LITURGIA SEMANAL 29º Semana del tiempo ordinario

29º   Semana del tiempo ordinario

 

 

Lunes 22 de octubre      San Juan Pablo II (ML)

Lucas 12, 13-21. "Cuídense de toda avaricia, porque aún en medio de la abundancia, la vida de un hombre no está asegurada por sus riquezas".

 

Jesús es requerido para resolver un asunto de herencia. Y Él advierte a sus oyentes contra todo tipo de avaricia. Les dice que sus vidas no están aseguradas por lo que poseen. Ellos deben crecer hacia un verdadero sentido de los valores, y reconocer que la vida no puede estar medida en términos de posesiones materiales.

Con la parábola que Jesús relata, ataca la codicia y el egoísmo. El hombre rico vive solamente para este mundo y esta vida. Piensa solo en sí mismo, sin darse cuenta de las necesidades de los demás. Pero esos  ambiciosos planes del hombre rico son en vano, porque esa misma noche morirá. ¿Quién heredará su cuantiosa fortuna, ya que no puede llevársela consigo, a pesar de que vivió como si hubiese podido hacerlo?.    

Ser rico a los ojos de Dios es lo que hoy el Evangelio nos propone, porque la abundancia de bienes materiales no nos asegura absolutamente nada. No ser esclavos, vivir libres de toda atadura, es la constante y apasionante vida que el Evangelio nos propone. Le pido a Jesús que me muestre cuáles son los valores y las riquezas reales en mi propia vida.

 

Martes 23 de octubre 

Lucas 12, 35-38     “Tengan ceñida la túnica y las lámparas encendidas”, … nos dice hoy Jesús, como a aquellos servidores que esperan al Esposo. Estar ceñidos y con las lámparas encendidas es estar bien dispuestos para salir al encuentro del Esposo, de Jesús. Si la túnica no estuviese ceñida, ni las lámparas encendidas, no podríamos caminar ni tampoco ver con claridad. Es estar preparados, atentos, despiertos, mirando y de pie, buscando por dónde viene, porque llega en cualquier momento y de sorpresa.

“Dichosos, felices los servidores que el Señor encuentre listos cuando llegue”...no hay nada más gratificante que el encuentro con alguien que nos Ama y que sabemos que llega, pero que difícil y complicado es esperar y estar atentos...sería más fácil que nos envíe un Whatsapp, pero no, llega de sorpresa, para que no estemos ni distraídos, ni ocupados en otras cosas.  Esperar de pie, sin nada que nos estorbe, con el corazón encendido, atentos para salir a su encuentro, confiados y alegres. Señor, no sabemos cuándo ni cómo vas a llegar, pero sabemos y creemos que siempre estás viniendo, arropado y de sorpresa, y de distintos modos, en el enfermo, en el necesitado, en situaciones diarias de la vida, en aquellos que se encuentran en las periferias, por eso te pedimos un corazón sencillo e inquieto, que sepa y quiera esperarte y buscarte en lo cotidiano, en los hermanos.

 

Miércoles 24 de octubre 

Lucas 12, 39-48.  “…Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre llegará a la hora menos pensada". 

 

Nuestro Señor nos ha hecho esta advertencia en el momento en que estaba a punto de dejar visiblemente este mundo. Preveía el olvido en que caería, incluso entre sus discípulos…Preveía el estado del mundo y de la Iglesia tal como los vemos hoy, donde su ausencia prolongada ha hecho creer que ya no volvería.

Hoy, nos dice que no nos fiemos de aquello que vemos, que no participemos en la incredulidad general, que no nos dejemos arrastrar por el mundo, sino que velemos y oremos en todo tiempo» y esperemos su venida.

El Señor había anunciado su primera venida; y sin embargo, fue una sorpresa cuando apareció. Volverá de modo más imprevisto aun en su segunda venida, sorprenderá a los hombres, pues no ha dicho nada sobre el espacio de tiempo que media antes de su vuelta y nos encomienda la vigilancia.  Jesús no quiere asustarnos con lo que dice, sino que quiere fortalecernos para que lo inesperado de su venida no nos sorprenda, y que estemos atentos y vigilantes.

Pidamos al Señor el don de la preparación para que cada día podamos estar listos para el encuentro, para el abrazo del Padre que nos ama.

 

Jueves 25 de octubre 

Lucas 12, 49-53. "He venido a traer fuego a este mundo, y ojalá estuviera ya ardiendo! Tengo que pasar por un bautismo, y qué angustia hasta que se cumpla!

 

Jesús está ansioso de encender el fuego del amor de Dios, para que arda por todo el mundo. Juan el Bautista había prometido que Jesús bautizaría a sus discípulos con el Espíritu Santo y el fuego.

Aquí hay un eco de lo que dijo Juan Bautista, sobre la diferencia entre su bautismo y el de Jesús:”Te bautizo con agua, él te bautizará con el Espíritu Santo y con fuego”  El fuego tiene una cualidad purificadora: separa lo que tiene valor de lo que no lo tiene. El bautismo de Jesús requiere que muramos al pecado y al egoísmo a fin de vivir más completamente para Dios y para los otros.

Jesús está totalmente comprometido en la misión de salvarnos. Él usa la imagen del fuego para hablar del gran deseo de su corazón. No cualquiera puede recibir ese mensaje, lo que podría traer divisiones profundas en muchas relaciones..

