LECTIO DIVINA 27º DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO ‘ L’ 7/10

27º DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO  ‘ L’   7/10

 

Jesús, con su novedad, puede renovar nuestra vida y nuestras comunidades.

Hemos de volver a la fuente y recuperar la frescura original del Evangelio”

(Papa Francisco).

 

Dos "cuidados" nos presenta el Evangelio de este domingo: cuidados por el matrimonio y cuidados por los niños. Quizás en nuestras oraciones de hoy podamos recordar a personas cercanas, que tienen problemas en sus matrimonios y sus familias, y roguemos por ellas. Ayúdanos, Señor, a realmente cuidar nuestro planeta, nuestros matrimonios y nuestros niños.

El Plan original de Dios para el matrimonio fue que un hombre y una mujer se convirtieran en” una sola carne”. Esta enseñanza es un llamado a cada uno de nosotros a vivir plenamente nuestra propia vocación en la vida, de todo corazón y en la medida de lo posible, asumiendo que debido a las debilidades humanas, los ideales no siempre son totalmente realizables.

Los “niños pequeños” representan aquellos que están entre los más débiles y vulnerables en la sociedad, sin poder ni estatus. Ellos, al recibir, actúan espontáneamente. Soy receptor del Reino, por cuanto viene a mí, como un regalo de las manos generosas de Dios?

 

ORACIÓN PARA DISPONER EL CORAZÓN

 

Desde nuestro corazón contaminado por razonamientos humanos,

alejados de tu mentalidad, te suplicamos, Señor Jesús,

que tu Espíritu nos enseñe, con fuerza y suavidad,

los caminos a seguir, las actitudes a asumir,

los valores a encarnar.

Envíanos al Maestro interior de nuestras vidas

para que aprendamos, acojamos y amemos

el plan original que el Padre soñó para nosotros,

hombres y mujeres  creados para la vida y el amor.

 

ORANDO con San Marcos    10,2-16

 

“ … se acercaron unos fariseos y le preguntaron a Jesús para ponerlo a prueba: - ¿Le es lícito a un hombre divorciarse de su mujer? Él les replicó: - ¿Qué os ha mandado Moisés? Contestaron: - Moisés permitió divorciarse dándole a la mujer un acta de repudio. Jesús les dijo: - Por vuestra terquedad dejó escrito Moisés este precepto. Al principio de la creación Dios los creó hombre y mujer. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne. De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre. En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo. Él les dijo: - Si uno se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio. Le presentaron unos niños para que los tocara, pero los discípulos les regañaban. Al verlo, Jesús los miró con ira y les dijo: - Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis; de los que son como ellos es el Reino de Dios. Os aseguro que el que no acepte el Reino de Dios como un niño, no entrará en él. Y los abrazaba y los bendecía imponiéndoles las manos”.

 

CUANDO LEAS

En el evangelio de hoy, Jesús aborda uno de los aspectos de la vida matrimonial de su tiempo. En la época de Jesús, la ruptura del vínculo matrimonial por parte del marido era de lo más normal y solía argumentarse con textos de la propia Escritura.

Jesús por su parte, distinguirá entre lo que es la voluntad de Dios y la ley de Moisés. Éste permitió el divorcio a causa de la dureza de corazón del Pueblo de Dios. La dureza de corazón se refiere a no querer aceptar lo bueno, a ser egoísta, a no mostrar amor, ni misericordia, a resistirse a acoger el amor de Dios y de los hermanos.

El fundamento y pilar más importante del matrimonio es el amor; y el amor es lo que hace que el hombre y la dejan de ser dos para convertirse en uno. El amor entre el hombre y la mujer es expresión del amor de Dios. Y al igual que el amor de Dios es eterno, así debe ser el amor en el matrimonio. Este es la base, la esencia de la cuestión que nos plantea el evangelio de hoy.   Los discípulos de Jesús quedan sorprendidos de la afirmación de Jesús. Sin embargo, Jesús vuelve a reafirmar lo mismo.

