21º DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO ciclo B
Las palabras de Jesús han provocado una “crisis” en el discipulado. Muchos abandonan, y también los más cercanos racionalizan el discurso: “Este modo de hablar es duro: ¿quién puede hacerle caso?” Entender, lo han entendido, pero otra cosa es ponerlo en práctica, entrar en el lenguaje eucarístico, dejarse alcanzar por él, dejar que la Palabra y el Alimento nos hagan servidores de los demás … eso es otra cosa … “El Espíritu es quien da vida … Las palabras que os he dicho son espíritu y vida”. Sólo a través del Espíritu, la Palabra y el Alimento, se convierten en vida, en fuerza transformadora. Para el razonador las palabras de Jesús son “inaceptables”. “¿También ustedes quieren marcharse?
Jesús está dispuesto a quedarse sólo antes que pactar, antes que rebajar, antes que poner condiciones… el compromiso no acepta condiciones. “No pretendo entender para creer, sino que creo para entender”, dice San Anselmo y San Agustín aconseja: “¡Si no has entendido, cree!”. La clave está en creer y a través de una fe confiada, en la relación amorosa de fe, se comprende, se entiende que Dios no piense como nosotros; “nosotros creemos y sabemos que tu eres el Santo de Dios”. La fe se alimenta y consolida en esa relación personal con Jesús el Cristo ¿A quién vamos a acudir? No es cuestión de argumentos, es el amor que nos permite “saber” y “entender”.
ORACIÓN INICIAL
Invocación al Espíritu Santo:
Ven Espíritu Santo,
Ven a nuestra vida,
a nuestros corazones,
a nuestras conciencias.
Mueve nuestra inteligencia y nuestra voluntad
para entender lo que el Padre quiere decirnos
a través de su Hijo Jesús, el Cristo.
Que tu Palabra llegue a toda nuestra vida
y se haga vida en nosotros.
PALABRA (Jn 6, 60-69). El discurso de Jesús sobre “el pan de vida” suscita crisis entre sus seguidores. Es necesario optar por seguir o abandonarle.
“Después de oírlo, muchos de sus discípulos decían: “¡Es duro este lenguaje! ¿Quién puede escucharlo?”. Jesús, sabiendo lo que sus discípulos murmuraban, les dijo: “¿Esto los escandaliza? ¿Qué pasará, entonces, cuando vean al Hijo del hombre subir donde estaba antes? El Espíritu es el que da Vida, la carne de nada sirve. Las palabras que les dije son Espíritu y Vida. Pero hay entre ustedes algunos que no creen”. En efecto, Jesús sabía desde el primer momento quiénes eran los que no creían y quién era el que lo iba a entregar. Y agregó: “Por eso les he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede”. Desde ese momento, muchos de sus discípulos se alejaron de él y dejaron de acompañarlo. Jesús preguntó entonces a los Doce: “¿También ustedes quieren irse?”. Simón Pedro le respondió: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de Vida eterna. Nosotros hemos creído y sabemos que eres el Santo de Dios”.
LECTURA: ¿Qué dice el texto?
Hoy leemos el tramo final del cap. 6º del evangelio de S. Juan, sobre el discurso del “pan de vida” y que termina con una pregunta de Jesús a sus discípulos y la confesión de fe de Pedro.
La vida cristiana es una OPCIÓN. Porque somos libres podemos elegir abandonar o permanecer con Jesucristo, de la misma manera que lo hicieron los que estaban presentes escuchando sus palabras. Algunos eligieron abandonarlo cuando el mensaje pareció difícil o duro. A cada uno de ellos se había presentado la Buena Nueva en persona: JESÚS, EL CRISTO. Pero se resistieron buscando un camino más fácil o rápido.
El ser humano busca la felicidad, cada uno pone un nombre propio a esta “felicidad”; para unos es Dios, pero para otros puede ser el poder, el dinero, la fama o el éxito. A esto es a lo que Jesús dice: “La carne de nada sirve”.
La lectura de este domingo nos presenta las dos situaciones: los que optan por un camino “fácil”, abandonando al Señor, y los que, con una simple afirmación, como la de Pedro, optan por el Dios de la Vida.
Jesús abandonado por muchos, y en presencia de los doce apóstoles, hace una pregunta que es siempre nueva y actual y que nos interpela igualmente a nosotros“¿También ustedes quieren abandonarme?”.
Pedro, con mucha simpleza y llanamente responde “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna”. En la respuesta de Pedro está también su opción, Pedro supo hacer la mejor de las opciones. Pedro lo reconoce como Santo de Dios, es decir el Mesías; lo sabe porque creyó.
