7ª SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO 21-17 de mayo

7ª SEMANA DEL  TIEMPO ORDINARIO                        21-17 de mayo



Lunes 21 de mayo         María Madre de la Iglesia   Solemnidad
Juan 19,25-27: Junto a la cruz de Jesús estaban su madre. … Jesús, al ver a su madre, y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre:  «Mujer, ahí tienes a tu hijo». Luego dijo al discípulo:  «Ahí tienes a tu madre». Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa”. 

La Madre, que estaba junto a la cruz, aceptó el testamento de amor de su Hijo y acogió a todos los hombres, representados en el discípulo amado, como hijos para regenerar a la vida divina, convirtiéndose en amorosa madre de la Iglesia que Cristo ha engendrado en la cruz. A su vez, en el discípulo amado, Cristo elige a todos los discípulos como herederos de su amor hacia la Madre, confiándosela para que la recibieran con afecto filial. María, guía solícita de la Iglesia naciente, inició la propia misión materna ya en el cenáculo, orando con los Apóstoles en espera de la venida del Espíritu Santo. 
El Papa Francisco ha establecido esta celebración «considerando la importancia del misterio de la maternidad espiritual de María, que desde la espera del Espíritu en Pentecostés, no ha dejado jamás de cuidar maternalmente de la Iglesia, peregrina en el tiempo»
Esta celebración nos ayudará a recordar que el crecimiento de la vida cristiana, debe fundamentarse en el misterio de la Cruz, en la ofrenda de Cristo en el banquete eucarístico, y en la Virgen oferente, Madre del Redentor y de los redimidos.

Martes 22 de mayo  Santa Rita de Casia    (ML)
Marcos 9,30-37: ¿Quién es el más grande? Y la mayor grandeza Jesús la explica tomando como ejemplo  un niño, diciendo que de los que son como niños es el reino de los cielos. 

Todos deseamos ser valorados y reconocidos de alguna manera. Pero para los discípulos este deseo normal se había convertido en una obsesión. Discutían sobre quién de ellos era más importante. Jesús no les reprochó esa debilidad, porque sabía que nos cuesta mucho mantener el corazón humilde y desprendido. Pero intentó mostrarles que la mayor grandeza es el servicio, como diciéndoles: "si de veras quieren ser grandes y destacarse, lo único que realmente vale es el servicio humilde. Lo más bello es hacerse el último para servir a los otros". Jesús quiere estar unido a los pequeños, a los últimos, a los que se hacen como niños. Tomar la apariencia de un niño y renunciar a las grandezas, permite que Jesús se haga especialmente presente en nosotros. Entonces sí, con él, somos grandes.

Miércoles 23 de mayo 
Marcos 9,38-40: El que no está contra nosotros está con nosotros.

 A los discípulos, que caminan junto a Jesús, les cuesta entender y vivir la vida que Él propone, les cuesta aceptar y entender que el Espíritu de Jesús sopla como y donde quiere, es por eso que prohíben a otros, que no son del grupo, hacer lo mismo que ellos hacen, les cuesta entender que Dios obra de muchos modos y por encima de sus parámetros. Jesús: “El que no está contra nosotros, está con nosotros”. 
Después de tantos siglos nos sigue pasando lo mismo, seguimos siendo celosos, nos cuesta entender el obrar de Dios. Cuánto tiempo y situaciones perdidas en enfrentamientos, en querer o pensar muchas veces ser los únicos que hacen las cosas bien, que los demás no pueden porque “no son de los nuestros”. Cuántas realidades en nuestras comunidades y en cambiarían, si nos dejáramos formar por el Espíritu de Jesús, mirando y agradeciendo todo lo que Él obra por fuera de nuestros grupos o instituciones, y si descubriéndonos hermanos, nos dispusiéramos a trabajar en comunión.  Danos Señor un corazón humilde y fraterno que no sea celoso ni posesivo de tu amor, sino generoso y servicial. 

Jueves 24 de mayo:    María Auxilio de los Cristianos   (ML)
Marcos 9,41-50: La sal es buena, pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué se lo devolverán? Tengan sal en ustedes y vivan en paz unos con otros.
Con un lenguaje un poco duro, Jesús nos habla de una prioridad: nada hay que anteponer a la venida del Reino Dios y a su crecimiento".
Son valiosos y necesarios nuestros miembros, pero el Señor nos recuerda que tenemos que estar dispuestos a dejarnos podar, dispuestos a renunciar, dispuestos a dejarnos arrancar todas aquellas cosas que nos separan de Dios. Si tenemos el corazón en Jesús, nuestra fe será fuerte y madura, por lo tanto estaremos dispuestos para la valentía de la poda y así vivir esta exigencia del Reino.
Cuando el texto habla de la sal,  está hablando de la coherencia, invitándonos a pensar que cuando somos cristianos insípidos, no somos cristianos en serio. Cuando Jesús dice "Que haya sal entre ustedes", está diciéndonos que "haya coherencia, convicción y vida cristiana en serio entre ustedes".
 Pidámosle a Jesús que nos ayude a entrar en su Reino, quizás sin algún miembro pero entrar verdaderamente convertidos, dejándonos podar, sabiendo que la poda de Jesús es siempre desde el amor, y por lo tanto, es una poda fecunda y para el bien.

