32º SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO
Lunes 12 de noviembre San Josafat, Obispo y mártir (MO)
Lucas 17, 1-6. Si tu hermano peca, repréndelo, y si se arrepiente, perdónalo. Y si peca siete veces al día contra ti, y otras tantas vuelve a ti, diciendo: “Me arrepiento”, perdónalo”. Los Apóstoles dijeron al Señor: “Auméntanos la fe”.
El Evangelio de hoy nos presenta el tema de la Corrección fraterna, del perdón, y de la fe, tres conceptos que podríamos reconocer vitales para aplicar en una comunidad cristiana.
Jesús nos conoce, me conoce y te conoce, sabe que necesitaremos de esas palabras, en especial cuando el “hermano” ya no es aquel prójimo sin cara ni nombre, sino que es aquel que conocemos, amamos, trabajamos codo a codo y por lo mismo, con el paso del tiempo nos mostramos tal cual como somos, con nuestras virtudes y con nuestras debilidades.
Realmente son tantas situaciones donde podríamos intervenir para evitar escándalos de injusticias o abusos, como aquellas en que sólo nos volvemos jueces implacables para aquellos que se equivocaron. Conscientes de que para poder dar pasos en estos aspectos se necesita mucha fe, el Señor habla del poder de la fe…
Celebrando el Mes de María, sintámonos llamados a sembrar fe, perdón y compromiso con los hermanos.
MEMORIA: San Josafat, nacido de padres separados de la unidad católica, desde joven, buscó la verdad y la gloria de Dios, por sobre todas las cosas. Ingresó a la vida monástica cuando tenía veinte años, convirtiéndose en abad de Vilna, para luego ser arzobispo de Polotsk (en lo que hoy es Bielorrusia), donde trabajó incansablemente por la unión de sus compatriotas con la Sede de Pedro, buscando todos los medios posibles para fomentar la fortaleza de esta unión. Después de una vida de verdadero apostolado para la unión entre los orientales y la Iglesia romana, fue asesinado por un grupo de cismáticos, a la salida de la Catedral. Fue un pionero del movimiento ecuménico.
Martes 13 de noviembre
Lucas 17, 7-10. “… cuando hayan hecho todo lo que se les mande, digan: 'Somos simples servidores, no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber'".
Hoy Jesús en el Evangelio se pregunta: Cuándo uno hace lo que tiene que hacer ¿Los demás deberán mostrarse agradecidos? Y dice Jesús que cuando uno hace lo que tiene que hacer tiene que decir ‘somos simples servidores, no hemos hecho más que cumplir nuestro deber’. Esta expresión nos invita a pensar en el por qué hacemos las cosas.
Lo que el Señor hoy nos dice es que nosotros no tenemos que hacer las cosas buscando el reconocimiento. Si el reconocimiento brota de la caridad, de una comunidad que acompaña afectivamente, eso está bien, pero no tenemos que hacer las cosas para que nos reconozcan; tenemos que servir porque vale la pena servir, tenemos que servir porque es nuestra misión, es nuestra tarea, porque es el Señor el que nos invita a vivir de este modo.
Nunca tenemos que caer en la trampa o en la tentación de convertirnos en mendigos de aprobación, hacer servicios en la iglesia, tareas de ministerios, para ser reconocidos…
Miércoles 14 de noviembre
Lucas 17, 11-19. "¿Cómo, no quedaron purificados los diez? Los otros nueve, ¿dónde están? ¿Ninguno volvió a dar gracias a Dios, sino este extranjero?".
El Evangelio de hoy nos presenta la gratitud, otro tema muy propio de Lucas: vivir con gratitud y alabar a Dios por todo aquello que recibimos de Él. Esta es la imagen que se desarrolla a la luz de los diez leprosos que fueron curados, y que destaca la figura del samaritano que “consiguió algo más” desde su doble condición de exclusión (enfermo y extranjero). Él fue capaz de registrar el paso de Dios por su vida y vuelve a Jesús para agradecer. Creer en Jesús nos convierte, nos sana, nos limpia, nos hace criaturas nuevas, hace posible que vivamos para el Reino. En este texto el samaritano representa a las personas que tienen la conciencia clara que nosotros, no tenemos mérito, ni crédito ante Dios. Todo es gracia, empezando por el don de la vida, por eso cómo no vivir en gratitud.
Vivir en la gratitud es una señal de la presencia del Reino en medio de nosotros. ¿Cómo manifestamos la importancia de vivir en gratitud y en gratuidad?
Hoy lo que podemos hacer es pensar en todas las bendiciones que hemos recibido de Dios y hacer como el leproso sanado, ir a los pies de Jesús y agradecerle todo lo que hizo por nosotros.
Jueves 15 de noviembre
Lucas 17, 20-25. El reino de Dios está entre ustedes.!”
No hay signos externos que vayan a predecir la venida del reino, porque ya está aquí. El signo principal es la persona del mismo Jesús, que al principio de su ministerio público anunció su venida. Es como la pequeña semilla que crecerá hasta ser un gran árbol, pero que ya está presente y nos llena de esperanza y seguridad: el Reino ya está entre nosotros. En un mundo en que el Reino parece muy lejano, incluso a veces ausente, pidamos la gracia de ser sensible a su Presencia y capaces de confiar en Él, para mantener nuestro compromiso para su crecimiento.
