SU CRUZ Y MI CRUZ
La
cruz de Cristo no era sólo el leño que llevó a cuestas y en el que murió. La
cruz de Jesús fue, junto a ésa, el dolor de la soledad, las injusticias que
sufrió, los insultos que recibió... Los de aquel momento y los de toda la historia.
El dolor que siente por lo que yo he hecho mal hoy contra otra persona, o
contra mí mismo o contra Él. Esa es su cruz. Por eso yo soy RESPONSABLE DE LA
CRUZ DE JESÚS.
Y mi
cruz de cada día, la que tengo que cargar para seguirle, no es un leño de madera.
Mi cruz es el dolor de la enfermedad, las injusticias que sufro, el cansancio
en el trabajo, el dolor que me supone luchar contra la pereza, el esfuerzo por
ser generoso -porque me cuesta dar mis cosas-. Mi Cruz es trabajar bien cuando
no tengo ganas. Y saber pisotearme y obedecer cuando no quiero, y...
Mi
cruz es el DOLOR QUE SUPONE A VECES ACTUAR DE ACUERDO CON EL AMAR A DIOS, CON
EL AMAR A LOS DEMÁS -más que a mí mismo- y CON EL AMARME BIEN A Mí MISMO ¿para
perfeccionarme y no destruirme?.
Durante
esta cuaresma, Señor, quiero cargar mi cruz de cada día porque quiero seguirte.
¡Que sea generoso, Dios mío!