LECTIO DIVINA 28º DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO ‘L’ (14/10)

28º DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO    ‘L’      (14/10)

 

 

 

Uno de los pasajes más curiosos que tiene el evangelio de Marcos es el conocido como el del ‘Joven Rico’. Un texto vocacional, que en sí contiene todo un proceso de fe. Vemos en primer lugar la búsqueda del joven, que sale al encuentro del Señor, que va corriendo hacia Él, y ante Él hace una profesión de fe: se arrodilla y le hace una pregunta que siempre es cuestionante y actual: “¿…qué debo hacer para ganar la vida eterna…?”. Esto ocasiona una repuesta del Señor que hace referencia a los mandamientos. Los presenta como medios para llegar a la meta de toda existencia humana, diciéndole: “…conoces los mandamientos…” . Ante esto, el joven, da a conocer su actitud y su vida religiosa, expresando que todo eso lo ha vivido desde muy joven. En esa situación el Señor lo mira con cariño y le invita a dar otro paso, diciéndole: “…sólo te falta una cosa…” , dando a entender que la vivencia de los mandamientos era buena, pero que había otro aspecto, algo más para hacer a vivir; y le hace una invitación existencial, en sí determinante: “¡…vende todo lo que tienes y dalo a los pobres…! . Es el desprendimiento total en vista a dos cosas, una para el futuro: “…así tendrás un tesoro en el cielo…”, y otra actual: “…después, ¡ven y sígueme…!”. Es esta invitación la que genera un desenlace totalmente imprevisto, aunque posible, pues el joven: “…se entristeció y se fue muy apenado (NO ACEPTÓ), porque tenía muchos bienes…” . Este texto es en sí un prototipo de lo que puede ser cualquier llamado que el Señor hace, pues parte de una búsqueda, y ante esto, existe una respuesta y a su vez una propuesta y que termina necesariamente ante una decisión y ante una toma de postura, es decir, aceptar o rechazar la invitación que el Señor nos hace.

 

ORACIÓN INICIAL

Pedimos la guía del Espíritu Santo, para que sea su luz la que nos ayude a entrar en intimidad con el Señor:

Señor Jesús, envíanos tu Espíritu, para que Él nos ayude a leer y comprender la Biblia

Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación,

en las Escrituras, en los acontecimientos y en las personas,

sobre todo en los pobres y en los que sufren.

Que tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros,

podamos experimentar la fuerza de tu resurrección

y testimoniar a los otros que Tú estás vivo en medio de nosotros

como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Amén.

 

LECTURA   Marcos 10, 17-30 

 

Este pasaje tiene total vigencia, pues por un lado nos plantea todo lo que significa vivir la propuesta del Señor en su Palabra escrita, pero la unión y comunión con el Señor lleva a una opción radical, a una identificación cada vez más plena con Él, haciendo de Él, no solo un Maestro, sino el sentido de todo lo que uno es, hace, quiere, espera y busca, siendo Él todo para nosotros.

Esto requiere, de nuestra parte, una opción y una decisión, que es algo continuo y constante, como a su vez gradual, hasta llegar a la comunión plena y total con Él, viviendo solo en Él, por Él y para Él.

 

Nos acercamos al texto, con el corazón abierto a la escucha de la Palabra, con plena confianza en Dios.

JESÚS LLAMA AL JOVEN RICO

“Se ponía ya en camino cuando uno corrió a su encuentro y, arrodillándose ante él, le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué he de hacer para tener en herencia vida eterna?» Jesús le dijo: «¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino sólo Dios. Ya sabes los mandamientos: No mates, no cometas adulterio, no robes, no levantes falso testimonio, no seas injusto, honra a tu padre y a tu madre.»  Él, entonces, le dijo: «Maestro, todo eso lo he guardado desde mi juventud.» Jesús, fijando en él su mirada, le amó y le dijo: «Una cosa te falta: anda, cuanto tienes véndelo y dáselo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo; luego, ven y sígueme.»  Pero él, abatido por estas palabras, se marchó entristecido, porque tenía muchos bienes.   Jesús, mirando a su alrededor, dice a sus discípulos: «¡Qué difícil es que los que tienen riquezas entren en el Reino de Dios!»  Los discípulos quedaron sorprendidos al oírle estas palabras. Mas Jesús, tomando de nuevo la palabra, les dijo: «¡Hijos, qué difícil es entrar en el Reino de Dios!  Es más fácil que un camello pase por el ojo de la aguja, que el que un rico entre en el Reino de Dios.»  Pero ellos se asombraban aún más y se decían unos a otros: «Y ¿quién se podrá salvar?»  Jesús, mirándolos fijamente, dice: «Para los hombres, imposible; pero no para Dios, porque todo es posible para Dios.»  Pedro se puso a decirle: «Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido.» Jesús dijo: «Yo os aseguro: nadie que haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o hacienda por mí y por el Evangelio, quedará sin recibir el ciento por uno: ahora, al presente, casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y hacienda, con persecuciones; y en el mundo venidero, vida eterna”.

 

Reconstruimos el texto:

*      ¿Cuál es el punto de este texto que más ha llamado tu atención? ¿Por qué?

*      ¿Cuál es la preocupación del joven y cuál su engaño?

*      ¿Qué significa para nosotros hoy: “Ve, vende todo, dalo a los pobres”?

*      ¿Es posible tomar esta frase literalmente?

