16º SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO
Lunes 23 de julio
Mateo 12, 38-42 “Esta generación pide un signo, pero no se le
dará otra señal que la de Jonás…”
Los
habitantes de Nínive escucharon la predicación de Jonás que los invitaba a la
conversión. Ese profeta no realizó signos maravillosos para atrapar los
corazones de los ninivitas y convencerlos. Sin embargo, ellos prestaron
atención a esa predicación, se dejaron interpelar. Otra pagana, la Reina del
Sur, se dejó cautivar por las palabras de Salomón, por la sabiduría de su
mensaje, y sin exigir ningún signo portentoso, abrió su mente y su corazón.
Ojalá seamos tan dóciles, tan abiertos y tan honestos para dejarnos convencer
por las palabras del Evangelio. A veces exigimos demasiadas seguridades para
seguir el camino del Señor. Por eso Jesús dice que si nos vieran los habitantes
de Nínive o la Reina del Sur, nos condenarían por nuestra dureza y nuestra
incredulidad.
Señor, toca nuestro corazón con tu gracia
y no peritas que sea indiferente a tu Palabra.
Concédenos que aceptemos tu amor sin exigirte más signos que tu misma
presencia.
Martes 24 de julio San Francisco Solano, religioso (MO)
Mateo 12, 46-50. “Todo el que hace la
voluntad de mi Padre, ese mi hermano, mi hermana y mi madre…”
Jesús
aprovecha una visita de su familia, para mostrar que la fe crea lazos muy intensos.
En el Reino de Dios se rompen las paredes del círculo familiar, para abrirnos a
otros que pasan a ser verdaderamente hermanos. Aunque Jesús amaba y respetaba a
María, abandonó la intimidad de su bella y pequeña familia. Lo hizo para
abrirse a todo el pueblo, pero también a
una nueva comunidad de hermanos y padres espirituales, más grande y variada.
Todos los que tratamos de cumplir la voluntad de Dios estamos conectados por
lazos espirituales, que nos convierten en un único cuerpo. Esto nos invita a
preguntarnos si no vivimos nuestra fe de una manera demasiado individualista.
Quizás necesitamos crecer un poco más en esa convicción interior de ser parte
de una gran familia.
Señor, ayúdanos a descubrir y valorar la
nueva familia que nos regalas, y concédenos que podamos vivir en familia nuestra
relación contigo, y que reconozcamos a los hermanos que nos has regalado.
Miércoles 25 de julio Santiago Apóstol (F)
Mateo 20,20-28 “El que quiera ser grande,
que se haga el servidor de ustedes…”
Jesús
quiere llevar a sus discípulos a tomar conciencia de que está marchando hacia
el final de su vida. Pero los discípulos piensan en la gloria que Jesús alcanzará
y la entienden como un reinado glorioso en la tierra. Por eso Santiago y Juan,
piden un lugar destacado en ese Reino. Jesús les hace notar que compartir su
Reino implica también compartir su pasión y ellos responden que están
dispuestos a acompañarlo en todo. Jesús les hace notar, además, que en la nueva
comunidad, la autoridad será más servicio que gloria.
El
Evangelio de hoy nos invita también a nosotros, a escuchar la pregunta que
Jesús hace a los discípulos:”Están dispuestos a beber el cáliz que yo he de beber? Santiago y Juan contestaron que sí, que
podían beber su cáliz, aunque no entendían lo que eso significaba. Sin embargo,
el amor a Jesús los sostuvo, los
purificó y ellos fueron capaces de renunciar a sus proyectos.
Jesús, ayúdanos a comprender que nuestra
grandeza está en el servicio humilde y desinteresado; libéranos de estar
pendientes de lugares de gloria, para entregarnos a servir a nuestros hermanos con un corazón despojado.
Jueves 26 de julio Santos Joaquín y Ana padres de la Virgen
María (MO)
Mateo 13, 10-17 “Dichosos los ojos de
ustedes, porque ven, y sus oídos, porque oyen!
