Lunes 1º de octubre Santa Teresa del Niño Jesús, Doctora de la
Iglesia. (MO)
Lucas 9,46-50 “El que reciba a este niño en mi nombre, me
recibe a mí”.
¿Qué
significa ser grande en el Reino de Dios? Los discípulos más allegados a Jesús
creían ser importantes porque eran parte del círculo íntimo de sus seguidores.
Por eso les parecía natural deducir que merecían un favor y una dignidad
especiales en el Reino de Dios, pero tal conclusión los llevó a discutir cuál de
ellos era el más importante.
Cristo
sabía que los discípulos no entendían correctamente lo que les había enseñado.
Por eso les presentó a un niño y les
enseñó los valores del Reino de Dios: no buscar la gloria y el poder mundanos,
sino abrazar la humildad y el servicio y aceptar a todos, hasta al más humilde.
La grandeza en el Reino de los cielos es un regalo que Dios concede a quienes
le sirven con fe, sinceridad y humildad, y no se obtiene rodeándose de gente de
influencia, sino aceptando y haciendo la voluntad de Dios.
“Señor Jesús, enséñanos a ser
verdaderamente humildes. Ayúdanos, a no buscar grandeza ni importancia en este
mundo, sino más bien a servir a todos con amor y humildad.”
Memoria de Santa
Teresita del Niño Jesús: La devoción a Santa Teresita del
Niño Jesús se ha esparcido de una manera impresionante a través de toda la
Iglesia. Durante su corta vida, Teresita no sobresalió por encima de las otras
monjas del convento de carmelitas en Lisieux. pero inmediatamente después de su
muerte, muchos milagros y favores fueron concedidos a través de su intercesión.
La santa cumplió la promesa de hacer caer una lluvia de rosas después de su
muerte, es decir, una lluvia de bendiciones sobre todos los que la invocan.
S.Teresita decía "Lo que me impulsa a ir al Cielo es el pensamiento de
poder encender en amor de Dios una multitud de almas que lo alabarán
eternamente". Su gran anhelo es que aquellos que la invocan amen a Dios
con un amor apasionado.
Martes 2 de octubre Los santos Ángeles Custodios (MO)
Mateo
18,1-5.10: “Cuídense de despreciar a cualquiera de
estos pequeños, porque les aseguro que sus ángeles en el cielo están
constantemente en presencia de mi Padre celestial”.
Celebramos
hoy a los Ángeles custodios, seres espirituales creados por nuestro Padre Dios,
ante todo, para contemplar en la gloria el rostro del Señor, y han recibido
también una función en favor de los hombres, de modo que, con su presencia
invisible pero solícita, los asistan y acompañen durante su vida. El Catecismo de la Iglesia Católica
nos dice: "Cada fiel tiene a su lado
un ángel como protector y pastor para conducirlo a la vida". Desde esta
tierra, la vida cristiana participa, por la fe, en la sociedad bienaventurada
de los ángeles y de los hombres, unidos en Dios. (CIC 336)
Cada
uno de nosotros tiene un Ángel destinado por Dios para que nos acompañe en el
camino, nos proteja, nos cuide y ayude a salvarnos.
Una
de las buenas noticias de este día, es ésta, Dios nos cuida, nos custodia y
ayuda a salvarnos por medio de nuestro Ángel custodio. La Palabra de este día
nos invita a ser custodios de los demás,
cuidándolos y ayudándolos a que se salven, se encuentren con el Dios de la
Vida.
Qué
bueno que en este día podamos también nosotros renovar nuestra decisión de
responder al llamado de Jesús y proteger y cuidar la vida del hermano,
caminando junto él, sosteniendo, consolando, ayudando y orientando buscando
juntos la huellas de Jesús. Cuántos
necesitamos que nos acompañen en el camino, cuántos necesitan de nosotros para
seguir dando pasos. El Señor nos da su gracia para que podamos hacerlo.
Miércoles 3 de octubre
Lucas 9, 57-62 “El que pone la mano en el arado y
mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios”.
El
evangelista san Lucas nos presenta a Jesús que, mientras va de camino a
Jerusalén, se encuentra con algunos hombres, que prometen seguirlo dondequiera
que vaya. Con ellos se muestra muy exigente, advirtiéndoles que “el Hijo del hombre no tiene donde reclinar su cabeza”, es decir, no tiene una
morada estable, y que quien elige trabajar con él en el campo de Dios ya no
puede dar marcha atrás, porque el campo que debe ser arado está siempre adelante. Seguir a Jesús
es trabajar para el Reino de Dios, que exige discípulos decididos a lanzarse
con confianza.
Estas
exigencias pueden parecer demasiado duras, pero en realidad expresan la novedad
y la prioridad absoluta del Reino de Dios. Si queremos seguir a Jesús, debemos
renunciar a toda seguridad de este mundo
y lanzarnos hacia donde quiera llevarnos lo imprevisto del Reino de Dios.
Jueves 4 de octubre
San Francisco de Asís. (MO)
Lucas 10, 1-12 "La cosecha es abundante, pero los
trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe
trabajadores para la cosecha”.
Jesús
envía a setenta y dos discípulos a las aldeas a donde está a punto de ir, para
que preparen el ambiente. Lucas subraya
que la misión no está reservada a los doce Apóstoles, sino que se extiende
también a otros discípulos. En efecto, Jesús dice que "la mies es mucha, y los obreros pocos".
