo hombre. Es igual a la historia de
millones de hombres. Y es inevitable. Por ese lado, no habría nada que
celebrar. Pero en ese mundo, opaco y duro, ha entrado libremente Jesucristo. Y
ha entrado hasta la soledad del sufrimiento, hasta la traición y el abandono de
los amigos, hasta el juicio con testigos falsos, la condena y el suplicio, injustos,
la fiebre de la tortura y el frío de la muerte. Así consumó la Encarnación,
abrazando hasta el final la condición humana, sin condiciones y sin límites.
La
entrada en Jerusalén fue una entrada triunfal no sólo porque las masas, al
igual que cada uno de nosotros y casi por definición, son volubles,
manipulables, arbitrarias. La entrada en Jerusalén fue triunfal también porque
desde aquella pasión del Hijo de Dios, la pasión del hombre ya no es la hora de
la derrota, sino la hora misteriosa del triunfo: el triunfo del amor infinito
de Dios sobre el infierno y la soledad del hombre.
Este
misterio de dolor y de amor lo propone el apóstol Pablo en la carta a los
Filipenses: "Cristo, por nosotros, se sometió
incluso a la muerte, y una muerte de cruz". Y en la vigilia pascual añadiremos:
"Por eso, Dios lo levantó sobre todo, y le concedió el nombre sobre todo
nombre".
INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO:
Ven Espíritu Santo,
Ven a nuestra vida,
a nuestros corazones,
a nuestras conciencias.
Mueve nuestra inteligencia y nuestra
voluntad
para entender lo que el Padre quiere
decirnos
a través de su Hijo Jesús, el Cristo.
Que tu Palabra llegue a toda nuestra
vida
y se haga vida en nosotros. Amén
TEXTO A MEDITAR Y CONTEMPLAR: Marcos 14,1-15,47.
Pasión
de Nuestro Señor Jesucristo
El Evangelio
de San Marcos comienza realizando una aproximación al contexto geográfico,
Jesús estaba al pie del Monte de los Olivos, donde más tarde será arrestado, y
cerca de los pueblos de Betfagé y de Betania, esta última era la ciudad del
encuentro de Jesús y sus amigos Lázaro, María y Marta.
Jesús
llega a Jerusalén, e ingresa como Rey, pero como un Rey humilde, subido a un
asno, sobre un camino alfombrado por mantas y ramas que el pueblo arrojaba para
ensalzarlo.
Durante
su vida pública, en sus palabras, obras y gestos, muchos conocieron y creyeron
que era el Mesías tan esperado, y en este ingreso “triunfal”, Jesús quiere
cerrar su misión también mostrándose como Rey, y confirmando su condición de
Mesías. Es así que la gente aclamaba al Señor, a través de distintas
expresiones, entre ellas una de las palabras que se repetía era “Hosana”. “Bendito el que viene en el nombre del
Señor”, es una expresión claramente mesiánica, si además tenemos en cuenta que
se hace mención a David, de donde el Mesías iba a surgir según la esperanza del
Pueblo de Israel.
Jesús
emprende hoy el camino que lo llevaría a su “hora”, el camino de la Cruz, para
dar cumplimiento y plenitud a su misión.
LECTURA Marcos 14,1-15,47.
Reconstruimos el texto:
Ø ¿Cómo comienza el relato de la
Pasión que acabamos de leer?
Ø ¿Cómo fue la bendición que
Jesús pronunció sobre el pan y el vino?
Ø ¿Dónde fueron después de la
cena?
Ø ¿Quién fue el que entregó a
Jesús?
Ø ¿Qué le preguntó Pilatos a
Jesús? ¿Qué le respondió Jesús?
Ø ¿A quién le preguntó Pilatos
sobre lo que debía hacer con Jesús?
Ø ¿Qué respondió la multitud
cuando Pilatos preguntó y quiénes incitaban a esto?
Ø ¿Dónde llevaron a crucificar a
Jesús?
Ø ¿Cuál es el significado de
este lugar?
Ø ¿Cuál es la antífona del Salmo
que recita Jesús antes de morir? ¿Qué significa haber recordado este Salmo?
