PENTECOSTÉS 20 de mayo
Este domingo la Iglesia celebra de Solemnidad de
Pentecostés. El Tiempo de Pascua nos
adentró en el misterio de la Resurrección del Señor, y nos enfocó en la
centralidad del plan de Salvación: Cristo muerto y resucitado para la Salvación
del mundo. Esta es nuestra alegría y nuestro gozo, sabernos invitados a
salvarnos, teniendo en Cristo el camino perfecto de imitación.
Un tiempo litúrgico culmina, pero no ocurre lo mismo con
nuestro compromiso adquirido en la noche de la Vigilia Pascual, en el que renacimos
y nos configuramos verdaderos discípulos de Cristo. Con Pentecostés vemos
confirmada la presencia del Señor en su Pueblo de una forma muy particular.
Al llegar Jesús, los saludó diciendo “La Paz este con
ustedes”. El Resucitado viene a sus discípulos a darles nueva vida, es la
gracia de la Paz que comunica una inmensa alegría; la del encuentro de Dios y
el hombre. Jesús al llegar al cenáculo, lleva lo que faltaba en ese momento la Paz, y lo hace con su presencia.
Los signos del resucitado son visibles, en sus manos y en
su pecho aún están las marcas de los dolores de su crucifixión. La alegría de
los discípulos es la de saber presente al Señor en medio de ellos, es la
alegría de confirmar las palabras y la resurrección del Señor. Y Jesús vuelve a
repetir el saludo de la Paz. Y luego añadió “Como el Padre me envió, así yo los
envío a ustedes”, y diciendo esto sopló sobre ellos.
La presencia y el encuentro del Señor con sus discípulos
confirma el mandato misionero, este es el momento de salir, las puertas del
cenáculo debe abrirse para ir a anunciar la Buena Noticia; Jesús muerto y
resucitado nos llama e introduce en una nueva vida. Jesús comunica y trasporta la esencia de la
comunión divina a sus discípulos, a través de los carismas, dones y frutos que
nacen del Espíritu Santo. Para los discípulos en ese momento recibir el
Espíritu, significo fuerzas para cumplir con el envío misionero de Jesús.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO:
Dios
Espíritu Santo,
Tú
que eres la promesa que nos hizo el Señor Jesús,
que
Él nos enviaría a otro defensor, para que
nos
recordara todo lo que Él hizo y dijo;
Tú
que transformaste la vida de los discípulos,
y los
impulsaste a la misión, llenándolos de coraje,
valentía
y sabiduría, ven hoy, nuevamente a nosotros,
y así
como actuaste aquella vez, hoy nuevamente,
ven y
llénanos de ti, para que podamos dar testimonio de ti,
anunciando
que Jesús es nuestro Dios y Señor,
y que
solo en Él y por Él tenemos la vida.
Ven,
Espíritu Santo, y haz nuevas todas las cosas,
llenándonos
de ti. Amén
LECTURA TEXTO
BIBLICO para reflexionar y orar : Juan
20, 19-23
La
comunidad que surgió de los primeros testigos de la Resurrección de Jesús, fue
obra del mismo Espíritu de Dios que, al resucitar a Jesús de entre los muertos,
iluminó la mente de sus discípulos y comenzaron a comprender en profundidad
toda la obra de Jesús.
El
Espíritu Santo ha asumido la misión de conducirnos al conocimiento de la verdad
plena a lo largo de todos los tiempos. Escuchemos.
“Al atardecer de aquel día, el primero de la
semana, estaban los discípulos con las puertas bien cerradas, por miedo a los
judíos. Llegó Jesús, se colocó en medio y les dice: La paz esté con ustedes. Después
de decir esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron
al ver al Señor. Jesús repitió: La paz esté con ustedes. Como el Padre me
envió, así yo los envío a ustedes. Al decirles esto, sopló sobre ellos y
añadió: Reciban el Espíritu Santo. A quienes les perdonen los pecados les quedarán
perdonados; a quienes se los retengan les quedarán retenidos”.
LECTURA:
¿Qué dice el texto?
El
Evangelio que nos propone la liturgia para este domingo es del evangelista San
Juan, donde encontramos el relato de la venida del Espíritu Santo.
Nos
dice la palabra que se trataba del primer día de la semana; el domingo, y ocurre en el lugar donde solían encontrarse
los discípulos de Jesús. Esta casa era llamada el “Cenáculo”, ubicada en la
ciudad de Jerusalén, allí también se llevó a cabo la última cena de Jesús con
sus apóstoles. Luego de la muerte de Jesús esta casa pasó a ser el lugar de
encuentro y oración de los discípulos, y también un lugar de protección ante
los judíos y autoridades del pueblo.
