11º Semana del Tiempo Ordinario
LUNES, 18 DE JUNIO
Mateo 5,38-42 “… por lo tanto sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo”.
Para ser perfectos (santos) es necesario hacer un camino, como discípulos, como seguidores, como llamados a anunciar el Reino de los Cielos. Perfectos para nosotros y para Dios significa ser santos en lo cotidiano. Santos que se animen, a amar a sus enemigos y a rogar por ellos. La invitación de Jesús es a potenciar, a plenificar la antigua ley con la entrega del amor.
Jesús hace una síntesis desde el mandamiento principal: “amar a Dios por sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo”. Si nos animamos a amar como Jesús nos amó, podremos poner la otra mejilla como dice el Señor: “cuando te den una bofetada presenta la otra mejilla, si alguien te pide un juicio por la túnica déjale también el manto. Si alguien te pide caminar un kilometro, camina dos”. Jesús enseña a sus amigos a interrumpir con la no-violencia la espiral de la violencia. Con eso nos demuestra que en realidad la antigua ley se puede plenificar con el amor a los enemigos: “amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores así serán hijos del Padre que está en el Cielo, porque él hace salir el sol sobre buenos y malos, …”.
MARTES, 19 DE JUNIO
Mateo 5,43-48 “Amen a sus enemigos y recen por los que los persiguen”
Jesús continúa analizando la ley antigua y todos los mandamientos. Pero apunta al amor hacia nuestros enemigos. Es natural amar a las personas que nos aman, que se parecen a nosotros … Jesús pide un paso más; pide que ensanchemos nuestro corazón más allá del círculo de nuestros amigos, de nuestros parientes.
Un amor universal, sin fronteras como el amor mismo del Padre es lo que hoy se nos pide. El modelo a seguir es Dios mismo, que ama a todos los hombres porque es padre de todos. Ama a los que no lo aman.Y derrama sus dones sobre todos. Lo que define al discípulo de Jesús es el perdón y el amor a los enemigos. La caridad fraterna adquiere su verdadera fisonomía desde la misericordia, que consiste en la imitación del amor misericordioso de Dios. Ser perfectos, en el sentido que propone Jesús, es ser capaces de llevar hasta el final, hasta las últimas consecuencias el amor que Dios ha depositado en nuestro corazón amando sin ninguna medida, sin ningún límite. Somos amados y perdonados por Dios gratuitamente. Él nos envía para que hagamos nosotros lo mismo con los demás.
MIÉRCOLES, 20 DE JUNIO
Mateo 6,1-6.16-18 “… cuando ores entra en tu aposento, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre que ve lo secreto te recompensará”
Si Jesús muchas veces nos ha invitado a obrar gratuitamente, sin esperar recompensa, en este texto nos invita a la gratuidad total. Hay cosas que son sólo para Dios y para nadie más. Por eso nos dice: No hagas el bien para que te vean los demás, y te feliciten... si das limosna, no lo anuncies, no lo muestres, cuando ores, no te hagas notar, sino ora en la intimidad, cuando ayunes, no te hagas el pobrecito, perfúmate, lávate para que sólo Dios sea el motivo de tu amor, para que se alegre y haga fecundo tu obrar, tu vida, y te recompense.
Es bueno que el Señor nos sacuda un poco en nuestra motivaciones, que nos haga cuestionar el por qué y el motivo de nuestras obras o modo de vida; que nos lleve a preguntarnos si somos buenos para que los demás nos vean y nos pongan “me gusta”, o porque “Él es bueno” y nosotros queremos ser un canto para su Gloria.
Gracias Señor porque nada escapa a tu mirada, porque todo lo que se hace por amor a ti y para tu gloria y aunque nadie lo sepa o lo vea, se hace fecundo. Que siempre busquemos agradarte y que ¡siempre seas el importante! Danos un corazón semejante al tuyo.
JUEVES, 21 DE JUNIO San Luis Gonzaga (MO)
Mateo 6,7-15 “ … ustedes oren diciendo Padre nuestro que estás en los cielos”
El Evangelio nos invita a contemplar la escena bíblica donde Jesús hace algunas recomendaciones a los discípulos: No hagan como los paganos que le dan mil explicaciones a sus dioses para convencerlos que los escuchen. Ustedes: cuando oren, no hablen mucho, como hacen ellos…. Jesús nos enseña que nuestro Padre Dios no necesita que lo convenzamos ni que le demos muchas explicaciones. Nos invita a orar insistentemente, pero cuidando más nuestra actitud interior que nuestras palabras. Al Padre le bastan palabras sencillas, como las que Jesús nos enseñó en el Padre nuestro, en el que comenzamos adorando al Padre y pidiendo la venida de su Reino. Eso es lo esencial. Sólo después le suplicamos por nuestras necesidades básicas: el pan cotidiano, el perdón, la protección de todo mal. Pero hay una condición: que perdonemos a los demás.