Jesús no se expone para provocar conflicto, pero su mensaje es tan radical que inevitablemente causa división en ciertas situaciones y relaciones.

Señor, que hoy podamos experimentar el fuego de Tu Amor en nuestros corazones.

 

Viernes 26 de octubre 

Lucas 12, 54-59.   ¡Gente superficial! Ustedes saben interpretar el aspecto de la tierra y del cielo, y ¿cómo es que no comprenden el tiempo presente? ¿Cómo no son capaces de juzgar por ustedes mismos lo que es justo?

Jesús desenmascara el punto ciego en la multitud: mientras saben leer los signos de la naturaleza, se están negando a reconocer en Jesús a aquel que viene de Dios, el que habla la Palabra de Dios y actúa con el poder de Dios.

Jesús, en este párrafo, nos enseña a discernir los signos de los tiempos,  nos enseña a ser prudentes, a ser previsores pero sobre todo nos enseña a descubrir lo que es importante a los ojos de Dios.  De alguna manera Jesús nos dice: “Descubran los signos de la presencia de Dios en su vida”. Pidámosle al Señor que nos dé esa Sabiduría Divina para descubrir mucho más de lo que podemos descubrir en los signos de la naturaleza, descubrir su acción salvadora, su amor misericordioso, su perdón permanente, pero sobre todo descubrir sus proyectos que siempre son proyectos de amor.

Señor, ayúdanos a discernir todo lo que es de tu agrado, ayúdanos a descubrir tu voluntad, ayúdanos para que tengamos esa Sabiduría Divina que nos hace elegir siempre el bien y descartar o rechazar el mal.

 

Sábado 27 de octubre 

Lucas 13, 1-9.Fue a buscar fruto en ella y no lo encontró.“Señor, déjala todavía este año; cavaré alrededor y la abonaré, a ver si da fruto. Si no, la cortas el año que viene””.

 

El Evangelista nos ilustra hoy con una parábola que utilizó Jesús para hacer más comprensible su mensaje. Nos compara con una higuera que no da el fruto esperado. Esto lleva al dueño de la viña a decidir cortarla, pero su cuidador intercede ante el dueño para que la deje más tiempo, él seguirá abonándola para intentar que por fin dé fruto. El tiempo concedido a la higuera para dar fruto, testifica la paciencia de Dios con nosotros, porque esa  higuera somos tú y yo, que nos decimos seguidores de Cristo.  Jesús nos nutre cada día con su Palabra, su ejemplo de vida, pero nosotros seguimos prefiriendo vivir de espaldas a Él.  Jesús nos da cada día de vida otra oportunidad para que seamos capaces de salir de la rutina y ser una higuera que da el fruto generoso del amor entre todos los hermanos, haciendo visible a Dios en la tierra pero, para ello, tenemos que estar dispuestos a cambiar.

Un día del futuro será mi último día en la tierra. Desde ese día ya no tendré otra oportunidad para mejorar la calidad o la cantidad de los frutos que daré. ¿Y si ese día fuera hoy?  

Señor, Tú conoces mejor que yo mis fortalezas y debilidades. Tú eres un Dios paciente y amante, y has plantado las semillas del cambio en mi corazón. Ahora es mi responsabilidad de que esas semillas den fruto.

 

Domingo 28 de octubre  (30º durante el año)

Marcos 10, 46-52   «Hijo de David, ten compasión de mí». Jesús se detuvo y dijo: - Llámenlo. Lo llamaron: - «Ánimo, levántate, que te llama». Soltó el manto, dio un salto y se acercó a Jesús que le dijo: - ¿Qué quieres que haga por ti? … Maestro, que pueda ver. Jesús le dijo: Anda, tu fe te ha curado.

 

Jesús nunca dejará esperando a quien lo llama. Nadie que clame a Jesús se quedará sin respuesta. Él detiene su caminar, Bartimeo merece toda su atención, por eso se detiene. No lo atiende a la carrera, no lo atiende mientras va caminando.

“Llámenlo”. Atiende su llamada. Jesús atiende nuestras llamadas, en ocasiones no tenemos fuerzas para llamarlo, para reconocer nuestro distanciamiento y volver a Él.

El diálogo entre Bartimeo y Jesús es tan simple como profundo. ¿Qué quieres que haga por ti? Si se da cuenta de que es ciego, ¿para qué la pregunta?. Porque es necesario que verbalicemos nuestras necesidades. Nombrar las dificultades es el inicio de la superación de las mismas. Bartimeo sabe lo que necesita. No duda:  Señor que vea.

La respuesta del Señor no se deja esperar: “Recobra la vista”. Todo lo que se pide con fe se obtiene. El poder de la confianza y de la fe es más grande que cualquier necesidad humana.

Jesús CURA, en el camino, en la sinagoga, en el desierto, a orilla del mar, en la casa del enfermo... en medio de nuestra realidad cotidiana. Las obras y los milagros de Jesús LIBERAN a todo el que se acerca a Él y me liberan a mí también... para poder ayudar a los demás.

 

 

      El próximo jueves, 1º de noviembre, es la Jornada Nacional de Oración por la santificación del pueblo argentino y la glorificación de sus Siervos de Dios. Oremos especialmente por la glorificación de nuestra Beata María Crescencia Perez