Jesús
nos habla de los misterios del Reino, que sólo se reciben cuando uno tiene una
actitud de escucha, de interés, de búsqueda. Las parábolas, que usan un
lenguaje figurado, invitan a encontrar un significado y pueden ser
interpretadas solamente por quienes tienen el corazón abierto a la novedad de
Dios. Quien cree saberlo todo, se irá vaciando cada vez más. En este sentido se
comprende que al que no tiene se le quitará aún lo que tiene. Los orgullosos despreciaban
las parábolas de Jesús, considerándolas narraciones para niños. Los sencillos,
en cambio, se dejaban transformar por sus enseñanzas. Jesús alabó al Padre por
este motivo: “por haber ocultado estas
cosas a los sabios y a lo prudentes y haberlos revelado a los pequeños”
Gracias, Señor, por habernos invitado a la
vida nueva de tu Reino. Gracias porque tu amor ha tocado nuestros corazones
para que pudieran abrirse a tu invitación y comprender tus enseñanzas….
Viernes 27de julio
Mateo 13, 18-23 “Escuchen lo que significa la parábola del
sembrador…”
Comprender,
en el lenguaje de la Biblia, no es simplemente una cuestión mental, sino algo
del corazón; es captar lo que algo significa, pero también amarlo, aceptarlo y
gustarlo. Cuando algo llega realmente al corazón, ninguna cosa puede más que
esa convicción. Quien es como una tierra buena, comprende la Palabra porque es
una tierra dispuesta, sin obstáculos, que deja que la semilla eche raíces y las
haga penetrar en lo profundo. Es el corazón que no opone resistencias, que hace
espacio, que se deja cambiar, que se deja tomar. Pero luego hay que perseverar
en esa apertura, perdurar, mantenerse firme. Se trata de no dejarse agobiar por
las dificultades, ni permitir que las seducciones del mundo nos adormezcan. De
otro modo, esa Palabra recibida con alegría, quedará sin fruto en nuestras
vidas.
Señor, tú tienes poder. Rompe nuestras
durezas, quema con tu fuego las espinas que ahogan tu Palabra; convierte nuestro
corazón en tierra buena, para que tu Palabra pueda hacer su obra en nosotros.
Sábado 28 de julio
Mateo 13, 24-30 “Dejen que crezcan juntos trigo y cizaña
hasta la cosecha…”.
Jesús
sembró buena semilla, pero en el mundo hay maldad, corrupción, injusticia. La
semilla del Señor tiene poder, pero nosotros podemos cerrarnos a su acción e
impedir que nos transforme. Jesús sabe bien que su semilla puede caer entre
piedras o espinas. Pero en esta parábola del trigo y de la mala hierba, Jesús
agrega algo más. Hay quienes están tomados por las fuerzas del mal, enfermos
por la maldad o el egoísmo, que están sembrando mala semilla. Sin embargo, nos
pide mucha paciencia y tolerancia, porque queriendo arrancar las cosas malas,
se corre el riego de destruir lo bueno.
En lugar de empeñarnos en arrancar de golpe todo lo malo, es mejor que sigamos
sembrando el bien.
Señor, danos entusiasmo para llevar tu
palabra y una gran confianza en el poder del bien, para que no se apoderen de nosotros
los deseos de destrucción y que nos empeñemos en luchar con las armas del amor.
Domingo 29 de julio (17 durante el año)
Juan 6, 1-15: “Hay un
muchacho que tiene cinco panes y dos peces”.
Jesús
estimula a sus discípulos, para que sean pastores sensibles y generosos. Por
eso les pregunta: ¿dónde compraremos pan para darle de comer
a toda esta gente?
Un niño le ofrece sus cinco panes a través de los apóstoles, y ese gesto de
generosidad es suficiente para que Jesús pueda hacer el prodigio.
Qué
hermoso es saber, con la certeza del corazón, que cuando nos entregamos y
ofrecemos lo poco que tenemos, Dio no deja de hacer su obra. Cuando nos tienta el
egoísmo y la indiferencia, Dios nos invita a ofrecernos. Él quiso necesitar
nuestros pequeños panes, nuestro tiempo, nuestro afecto… Porque Dios quiso
actuar en nuestra historia a través de instrumentos humanos. ¿Cuáles son
nuestros cinco panes? ¿Cuáles son esos pequeños dones nuestros para que otros
sean más felices, y para que Jesús haga un nuevo milagro?
Señor, que regalas tu dones en abundancia,
toca nuestros corazones para que nunca dejemos a los pobres sin el pan que
necesitan para vivir.