El texto no recoge la reacción de los fariseos ante la respuesta de Jesús, pero sí la de los discípulos. No comprenden, y cuando están en la casa, vuelven a preguntarle sobre lo mismo. Y Jesús vuelve a responderles contra el precepto “humano” de Moisés, formulándolo, de otra manera.

En el momento en el que están hablando de cosas serias, de cuestiones importantes, le presentan a Jesús unos niños para que los toque. La reacción de los discípulos, desde la lógica humana, es totalmente normal: se indignan y los alejan. Cuando Jesús se da cuenta de aquello reprende a los discípulos, porque de los que son como niños es el reino de Dios. De los que son bondadosos, inocentes, dependientes, de los que tienen un corazón rebosante de amor, de los que acogen la Palabra, el amor de Dios y de los hermanos, de los que están dispuestos a entregar amor sin esperar nada a cambio, de abandonar sus seguridades, de esos es el reino de los cielos.

 

CUANDO MEDITES

¿Qué pasaje, versículo, frase o palabra te ha llamado más la atención?

¿Qué quiere decirte Dios aquí y ahora, en este momento de tu vida?

¿Qué significado tiene para tí la palabra amor?

¿Qué entiendes por amor incondicional, gratuito?

Tu vida ¿está fundamentada sobre el amor?

¿Cómo acoges a los demás, especialmente a los débiles y más necesitados?

¿Está tu corazón abierto a la Palabra y a las personas de tu entorno?

¿Escucho su Palabra todos los días?

¿Es, para mí, significativa, iluminadora, criterio de mis decisiones y acciones?

¿Qué pensamos nosotros de lo que dice Jesús respecto al matrimonio y al divorcio?¿Demasiado ideal? ¿Demasiado irreal? ¿Jesús habla así porque no se casó?

- ¿Cómo vives la receptividad y el abandono confiado en tu vida diaria?

- ¿Cómo recibes la llamada de Jesús a ser “último” y “servidor”, a desposeerte de tus deseos de estar entre “los primeros”, entre “los que cuentan”.

 

CUANDO ORES

Adora al Padre y glorifícalo por habernos regalado un corazón de carne, semejante al suyo.

Da gracias a Jesús por enseñarte a amar a los demás sin esperar nada a cambio, sin condiciones.

Pide al Espíritu que te ayude a conservar tu corazón inocente, humilde, sencillo, acogedor.

Pide perdón a Dios por las veces en que conviertes tu corazón en un corazón de piedra que no es capaz de amar, acoger y comprender al hermano…

Siguiendo el mensaje de este texto, ¿Cuál es tu oración personal?

 

CUANDO CONTEMPLES

Comparamos el principio con el hoy, y te darás cuenta que hay muchas cosas que no eran así, la dureza de nuestro corazón, la arrogancia de nuestra sabiduría, los interés personales, nuestra moral, y muchos otros factores han ido cambiando las cosas. La esencia de la Palabra, el mensaje de Dios, lo opacamos con tantas cosas que hemos creado, que la sencillez, la humildad, la bondad, el escuchar correctamente su Palabra y seguirla, hacer buenas acciones, poco se ven. ¿Qué cosas creo de las que hay hoy a mi alrededor, al principio no eran así?, ¿Cómo vivían y convivían las familias?, ¿Cómo era los valores como el respeto, el cariño, la tolerancia, la libertad?, ¿Vemos a diario en las noticias o a nuestro alrededor cosas que sabemos que no son correctas y sin embargo suceden? Seguramente muchos hemos escuchado “Así no era antes” o “Como era antes”, ¿Cuál es la base, el núcleo de la familia?,

Siguiendo el mensaje de este texto, ¿Cuál es tu meditación, tu reflexión personal?

 

ACCIÓN, ¿A que me comprometo con Dios?

 

Nuestro compromiso debe ir en el sentido de identificar lo que verdaderamente era como al principio, en las acciones, en las actitudes, en los valores, en la familia, en la comunidad, en la hermandad, en la iglesia, como ciudadanos y darle la posición y el valor que les fue dado desde el principio

Siguiendo el mensaje de este texto, ¿Cuál es la acción concreta que te invita a realizar