Viernes 25 de mayo 
Marcos 10,1-12: Que el hombre no separe lo que Dios ha unido".

El Señor, aquí, como en todo el Evangelio, apunta a la trascendencia a la que estamos llamados. No se queda en el episodio mezquino y puntual que le plantean los fariseos.
Él ha venido para que tengamos vida; para dárnosla en abundancia. Y  la tendremos a su lado; sólo si hacemos lo que Él nos dice. Él no nos obliga. Nosotros tenemos que escoger. Escogemos la vida o escogemos la muerte. Recogemos con Él, o desparramamos. Vamos por la Luz, con Él o caminamos por las sombras... Es nuestra decisión, tanto en este aspecto referido al matrimonio, como en cualquier otro. La respuesta de Jesús es clara: en el principio no era así, ese no es el plan de Dios, que la gente se divorcie, se separe, al contrario, busca que nos llevemos bien, que haya unidad. La regla general, y la belleza del sacramento del matrimonio es el amor entre los esposos, esa unidad que se da porque está Jesús en medio de ellos.  Qué difícil es, con las realidades cambiantes que vivimos, ese "para siempre" que se pronuncia en la celebración del matrimonio. Pero con la ayuda de Dios, con su fortaleza, con su gracia todo es posible. Siempre somos débiles, caemos, podemos llegar a ser infieles pero cuando está Dios presente, es todo más fácil, Él nos da la fortaleza necesaria.  
Recemos juntos por los matrimonios, por esta decisión valiente de decirle ‘Sí de a dos’ a este camino de santidad que Dios regala.

Sábado 26,  de mayo      San Felipe Neri,  (MO)
Marcos 10,13-16: “Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios…” 
El evangelio muestra en muchos pasajes los rasgos de la verdadera Humanidad de Jesús: su mirada indignada cuando advierte la dureza de los corazones, su tristeza ante la falta de fe de sus paisanos, su desaliento ante la doblez de los fariseos, su enfado con los discípulos, etc. Y en un episodio lleno de espontaneidad y viveza, Marcos evoca la actitud del Señor hacia los niños: parece que al evangelista le faltan las palabras  para describir el cariño que les tiene Jesús.
Pero este pasaje encierra una profunda enseñanza: el Reino de los Cielos es de quienes lo reciben como niños, es decir, no como algo merecido sino como un don recibido de Dios Padre. Debemos volver a la humildad, a la necesidad de refugio y abandonar nuestro sentido de omnipotencia y superioridad. Ante el Señor somos niños que buscan su mano para aferrarnos y caminar seguros. De ahí nace la vida de infancia espiritual recomendada por los santos: «Ser pequeño exige creer como creen los niños, amar como aman los niños, abandonarse como se abandonan los niños... rezar como rezan los niños»
 
Domingo 27 de mayo       Solemnidad de la Santísima Trinidad
Mateo 28,16-20: "Yo he recibido todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo lo que yo les he mandado. Y yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo".
Celebramos hoy la fiesta de la Santísima Trinidad. Dios es amor contagioso, amor misericordioso, amor incondicional. Pero para conocer a este Dios familiar y trinitario, debemos experimentarlo en nuestra vida, sacar a Dios del templo y dejar que nos acompañe en lo cotidiano de nuestra vida.
A través del Hijo,  descubrimos que Dios está al lado de todos,  los cercanos, los alejados,… y siente especial debilidad por aquellos que sintiéndose pecadores  piden perdón de corazón.
A través del Espíritu vemos a un Dios que nos ve desesperanzados,  desanimados y viene a socorrernos, a darnos la fuerza necesaria para que sepamos que siempre, en toda circunstancia, estará para darnos apoyo, amor y confianza;  para que nos sintamos en familia, porque en la familia todos somos iguales, todos nos sentimos protegidos, amados, ninguno es más importante, sino que a cada uno se quiere tal como es, no se exigen méritos especiales, ni estudios importantes; si caemos en la cuenta,  Dios siempre escoge a los sencillos, a los humildes, con ellos se lanza a testimoniar la Buena Nueva que es el evangelio.