Señor, dame la gracia de ser sencillo en mi diálogo contigo, de suplicarte como un niño dejando todo en tus manos con plena confianza. Pero concédeme que, además de pedirte sea capaz de santificar tu nombre, sobre todo, en la misericordia y el perdón
VIERNES, 22 DE JUNIO
Mateo 6,19- 23 “Donde está tu tesoro, allí está tu corazón”
El Evangelio de hoy nos recuerda que allí donde está nuestro tesoro, allí estará también nuestro corazón. Jesús propone vivir el presente, no sumando cosas para el futuro. La preocupación debe ser más bien, acumular otros tesoros. Entregándose al amor y no tanto a la acumulación de bienes materiales, el discípulo confía en la Providencia amorosa del Padre, que no le hará faltar lo indispensable. Dedicarse a acumular es postergar la felicidad. Quien vive para amontonar no disfruta, porque su mirada está siempre en lo que puede llegar a tener después o lo que todavía le falta. Hay tesoros que podemos acumular con nuestras actitudes, que nos hacen felices ahora, como el amor y la generosidad.
Cuando el Señor habla del ojo enfermo o sano, se refiere a la persona egoísta o generosa. Tiene el ojo sano quien mira a los demás con deseos de hacerles el bien. Ese vive en la luz. Si todos tuviéramos una mirada generosa, nadie tendría necesidad de angustiarse por la falta de pan Dice la Biblia que si eres generoso brillará tu luz como la aurora y que quien ama a su hermano permanece en la luz.
SÁBADO, 23 DE JUNIO
Mateo 6,24- 34 “Busquen el reino de Dios y su justicia; lo demás se les dará por añadidura”
Hoy el evangelio nos invita a confiar en la providencia, a abandonarnos en las manos de Dios, a hacer nacer en nosotros una seguridad indestructible que aleja todo temor. Estoy en las manos de Dios, no tengo nada que temer, porque él proveerá por mí.
Tengamos una sola preocupación en la vida, un solo anhelo, una sola tarea: buscar el reino de Dios y su justicia .Es decir buscar hacer la voluntad de Dios, buscar dejar contento a Dios con lo que hacemos. Todo lo demás, todo lo que anhelamos y deseamos, vendrá por añadidura, y vendrá del modo menos pensado y del modo menos imaginado, pero del modo más perfecto, más pleno, más coincidente con lo que de verdad nuestro corazón anhela. Los afanes y preocupaciones de la vida cotidiana deben ser algo secundario en los discípulos, porque el Reino de Dios es lo más importante en su vida. Así es posible vivir la confianza en el Padre que cuida de todos sus hijos.
DOMINGO 24 DE JUNIO Nacimiento de San Juan Bautista (12º durante el año)
Lucas 1,57-66.80: “Cuando llegó el tiempo en que Isabel debía ser madre, dio a luz un hijo. Al enterarse sus vecinos y parientes de la gran misericordia con que Dios la había tratado, se alegraban con ella”.
Hoy con toda la Iglesia celebramos la solemnidad del Nacimiento ‘Juan el Bautista’, un santo grande, el santo que fue el precursor de Jesús y que cierra de alguna manera el Antiguo Testamento. Está puesto en la encrucijada de lo antiguo y de lo nuevo.
San Lucas, al narrar el nacimiento de Juan el Bautista comienza con esta expresión: "cuando llegó el tiempo en que Isabel debía ser madre, dio a luz a un hijo; al enterarse sus vecinos y parientes de la gran misericordia con que Dios la había tratado, se alegraban con ella". Juan es presentado como el signo de la misericordia de Dios con Isabel; es él la causa por la cual todos se alegraban y alababan a Dios por su misericordia. Y desde el momento de su nacimiento, el precursor de Jesús va a ser signo de su misericordia y causa de alegría.
Podemos preguntarnos:¿Quiénes son signos de la misericordia de Dios en nuestra vida? ¿Qué personas sentimos, que de alguna manera, Dios ha puesto en nuestra vida o ha hecho nacer por su misericordia, para alegrarnos? Quizás nos parezca natural que las personas que nos rodean estén, que a lo mejor no llegamos a descubrir en esas personas, que son un signo de la misericordia de Dios para con nosotros....
Y nosotros, ¿para quienes somos signos de misericordia en sus vidas? Que el Señor nos conceda ser signos de la misericordia de Dios, y causa de alegría para todos los que nos rodean.