Evangelio
4ª Semana de Pascua
Lunes,
23 de abril
Juan 10,1-10 "Yo soy la puerta: quien entra por mí,
se salvará"
Estas
palabras del Evangelio nos dan la oportunidad de poder pensar en Jesús que,
como Buen Pastor, es la Puerta por la cual entran al corral las ovejas
(nosotros).
Es un
dato curioso poder detenernos en este aspecto de la Puerta del corral. Las
ovejas pasan por ella y solo el verdadero Pastor puede entrar. El que no es
Pastor, tiene que saltar y entrar por otro lado. Pero las ovejas no lo van a
escuchar ni le van a hacer caso. Solo se dejan conducir por la voz del Pastor y
pasan a través de la Puerta.
Hoy
pensemos, recemos y contemplemos a Jesús como Puerta de la Iglesia y de nuestra
vida. Si Jesucristo es Puerta, quiere decir que es el único lugar por el cual
podemos entrar. Y sabemos que todo lo que viene de Jesús es Vida. Por tanto si
queremos Vida Eterna, hay que pasar por Jesús.
Martes, 24 de abril
Juan 10,22-30 "Las obras que yo hago
en nombre de mi Padre, ésas dan testimonio de mí"
En el
Evangelio de hoy la revelación de Jesús llega a su mayor profundidad en la
fiesta de la Dedicación del Templo; no solo Jesús es la puerta y el pastor, no
solo está mostrando ser el enviado de Dios por las obras que hace, sino que su
relación con el Padre Dios es de una misteriosa identificación: “El Padre y Yo
somos uno”. Jesús no sólo es el Mesías sino que se presenta como hijo del Padre
Dios. Esto era intolerable para los judíos. Por eso lo trataban de blasfemo e
intentaban apedrearlo. Pero Jesús tenía que revelar su identidad más profunda,
no quería negarla, no quería ocultarnos su verdad. El es un verdadero ser
humano pero también es el Hijo eterno del Padre. Nosotros no dejamos que Jesús
sostenga nuestra vida porque es un gran ser humano, sino porque es el mismo
Dios hecho hombre. Por eso puede ser el Señor de nuestras vidas; y nos conoce más que nadie. Cuando habla de
sus ovejas, Jesús dice. Yo las conozco. Y nadie sabe mejor que Él lo que
necesitamos.
Miércoles, 25 de abril San Marcos, Evangelista (F)
Mc 16,15-20 "Id al mundo entero y proclamad el
Evangelio a toda la creación"
Hoy
celebramos, como comunidad, la memoria de san Marcos. El relato que leemos este
día forma parte del final del evangelio de Marcos, cuando Jesús resucitado envía
a sus apóstoles a proclamar la Buena Noticia a toda la humanidad, luego de un
intenso proceso de conversión y de apertura total a la fe por parte de sus
discípulos. Marcos insiste en la madurez de la fe, ya que sin ella no es
posible acoger plenamente el evangelio; la fe es necesaria para poder salvarse.
Para
nosotros, miembros de la comunidad de los bautizados, el evangelio de hoy nos
invita a una renovada opción por el anuncio de Jesús que nace de verdad en la genuina
conversión.
Casi
en vísperas de la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, pidamos al
Señor que a quienes se sienten atraídos
por Jesús con su novedad, les encienda el deseo de ser de Él para el bien de
los hermanos. Que San Marcos, con su Evangelio y su vida nos anime hoy a dar una
respuesta generosa y renovada.
JUEVES, 26 DE ABRIL
Juan 13,16-20: "El que recibe a mi enviado, me recibe
a mí"
La
Palabra de Dios, nos lleva al momento de la última cena. Después del lavatorio
de los pies, Jesús explica lo que había realizado, les habla a los discípulos,
afirmándoles, que el siervo no puede ser más que su señor y el enviado más que
quién lo envía. Ser discípulo de Jesús, seguir sus huellas, es don y tarea, es
una gracia que nos viene de lo alto y también una camino, un estilo de vida que
estamos llamados a vivir. Así como Él se arrodilló ante los discípulos y se
abajó hasta nosotros, nosotros estamos llamados a abajarnos y arrodillarnos
ante los hermanos, reconociéndonos hijos amados y por tanto también hermanos
entre nosotros. El servicio, la fraternidad, la humildad, tendrían que ser las
características más sobresalientes de todos aquellos que queremos seguir a
Jesús, en primer lugar porque, Él nos dejo su ejemplo, dando la vida, y además
porque Él mismo no los deja como tarea. Danos
Señor un corazón grande para amar, danos un corazón humilde para servir
siguiendo tu ejemplo.