Es una manera interesante de culminar el discurso del Pan de Vida. Jesús primero obra un gran signo, la multiplicación de los panes; luego con sus palabras da testimonio de ser el Pan vivo bajado del Cielo; una y otra vez exhorta a comer siempre de este Pan; y por último deja que cada uno responda libremente.
, ¿Cuáles son las palabras, frases y actitudes que te llaman la atención leyendo este texto Evangélico? Anótalas y a partir de ellas reconstruye el texto.
MEDITACIÓN: ¿Qué me/ nos dice Dios en el texto? Hagámonos unas preguntas para profundizar más en esta Palabra de Salvación:
¿Alguna vez califique como “duro” el mensaje de Jesús, o consideré el Evangelio como una carga pesada? ¿Por qué, en que circunstancia?
A la luz de la lectura de este día, ¿comprendo que vivir según el Evangelio es camino de amor y libertad? ¿Qué les diría a quienes tienen esta concepción de “mensaje duro” de la fe cristiana? ¿Cómo los ayudaría?
“Las palabras de Jesús son Espíritu y Vida” ¿Cómo vivo y me relaciono con el Dios pre-sente en la Palabra? ¿Comprendo que también está presente realmente en la Sagrada Escri-tura? ¿Frecuento la lectura de la Biblia? ¿Qué experimento al hacerlo?
¿Entiendo que soy discípulo de Cristo, por pura iniciativa de Dios que salió a mi encuentro? ¿Soy agradecido con Él de haber tenido la posibilidad de conocer a Jesús, y de poder seguirlo? ¿Existe en mí el ardor de querer extender este encuentro con Cristo a otras personas que lo conocen a medias, o que no lo conocen?
¿En algún momento sentí la tentación de abandonar al Señor? ¿Qué o quiénes me ayu-daron a perseverar? ¿A pesar de decirme creyente o practicante, con algunas de mis actitudes u obras abandono “parcialmente” a Jesús? ¿Hoy también muchos abandonan a Jesús, qué siento? ¿Me pregunto por qué ocurre esto?
¿Si Jesús me preguntara, “tú también piensas abandonarme”, qué le respondo? ¿Hago mías las palabras de Pedro? ¿Entiendo lo que implica decir “solo tú tienes palabras de vida eterna”? ¿Comprendo que esto significa que sólo en Jesús encuentro la fuente de la vida, y de mi felicidad?
Siguiendo el mensaje de este texto, ¿Cuál es tu meditación, tu reflexión personal?
ORACIÓN: ¿Qué le digo o decimos a Dios?
Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor.
Jesús a veces no entiendo tu mensaje y sobre todo cuando siento que no es lo que yo pienso, lo que yo creo, lo que debe ser y claro me siento incómodo, no me es fácil aceptarlo, más sin em-bargo he ido aprendiendo que lo que me dices y haces siempre tiene un por qué, que al final será en mi beneficio y sobre todo en hacer que me sienta bien conmigo mismo y mi espíritu que fue dado por Dios y a Dios regresará para trascender a la eternidad. Sé que debo alimentarlo de acuerdo a tu mensaje, a tu palabra porque “Tú tienes palabras de Vida eterna”
Siguiendo el mensaje de este texto, redacta una oración que exprese lo que te inspiró la palabra leída Añadimos nuestras intenciones de oración.
CONTEMPLACIÓN, ¿Cómo interiorizamos la Palabra de Dios?
Podemos compartir la siguiente frase del texto: “Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo consagrado por Dios”(v.69)
Puestos en el lugar de Pedro ¿Qué responderíamos a Jesús que nos pregunta: “¿También uste-des quieren irse?”
Entre tus apuntes, anota la palabra o frase o párrafo o actitud que te ayudará a recordar durante la semana, el texto leído este domingo.
ACCION: ¿A qué me o nos comprometemos con Dios?
Volver a leer detenidamente las lecturas. Hoy el Señor nos invita a optar, a elegir la fuente de vida eterna.
Comprometemos
a ser una comunidad de discípulos, que crece en el seguimiento de Jesús.
a reforzar nuestro compromiso misionero
a hacer una acción concreta; plantearla y realizarla como grupo.
Esto hará creíble el Evangelio que predicamos.
¿Qué acción concreta nos invita a realizar este texto del Evangelio de Juan?
Podemos concluir cantando
Vayamos a gustar la bondad del Señor.
Bendeciré al Señor en todo tiempo, su alabanza estará siempre en mi boca;
Dios es la gloria de mi vida, que lo escuchen los humildes y se alegren.
Glorificad conmigo al Señor, todos juntos bendigamos su Nombre.
Busco al Señor, Él me responde, y me libra de todos mis temores.
Volvamos los ojos al Señor, y en nuestros ojos brillará la alegría.
Dios escucha las súplicas del pobre y lo salva de todas sus angustias.