MEDITACIÓN: lo que a mí me dice la
palabra de Dios.
Nos preguntamos
para profundizar en nuestra vida estas palabras de Salvación:
La entrada de Jesús a Jerusalén implica una
preparación previa de sus discípulos en este caso a través del asno.
¿Cuál es la preparación previa
que debo hacer para ingresar con Jesús en esta semana Santa? ¿Qué cosas debo
dejar afuera? ¿Y cuáles debo llevar conmigo para caminar con fuerza y
seguridad, para llegar al Domingo de Resurrección?
¿En este caminar de Semana
Santa, voy solo? ¿Hay alguien en mi entorno que no está del todo animado, y
necesita de mí para acompañarlo en esta semana Santa?
¿Qué espero de mí en este
camino? ¿Creo que saldré igual, o más fortalecido?
¿En qué reconozco el paso del
Señor en mí vida, durante esta cuaresma?
¿Tomo en cuenta el ejemplo del
pueblo de Jerusalén, que responde al paso del Señor, con alabanzas? ¿Lo he
hecho, o lo haré yo también?
ORACIÓN: lo que le digo a Dios desde
su palabra y desde mi vida.
Enséñanos,
Señor, a hacer silencio en estos días, para escuchar tu palabra y meditar en tu
Misterio de Amor; para aprender a escuchar como discípulos que van en camino,
de tu mano, animados por el Espíritu descubriendo la voluntad de tu Padre.
Enséñanos
a orar como tú, Señor. Llamando Papá a Dios, confiándonos en sus manos, buscando
sus caminos, pidiendo con fuerza y coraje que venga el Reino de Vida, que
llegue la Justicia prometida, que haya Pan para todos.
Ayúdanos
a orar para conocer lo que Dios quiere, lo que nos pide, lo que sueña para nosotros.
Enséñanos Señor a aceptar la cruz del seguimiento, pues no se siguen tus
huellas sin caminar hacia la entrega y sin vivir la renuncia.
Ayúdanos
a tomar tu cruz cada día, para morir a nuestros egoísmos y bajezas.
Tu
Palabra nos invita a seguir tus pasos, abandonarnos en el Dios de la vida;
desde el silencio, la oración, el servicio y la cruz, caminamos, Señor, para
aprender a convertirnos.
Señor que pueda acompañarte con
fidelidad en el camino de esta Semana Santa.
Añadimos unas intenciones de oración.
CONTEMPLACIÓN: hago silencio para
adorar, alabar, agradecer y bendecir a Dios
Cada
uno somos un personaje importante en la narración de la Pasión, porque por cada
uno entregó la vida Jesús. Vivámosla con el respeto de quien oye la narración
del Amigo que da su vida por mí.
ACCION: ¿A qué me o nos comprometemos con
Dios?
Compromiso
personal:
ü En la Semana Santa, meditar la
Pasión de Jesús según san Marcos (Marcos 14,1-15,47).
ü En el curso de la lectura, no
pensemos sólo en Jesús, sino también en los millones y millones de seres
humanos que hoy están en las cárceles, torturados, insultados y asesinados.
Asumamos algunas de las actitudes positivas de los personajes de la pasión.
Hoy, Señor, bien lo sabes
se mezcla en esta fiesta de la alegría,
la viday la peregrinación hacia la muerte;
el júbilo, y la cruz que se levanta invisible en el monte;
nuestro deseo de seguirte
y la cobardía de los que huiremos en la tarde del Jueves;
Déjanos acompañarte, Señor
Déjanos subir contigo a la ciudad santa
Déjanos servir como Tú lo haces
Y, por encima de la multitud de ramos y palmas,
se divisan las horas con más pasión y amor
por ningún hombre, jamás vividas.
Vamos contigo, Señor, hasta el final
Vamos contigo, Jesús, hasta el Calvario
Nos arrancarás de la muerte, con tu muerte
Con tu cruz, nos redimirás
Nos resucitarás, con tu resurrección
TE REVISTES DE
HUMILDAD, SEÑOR
y….te decimos:
¡HOSANNA! ¡HOSANNA!