Viernes, 27 de abril Santo Toribio de Mogrovejo
Mateo 9,35-38: "La cosecha es
abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que
envíe trabajadores para la cosecha."
Celebramos
hoy la Fiesta de Santo Toribio de Mogrovejo, Patrono de todo el episcopado latinoamericano.
La Palabra que leemos nos revela a Jesús recorriendo todas las ciudades y
pueblos, sanando, curando, teniendo compasión de su pueblo, porque estaban como
ovejas sin Pastor. Santo Toribio, gran Obispo,
Misionero, Santo y sacrificado, entregando toda su vida en favor de aquellos
que vivían en las tierras del Perú, es uno de aquellos que continuaron la obra
de Jesús. Su testimonio, nos invita también a nosotros a llevar la vida del
resucitado, a todos nuestros ámbitos, así como también a tantos lugares donde
Él necesite llegar.
Invitados
por Jesús a pedir al dueño de los sembrados que envíe obreros a su Mies, porque
la cosecha es abundante, escuchemos, con corazón generoso, la voz de nuestro
buen Pastor resucitado, que nos llama también a nosotros, como lo hizo con
Toribio, para llevar la Vida abundante a los hermanos.
Sábado, 28 de abril
Juan 14,7-14 "El que cree en mí,
también él hará las obras que yo hago, y aun mayores"
¿Hace
tanto tiempo que estoy con ustedes y no me conocen todavía? Esa pregunta, que
Jesús, le hace a Felipe, también es para nosotros. ¿Conocemos realmente a
Jesús?
Es
fundamental dejarnos sorprender por Él, por su Ternura y su Misericordia. Y
dejarnos sorprender por los lugares, muchas veces insólitos e impensados en los
que Dios habita y se manifiesta. Nosotros,
que quizás nos acostumbramos a Dios, necesitamos volver a dejarnos sorprender
por la novedad del Evangelio y dejarnos invadir en nuestra intimidad por Jesús
y su Espíritu. ¡Tenemos que hacer el esfuerzo de volver a conocer a Jesús! y
retomar las verdades fundamentales: Jesús es Camino, Verdad y Vida. Camino porque somos nosotros quienes lo
seguimos a Él y no al revés. Convertirnos es hacer nuestro el mismo estilo de
vida de Jesús de Nazaret. Verdad que no
se deja manipular, que no se tergiversa. Vida que sólo Jesús puede darnos. La
Vida de Jesús es Vida Eterna, es Vida verdadera, es Vida que da sentido y nos
renueva y nos hace libres de veras para poder hacer que nuestra vida sea existir
para los demás.
Domingo 29 de abril : (5º de Pascua)
Juan 15,1-8: “Yo soy la vid verdadera y mi
Padre es el viñador…”
Jesús
se autorevela como la Vid Verdadera, y el Padre como Viñador, como quién cuida
y hace posible que podamos dar fruto abundante. La vid verdadera es el Señor,
nosotros los sarmientos, llamados a permanecer unidos a la vid, para poder dar
fruto. Al igual que el sarmiento no puede dar fruto sin estar unido a la Vid,
tampoco nosotros podemos hacer nada sin estar unidos a Jesús. Nuestra tarea
será entonces, permanecer, estar
unidos a Jesús, dejarnos podar, dejar que el Viñador, nuestro Padre del cielo,
nos vaya dando forma y haciendo fecundos.
Nos
cuesta permanecer, esperar los frutos, incluso que nos cuesta aceptar que nos poden...porque
queremos producir, porque somos ansiosos, porque muchas veces nos la creemos y
pensamos que somos nosotros los que hacemos bien las cosas, orgullosos y a
veces independientes; nos creemos que podemos sin Él, sin Jesús, hacer algo.
Y
Jesús sin embargo, siempre humilde y Fiel, hace posible con su gracia, que los
frutos surjan de los sarmientos que están unidos a la Vid, que seamos fecundos
en Él.