SEMANA SANTA
2018 26-31 de marzo -1º de abril
LUNES SANTO:
LA GRATUIDAD EN LOS LÍMITES
“María tomó una libra de
perfume de nardo, auténtico y costoso, le ungió a Jesús los pies y se los enjugó
con su cabellera. Y la casa se llenó de la fragancia del perfume” (Jn 12,1-11)
Nos acercamos a la Hora de la Salvación. “Seis días
antes de la Pascua”, Jesús va a Betania, la casa de la vida y de la amistad.
Una mujer, sensible y valiente, desea aliviar el dolor de Jesús y lo unge con
ternura, anticipa su Pascua. En los límites del ser humano, cuando éste es solo
un despojo, viene a su encuentro la sorprendente gratuidad. Una mujer, con los
ojos del corazón limpios para la ternura, atenta a los signos que hay a su
alrededor, se adelante y besa al Maestro. El gesto de María de Betania abre
caminos para aliviar la fragilidad de la humanidad doliente.
Esta mujer del Evangelio de Juan “presiente” la
“entrega” de Jesús y responde, derrochando sin cálculo, amor de compasión, de
lágrimas y perfume. El perfume, guardado para un momento especial, lo derrama
en esta “Hora” cargada de amor silencioso y entregado. Todos quedan envueltos
en este aroma de belleza incalculable, sorprendidos por un gesto de cariño que
les desconcierta y extraña.
Llena mi vasija
con tu perfume, Señor, para que yo lo pueda derramar por los caminos.
MARTES
SANTO: LA ENTREGA HASTA EL EXTREMO
“Les aseguro que uno de ustedes
me va a entregar… Aquel a quien yo le dé este trozo de pan untado… Lo que
tienes que hacer hazlo enseguida… Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y
Dios es glorificado en él” (Jn 13, 21-36-38).
La traición de Judas y la negación de Pedro, dos
testigos del reino anunciado en las aldeas de Galilea, parecen llevar al
fracaso toda la entrega de Jesús. Sin embargo, el Plan del Padre, aceptado por
Jesús, llegará a su plenitud en el amor entregado libremente, que da la vida y
capacita al ser humano para amar sin límites. El grano de trigo, sembrado en la
tierra, dará fruto abundante.
Jesús revela, en los gestos de la última cena, la
calidad de su amor. El amor de Jesús es un amor que respeta la libertad del
discípulo que va a entregarle, no lo delata delante de sus compañeros; ofrece
amistad y libertad en el pan roto y entregado; regala vida, verdad, relación
humana, filiación divina; es más fuerte que el odio mortal de sus enemigos.
Tu entrega,
Señor, me sobrecoge. Tu amor hasta el final deja al descubierto mi pecado. Hoy
quiero acoger tu amor, agradecer tu vida, comprometerme contigo en el camino. Asegúrame, Señor, tu presencia, y con mi vida
te diré que te amo.
MIÉRCOLES
SANTO: AUNQUE ES DE NOCHE
“Mi momento está
cerca; deseo celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos” (Mt 26, 14-25).
La celebración de la Pascua Judía se aproxima. Los
discípulos se juntan, preguntan, preparan
la cena, esperan... Judas, que ya ha negociado la venta del Amigo, acecha ahora
el momento oportuno para consumar su acción.
Jesús se pone a la mesa, anuncia una traición. La
crisis se palpa en el ambiente; es noche oscura. Sería el momento de huir, de
darse media vuelta. Pero Jesús vence la crisis en una cena, donde parte y
reparte el pan con los que siempre serán sus amigos. El vino nuevo, guardado en los odres nuevos
del reino, se entrega para liberar de toda esclavitud al ser humano. La Nueva
Alianza, como un arco iris, se abre paso en medio de la noche.
Con todos los
pueblos de la tierra cruzamos el mar Rojo, dejamos atrás al enemigo. Tu Pascua
nos sostiene, nos alegra en medio de las pruebas. Y si caemos, de nuevo nos das
la mano. Eres único, Señor, Amigo verdadero.
