LECTIO DIVINA - S. SANTISIMA TRINIDAD. 16 de junio

S. SANTISIMA TRINIDAD.  16 de junio
   
Hablar de la Santísima Trinidad es hacer referencia a la ‘comunidad modelo’ para todas las generaciones, pues en Ella reina un clima de unión, de comunión y de fidelidad


ORACION INICIAL


Dios Trinidad, Dios de amor y ternura,
Dios UNO en el amor, Dios infinito y eterno,
Dios cercano y amigo,
Tú que te has revelado para que te conociéramos
y tuviéramos vida en ti,
haz que experimentemos tu acción en nosotros.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
Por los siglos de los siglos. Amen

TEXTO BÍBLICO Jn. 16,12-15

“Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues no hablará por cuenta propia, sino que hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir. Él me glorificará, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que recibirá y tomará de lo mío y os lo anunciará”

LECTURA

En pocos versículos el autor del cuarto evangelio nos presenta y nos pone en estrecha rela-ción a las tres personas de la Trinidad, fiesta litúrgica que celebramos en este domingo. Es-tamos dentro del núcleo de las enseñanzas de Jesús durante la última Cena.

Es mucho lo que Jesús tiene que decir para preparar a sus discípulos ante los acontecimientos traumáticos que se les presentan. El Espíritu Santo sigue siendo su centro de atención. En este caso, Jesús enseña que el papel del Espíritu Santo es revelarles la verdad de Dios, guiarlos hasta toda la verdad y hacerles saber las cosas que van a suceder.

Jesús podría haberles explicado a sus discípulos más cosas sobre lo que iba a suceder, pero sabe que no podrían recibir más. Por eso opta por ofrecerles algunos retazos de la obra del Espíritu Santo.
Después de la resurrección de Jesús, el Espíritu Santo ayudará a los discípulos a entender lo que necesitan saber para vivir en relación con Dios y les concederá el poder que necesitan para llevarlo a cabo.
Jesús explica algo más sobre la relación existente entre el Espíritu Santo, el Padre y él mismo. El Espíritu Santo nos conduce y ayuda a entender y a ver la verdad respecto a Dios. De este modo da gloria al Padre y al Hijo. Los tres miembros de la Santísima Trinidad son un solo Dios en unidad plena
La Trinidad es misterio de amor. Por amor Dios Padre creó el mundo, la naturaleza y el hom-bre. Por amor, Dios lo redimió a través de su Hijo Jesucristo. Por amor, Dios continúa asis-tiéndonos con la fuerza de su Espíritu Santo. Para un cristiano, lo realmente importante no es explicar tanto la Trinidad, sino intentar vivir cómo ella, siempre desde el amor.

MEDITACION      Meditamos con el Papa Francisco

“El camino de la vida cristiana es un camino esencialmente ‘trinitario'” en el que “el Espíritu Santo nos guía a la plena conciencia de las enseñanzas de Cristo, de su Evangelio; y Jesús, a su vez, vino al mundo para hacernos conocer al Padre, para guiarnos a Él, para reconciliarnos con Él”.
Estamos llamados a vivir los unos con los otros, por los otros y en los otros. Esto significa acoger y testimoniar de acuerdo a la belleza del Evangelio; vivir el amor recíproco y hacia todos, compartiendo alegrías y sufrimientos, aprendiendo a pedir y conceder el perdón, valo-rizando los diversos carismas…
Se nos ha confiado la tarea de edificar comunidades eclesiales que sean siempre más familia, capaces de reflejar el esplendor de la Trinidad y de evangelizar no solo con las palabras, sino con la fuerza del amor de Dios que habita en nosotros.

Nos encomendamos a la Virgen María. Que Ella nos guíe de la mano; nos ayude a percibir, en los acontecimientos del mundo, los signos de la presencia de Dios, Padre Hijo y Espíritu Santo; nos conceda amar al Señor Jesús con todo el corazón, para caminar hacia la visión de la Trinidad, meta maravillosa a la cual tiende nuestra vida. Pidámosle que ayude a la Iglesia a ser misterio de comunión y comunidad acogedora, donde toda persona, especialmente pobre y marginada, pueda encontrar acogida y sentirse hija de Dios, querida y amada”.

ORACION
Te doy gracias Padre por tu inmenso amor;
porque entregaste a tu propio Hijo para darnos la vida.
Quiero confiar en  la salvación que me trae Jesús,
dejarme tomar por su vida y permitirle que ilumine
todo mi ser  y toda mi existencia para liberarla
de la oscuridad y de la muerte  con el poder del Espíritu Santo

CONTEMPLACIÓN

Jesús invita a sus seguidores a relacionarse de manera confiada con Dios Padre, a seguir fielmente sus pasos de Hijo de Dios encarnado, y a dejarnos guiar y alentar por el Espíritu Santo. Nos enseña así a abrirnos al misterio santo de Dios.

Jesús invita a sus seguidores a vivir como hijos e hijas de un Dios cercano, bueno y entraña-ble, al que todos podemos invocar como Padre. Lo que caracteriza a este Padre es su bondad y su compasión infinita. Nadie está solo. Todos tenemos un Dios Padre que nos comprende, nos quiere y nos perdona como nadie.

Jesús nos descubre que este Padre tiene un proyecto nacido de su corazón: construir con todos sus hijos e hijas un mundo más humano y fraterno, más justo y solidario. Jesús lo lla-ma “reino de Dios” e invita a todos a entrar en ese proyecto del Padre, buscando una vida más justa y digna para todos, empezando por sus hijos más pobres, indefensos y necesitados del gran proyecto de la Trinidad santa.

Con su grupo de seguidores, Jesús quiere formar una familia nueva donde todos bus-quen “cumplir la voluntad del Padre”. Ésta es la herencia que quiere dejar en la tierra: un mo-vimiento de hermanos y hermanas al servicio de los más pequeños y desvalidos. Esa familia será símbolo y germen del nuevo mundo querido por el Padre.

Para esto necesitan acoger al Espíritu que alienta al Padre y a su Hijo Jesús. Éste Espíritu es el amor de Dios, el aliento que comparten el Padre y su Hijo Jesús, la fuerza, el impulso y la energía vital que hará de los seguidores de Jesús sus testigos y colaboradores al servicio del gran proyecto de la Trinidad santa.

ACCION

El misterio de la Trinidad abraza toda nuestra vida y todo nuestro ser cristiano. Lo recordamos, por ejemplo, cada vez que hacemos la señal de la cruz.
•    Al inicio de tus acciones durante esta semana di: “En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”, recordando el misterio de la Santísima Trinidad.
En el bautismo fuimos escogidos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
•    Toma conciencia de lo que ha significado y significa el bautismo en tu vida y agradé-celo.
Da gracias por el amor que Dios te tiene y por haberte concedido el don del Espíritu Santo. Pídele ayuda para saber apreciar este amor con mayor profundidad y comparte este amor con quienes te rodean.
•    Como María protege a las personas que se acercan a ti, especialmente si está margi-nada, necesita compañía… o cualquier otra necesidad para que se sienta hija amada de Dios.