Pero
Cristo no se limita a enviar: da también a los misioneros reglas claras de
comportamiento. Los envía "de dos en dos" para que se ayuden
mutuamente y den testimonio de amor fraterno. Les advierte que serán "como
corderos en medio de lobos", es decir, deberán ser pacíficos a pesar de
todo y llevar en todas las situaciones un mensaje de paz; no llevarán consigo
ni alforja ni dinero, para vivir de lo que la Providencia les proporcione;
curarán a los enfermos, como signo de la misericordia de Dios; se irán de donde
sean rechazados, limitándose a poner en guardia sobre la responsabilidad de
rechazar el reino de Dios.
Memoria de
San Francisco de Asís. Hoy la Iglesia nos presenta la
figura de San Francisco de Asís, el pobre de Asís, el que inspiró el nombre de
nuestro Papa Francisco.
San Francisco es patrimonio de la humanidad;
de él nos separan nueve siglos; lo tenemos que ubicar en el siglo XII pero su
vida es tan vigente para nosotros que es un regalo poder celebrarlo en este
día. Su programa fue vivir el evangelio sin comentario, sin glosa es decir el
evangelio puro.
Sus padres le habían programado la vida;
era un joven prestigioso, rico, se le decía “el rey de la juventud" y
tenía que ser comerciante, como su padre o seguir la voz interior que le decía
“Francisco repara mi casa que está en ruinas” Francisco, a pesar de las muchas
presiones que recibía, eligió la voz interior. Esa voz que se le presentó en un
leproso al que se animó a darle un abrazo, escuchando el evangelio que le decía
“Vayan y no lleven nada para el camino que yo me ocuparé de ustedes”. Siguió
esa voz interior y así llegó a ser este santo tan grande para la Iglesia.
Viernes 5 de octubre
Lucas 10, 13-16: “El que los escucha a ustedes, me escucha a
mí; el que los rechaza a ustedes, me rechaza a mí; y el que me rechaza, rechaza
a aquel que me envió".
El
evangelio nos invita a una conversión de vida, a buscarlo al Señor más de
cerca: Su invitación es una propuesta
superadora, porque Dios quiere lo mejor para nosotros, quiere una vida plena y
nos invita a la conversión de corazón, a dejar aquellas actitudes que no nos
acercan al Reino de Dios, aquellas acciones que justamente nos acercan al
pecado, al mal. Por el contrario, la misericordia, la Gracia de Dios, el
perdón, nos introducen en una nueva etapa de la salvación que es reconocerlo a
Él y darnos cuenta que todo es gratuito, que todo es Gracia, que todo aquel que
se suma realmente al Seño, sale fortalecido y ya es una nueva creación, tiene
vida nueva.
Le
pedimos al Señor en este viernes la gracia de un corazón convertido. Este
evangelio no es sólo para los demás, es para cada uno de nosotros, debemos
sentirnos interpelados por esta invitación que hace Jesús a la conversión.
Sábado 6 de octubre
Lucas 10, 17-24 “No estén alegres porque se les someten los
espíritus; estén alegres porque sus nombres están inscritos en el cielo”.
Los
setenta discípulos retornaron a Jesús encantados con ellos mismos. Su misión de
llevar la paz y reconciliación había sobrepasado el odio y el mal. Pero Jesús
les recuerda a sus discípulos, que el poder que trabaja en ellos se debe al
amor que Dios les tiene. Después los conduce al círculo de su origen divino: “Benditos los ojos que ven lo que ustedes
ven”.
Jesús
hoy nos recuerda que, si nos evaluamos
sólo por nuestros éxitos, puede suceder que dejemos de ver lo esencial de
nuestras vidas. Dios nos evalúa más profundamente, por el valor de quiénes
somos en realidad. La satisfacción interior, que nace al conocer y amar a Dios,
nos lleva a ser bendecidos.
Domingo 7 de octubre (27º durante el año)
Marcos 10, 2-16 ¿Es lícito divorciarse?
Nuestro
Señor nos da la respuesta clarísima en el Evangelio de hoy. Jesús cuidaba la
fidelidad y la estabilidad matrimonial. Él consideraba el matrimonio como un
valor que hay que proteger con mucho cuidado. En el Antiguo Testamento se había
permitido el divorcio en algunos casos, tolerando la debilidad, pero para Jesús, el plan original de Dios es
el de la fidelidad hasta la muerte. La expresión ‘una sola carne’ significa que
los dos comienzan a luchar por los mismo intereses, como si fueran una sola
cosa. Están llamados a compartir los mismos sueños, de tal modo que si uno
sufre, sufren los dos y si uno se alegra, los dos se llenan de gozo. Que hoy sean tan comunes las rupturas y que
comprendamos las situaciones difíciles, no debe llevarnos a olvidar este deseo
de Dios en su plan de salvación.
Señor, da la gracia de la fidelidad a
todos los matrimonios y concédeles el gozo
de construir juntos una familia unida.
EN LA ARQUIDIÓCESIS DE
PARANÁ,
SOLEMNIDAD Nuestra Señora del Rosario, Patrona de la
Arquidiócesis.
Hoy
es un día muy especial para la Arquidiócesis de Paraná, porque es el día de la
Virgen del Rosario. La Madre de Dios, en
persona, le enseñó a Sto. Domingo a rezar el rosario en el año 1208 y le dijo
que propagara esta devoción y la utilizara como arma poderosa en contra de los
enemigos de la Fe.
El rosario es la oración de los sencillos y de los grandes. Es tan simple, que está al alcance de todos; se puede rezar en cualquier parte y a cualquier hora. El rosario honra a Dios y a la Santísima Virgen de un modo especial. La Virgen llevaba un rosario en la mano cuando se le apareció a Bernardita en Lourdes. Cuando se les apareció a los tres pastorcitos en Fátima, también tenía un rosario. Fue en Fátima donde ella misma se identificó con el título de "La Señora del Rosario".