*      ¿Cómo entender la comparación de la aguja y el camello?

*      ¿Cómo entender el céntuplo en esta vida, pero con persecuciones?

*      ¿Cómo entender y practicar hoy los consejos que Jesús da al joven rico?

 

Nos encontramos ante un hombre bueno que salió al encuentro de Jesús, fue corriendo y se arrodilló ante Él

Arrodillarse ante Jesús significa creer en Él, reconocer su condición divina. Este hombre es un judío creyente, que cree en las promesas de Dios y espera en ellas.

 “Jesús se quedó mirándolo, lo amó…”

Es un hombre bueno porque desde pequeño cumple los mandamientos y hay otro detalle que lo confirma:

Jesús reconoce el valor de este hombre. Pero Jesús, que siempre quiere que demos lo mejor que nuestro Padre ha depositado en nuestros corazones, le pide más.

Le pide que se abandone totalmente en Dios y abandone aquello que le tiene atrapado  el corazón: su riqueza, sus bienes materiales

Jesús aprovecha esta escena para impartir a los suyos su enseñanza sobre la riqueza. Cuando el hombre pone toda su confianza en el dinero está situándose lejos del Reino de Dios, porque está sustituyendo al Creador por los bienes creados.

Los discípulos responden asustados y Jesús les recuerda: no es imposible, Dios que lo puede todo, nos ayudará a ser hombres y mujeres más libres, más vacíos de ataduras humanas y más llenos de Él.

Los discípulos, aún con sus imperfecciones como el joven rico, eran también unos hombres buenos Pedro dirá a Jesús que lo han dejado todo y le han seguido.

El Señor reconoce, sin duda, el desprendimiento de los suyos, pero la lección que hoy les ha dado sobre la riqueza no la deberán olvidar nunca.

A nosotros hoy, la Palabra, nos invita a seguir a Jesús con el corazón entero. A poner solo nuestra confianza en Él.

 

MEDITACIÓN: Profundizar y reflexionar el texto nos ayuda a descubrir su sentido en nuestra vida.  Para ello nos pueden ayudar las siguientes preguntas:

 

Ante la invitación de Jesús “vende todo lo que tienes y luego sígueme”

      ¿cuál es mi respuesta?

San Agustín nos dice: “Donde está tu tesoro, allí está tu corazón”;

      ¿Cuál es mi tesoro?; ¿Es el Señor mi única riqueza?

      ¿A qué tengo que renunciar para seguirlo libremente?

      ¿Tengo puesta mi confianza en Dios?;

      ¿Qué me falta para asumir y vivir el proyecto que Jesús me propone?

      ¿Opto por los pobres, tal como Jesús lo plantea en su Palabra?

 

ORACIÓN  Después de escuchar la Palabra de Dios y acoger su mensaje en lo profundo del corazón, expresamos al Señor aquello que resuene en nuestro interior.

 

…Que seas Tú mi riqueza…

Señor, el joven rico fue en tu busca, entablando una conversación contigo;¿cómo alcanzar la vida bienaventurada? Tú le preguntaste cómo era su vida, su actitud ante los mandamientos, recibiendo de él una respuesta positiva. Sin embargo aún le faltaba algo, mirándolo con ternura e inmenso amor le dijiste: “Anda, vende cuanto tienes y dáselo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo; luego, ven y sígueme”; el joven se entristeció al no tener la valentía de dejarlo todo por Ti.

Hoy Señor al tenerte de frente en tu Palabra, puedo percibir tu mirada de amor, un amor que inunda lo más íntimo de mi ser. Puedo escucharte, me llamas a dejarlo todo por Ti. Me invitas a colocarte en mi corazón, siendo Tú mi única riqueza. No puedo ocultarte mis temores, Tú me conoces mejor de lo que yo mismo puedo conocerme; por eso Señor te pido que me regales tu Espíritu de Amor, que Él sea mi fortaleza, que me regale la valentía para poder responder a tu llamada cada día. ¡Sí Señor, te seguiré!

 

CONTEMPLACIÓN-ACCIÓN   ¿A qué me/nos comprometemos?

 

Hoy también como al joven rico, Jesús nos dice: “Una cosa te falta…”Escuchemos de Jesús qué nos falta y sigamos su voz y sus indicaciones.

Preguntémonos  si vivimos atrapados por el bienestar material, si nos falta el amor verdadero a los necesitados, si nos falta la alegría y la libertad de los seguidores de Jesús.

Compartamos nuestra  vida, nuestras capacidades, talentos, “riquezas”, nuestra alegría… con las personas que nos rodean o tienen necesidad.

 

ü  En silencio nos abandonamos en la manos de Jesús, nos dejamos tocar y transformar, podemos repetirle desde nuestro interior: Qué seas Tú mi única riqueza.

ü  Y desde ahí nos proponemos hacer vida su Palabra, buscamos las acciones que nos ayudan a ello, teniendo puesta toda nuestra confianza en Jesús.

 

ORACIÓN FINAL

 

Gracias Jesús por tu invitación, por fijarte en mi pequeñez y fiarte de ella.

Gracias por tu amor derramado en mi corazón.

Gracias por tus abundantes bendiciones.

Gracias porque cada día me acoges y me miras con ternura.

Gracias Señor por darme el ciento por uno.

Gracias por la esperanza de alcanzar una vida futura.

¡Qué bien se está contigo Señor!

Amén.