¡Juntos caminemos, Señor!
JUEVES
SANTO: DERROCHE DE DONES
“Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la
hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en
el mundo, los amó hasta el extremo” (Jn 13,1-15).
“Ha llegado la Hora” de la Pascua, la hora del amor,
que se compromete hasta el extremo. Otro gesto desconcertante de Jesús, otro
más, rompe todos los esquemas, abre los ojos de esa nueva humanidad que está
naciendo. Jesús se levanta de la mesa, se quita el manto, toma la toalla, lava
y seca los pies de los discípulos, dialoga, explica lo que hace e invita a
realizar lo que él ha hecho.
“Hagan esto en memoria mía”.
¡Qué palabras tan bellas de Jesús! ¡Qué palabras tan comprometidas! ¡Qué
palabras tan cargadas de futuro! Jesús está en medio de todos como el que
sirve.
Dios lleno de
amor, asombrados ante tanto derroche de
amor, nos ponemos en tu presencia para adorarte y darte gracias por tu entrega
sin límites. Sabemos que, si acogemos tu amor, seremos un don para los más
excluidos de palabra, sitio, tarea.
VIERNES
SANTO: EL AMOR SIN MEDIDA
“Todo está cumplido” (Jn 18,1-19,42)
En un
segundo ves todo tu recorrido. ¡Todo está cumplido! Has anunciado la gracia,
has hecho presente la ternura. Nos has mostrado al Padre. Has levantado las
esperanzas caídas. Has amado y cuidado la vida. Gracias. Jesús
se ha entregado por entero. Su última palabra es de triunfo. Recuerda hoy cómo
colaboras tú en la tarea de anunciar a todos el amor de Dios. María
está junto a la cruz de Jesús. Sin palabras. Son sus gestos, sus manos, sus
ojos, su silencio, los que hablan. Está allí porque ama mucho, sabe mucho de
pérdidas y de dolor; de fe y de esperanza. “Junto a la cruz de
Jesús estaba su madre…”.
María
se queda en silencio. La palabra de Jesús llenó siempre su corazón. Ahora, su
Hijo ha muerto, la mentira y el odio han apagado su voz. El mundo se ha quedado
en silencio y a oscuras. María y las
mujeres no apartan de Jesús la mirada del corazón. María y las mujeres están a
la espera.
Jesús, me postro
ante tu cruz. En ella veo a todos los crucificados de este mundo: los que
sufren violencia, los que están empobrecidos, deshumanizados, los que padecen
enfermedades incurables, soledad, abandono, marginación. Dame valentía y
creatividad para trabajar por un mundo más humano. Abre mi vida a la ternura
entrañable, a la solidaridad compasiva.
SÁBADO
SANTO: EL AMOR SIEMPRE ESPERA
"Jesús
yace en su tumba y los apóstoles creen que todo se acabó. Todo el día del
sábado su cuerpo descansa en el sepulcro Pero su madre, María, se acuerda de lo
que dijo su Hijo: "Al tercer día resucitaré". Los Apóstoles van llegando a
su lado, y Ella les consuela. "
"El
Sábado santo es un día de luto inmenso, de silencio y de espera vigilante de la
Resurrección. La Iglesia en particular recuerda el dolor, la valentía y la
esperanza de la Virgen María. "Ella representa la angustia de una Madre
que tiene entre sus brazos a su Hijo muerto, pero no se puede olvidar en este
momento ella es la única que conserva en su corazón las palabras del anciano Simeón,
que si bien él profetizó que Cristo sería signo de contradicción y una espada
le traspasaría el alma, también indicó que Jesús sería signo de resurrección.
Lo
que los discípulos habían olvidado, María lo conservaba en el corazón: la
profecía de la resurrección al tercer día. Y María esperó hasta el tercer día.