Jesús
se presenta como mensajero de Paz, llamando a sus discípulos a salir a anunciarlo,
infundiendo el Espíritu Santo en cada uno de ellos.
Preguntas para la lectura:
· ¿Qué día y en qué tiempo se presentó
Jesús a sus discípulos?
· ¿Por qué los discípulos estaban
reunidos a puerta cerrada?
· ¿Cómo les saluda Jesús? ¿Cómo
reaccionan los discípulos?
· ¿De qué manera y para qué Jesús les
comunica el don del Espíritu?
· ¿Qué poder les otorga Jesús a sus
discípulos?
MEDITACION: ¿Qué me o nos dice Dios en el texto?
Hagámonos unas preguntas para profundizar más en esta Palabra de
Salvación:
Reflexionando
sobre este momento particular que estoy viviendo,
Las
puertas de mi corazón, ¿están cerradas al igual que las del Cenáculo?
Cuando
cierro las puertas, ¿es por seguridad o para no sentirme molestado por otro?
¿Mis
puertas están cerradas para hablar de Dios a los demás?
¿Entiendo
que es Cristo nuestra verdadera Paz?
El
encuentro con Jesús nos llena de alegría ¿Soy motivo de alegría para los demás?
¿En
mi familia? ¿Y en mi comunidad?
El
Señor de la Paz me envía para anunciarlo, ¿cómo y con qué ánimo lo hago?
¿Comprendo
que también yo como discípulo del Señor soy constructor de la Paz?
Como
bautizados también hemos recibido el Espíritu Santo.
¿Qué
significa para mí esta presencia tan particular de Dios en mí vida?
¿Entiendo
que soy templo del Espíritu Santo?
¿Le
pido que me guíe y asista en cada momento para hacer su voluntad?
¿En
qué dones pediría hoy al Señor que me fortalezca?
Luego de un tiempo de meditación personal, compartimos con
sencillez nuestra reflexión, lo que el texto ME dice a mi propia realidad y
situación personal.
ORA (Qué le digo al Señor)
Ven, Espíritu divino, - manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre; - don en tus dones espléndido;
luz que penetras las almas; - fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma, - descanso de nuestros
esfuerzo,
tregua en el duro trabajo, - brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas - y reconforta en los
duelos.
Ven, Espíritu enviado por el Padre, - en nombre de Jesús,
el Hijo amado;
haz una y santa a la Iglesia - para las nupcias eternas
del cielo.
CONTEMPLA:
Contempla: al Espíritu descendiendo sobre los
apóstoles y la Virgen María en Pentecostés: viento, fuego, Palabra;
Siente que desciende sobre ti, para quemar
el pecado, remover la pereza, animarte a vivir según el Espíritu, el Amor.
También
hoy puede ser Pentecostés. El Señor Jesús, que derramó sus Espíritu sobre nosotros
el día de nuestro bautismo, no deja de renovar ese don para que podamos
continuar la misión que él mismo recibió del Padre.
ACTÚA : ¿A qué me o nos comprometemos con Dios?
Volver
a leer detenidamente las lecturas. Hoy el Señor nos invita a ser constructores
de la Paz, y a perdonar para ser perdonados. La Paz y la Reconciliación van de
la mano; la primera suele ser el resultado de la segunda. Por lo tanto si hay
alguna persona con la cual reconciliarme, es el momento de acércame a ella,
para perdonar o ser perdonado.
En el
grupo, nos comprometemos a ser comunidad como en el cenáculo, imitando el
primer Pentecostés. Inundados del Espíritu Santo, y de la Paz de Cristo
resucitado cumpliendo su mandato misionero. Pensamos en algún centro de salud
también de enfermos o ancianos para visitar en la semana, y llevar “algo” que
represente y comunique a ellos también la llegada del Espíritu Santo.
ORACIÓN FINAL
Padre, en este día nuestra oración, es
alabanza y súplica.
Alabanza porque inundas la Iglesia y
el mundo con tu Espíritu;
y súplica porque nosotros lo necesitamos
desesperadamente.
Perdona, Señor, nuestra cobardía y
danos la fuerza de tu Espíritu
para anunciar hoy a Cristo como
esperanza de la humanidad
y verdad que vence la mentira, como
paz y libertad
que fundamentan la dignidad humana,
como vida que supera la muerte, el
desamor y la opresión,
como amor y fraternidad que derrotan
al odio y la violencia,
como única liberación, capaz de crear
personas libres que aman.
¡Ven Espíritu divino!
Llena los corazones de tus fieles
y enciende en ellos el fuego perenne
de tu amor. Amén.