Todavía el Reino no está aquí en su plenitud. En este tiempo intermedio es difícil, y a veces misterioso, que las buenas personas enfrenten muchos sufrimientos y rechazos, como Jesús mismo predijo. Oremos por quienes están sufriendo por motivo del Reino. ¡Padre, que venga a nosotros tu Reino!
Viernes 16 de noviembre
Lucas 17, 26-37.Quien pierda su vida por mí, la salvará .
Hoy el evangelio nos sigue proponiendo la reflexión sobre la llegada del fin de los tiempos; nos trae palabras de Jesús sobre cómo preparar la llegada del Reino. Este tema era y, para algunos, es un asunto candente que causa mucha inquietud y discusión y en ocasiones temor. Jesús nos habla de un final, un tiempo, un día, en que todos sus hijos deberemos encontrarnos con él. No se trata de un destino trágico o de una infeliz espera de un final tenebroso que está próximo a suceder, sino más bien de un llamado a despertar nuestras conciencias dormidas, acomodadas, encerradas en un individualismo que nos limita, ¡tomar conciencia! para cambiar nuestras actitudes, pensar y actuar como Dios lo quiere para sus hijos. Se nos llama a dejar a un lado nuestro egoísmo, a cambiar de vida y a comprometernos en la construcción del Reino de Dios; así celebraremos el encuentro feliz por haber llegado por fin a nuestra casa eterna. En este tiempo de Mes de María ¿cómo estamos preparando la llegada del Reino? ¿de qué necesitamos liberarnos?
Sábado17 de noviembre Santos Roque González Alfonso Rodríguez y Juan del Castillo mártires
Lucas 18, 1-8. ”… Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos, que claman a él día y noche, aunque los haga esperar… Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe sobre la tierra?”.
El Evangelio de hoy es una invitación a orar con constancia. La invitación a la oración constante se grafica con la parábola del juez indolente ante las reiteradas peticiones de quien acude a Él. Si no fue bondadoso por oficio y caridad al menos lo será gracias a la insistencia.
Hoy pensamos en nuestras adversidades, en todo aquello que se nos hace dificultoso que puede ser ocasión para aflojar sin embargo en el evangelio de hoy se presenta como oportunidad para afrentar todo aquello con la confianza de que Quien nos escucha no es un indolente sino el Padre.
No podemos dejar pasar de largo la expresión final del Evangelio, cuándo venga el Hijo del hombre ¿encontrará fe sobre la tierra?. Después de habernos alentado a la oración como encuentro que reclama adhesión nos queda la pregunta sobre la respuesta que la fe siempre nos desafía a dar
MEMORIA: S. Roque González, Alfonso Rodríguez y Juan del Castillo, fueron los primeros mártires de las regiones americanas del Río de la Plata. San Roque González de Santa Cruz nació en Asunción del Paraguay. Fundó 10 reducciones o pueblos en las famosas reducciones guaraníticas del Paraguay. Los tres sacerdotes –pertenecientes a la Compañía de Jesús– fueron muertos por los secuaces de un indio hechicero. Roque González, de 52 años, y su compañero Alfonso Rodríguez, murieron en la reducción de Todos los Santos del Caaró, el 15 de noviembre de 1658, y Juan del Castillo, dos días después en el pueblo de Asunción de Ijuhí. Los tres mártires fueron canonizados en 1988 por Juan Pablo II durante su visita apostólica al Paraguay.
Domingo 18 de noviembre (33º durante el año)
Marcos 13, 24-32. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
Estamos en la recta final para terminar el año litúrgico, que será el próximo domingo con la fiesta de Cristo Rey.
Al leer el evangelio hoy, muchos caeremos en la cuenta que Jesús está hablando de los últimos tiempos, pero también de que dará paso a un nuevo tiempo lleno de claridad y esperanza. En nuestro mundo nada es eterno, todo es perecedero, Jesús quiere que tangamos conciencia de ello, pero que no seamos alarmistas. Nadie sabe la fecha, ni cómo será. Pero es seguro que llegará, para ello pone la analogía de la luna y el sol, que se apagarán y todo quedará en la oscuridad, pero todo volverá a resurgir, porque el Hijo de Dios, Cristo resucitado llenará de luz viva y resucitada a toda la humanidad.
Quizás nos cueste creer lo que en este evangelio se nos dice, pero Cristo ya lo sabía, y por ello, nos sigue animando para que no nos dejemos vencer por falsas ilusiones, para que sigamos trabajando como hasta ahora, por un mundo más justo, más solidario, más lleno de amor y donde todos nos sintamos hermanos.
No nos dejemos engañar por personas que anuncian el final de los tiempos, que pongan fecha y hora, eso sólo lo sabe Dios y lo único que debemos hacer nosotros como buenos cristianos es estar preparados, estar vigilantes y seguir construyendo nuestra vida y compartiéndola con los demás.