LITURGIA SEMANAL 33º. SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO ‘B’ 19-25 de noviembre

33º. SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO ‘B’  19-25 de noviembre


Lunes 19 de noviembre       Santa Isabel de Hungría (MO)
Lucas 18, 35-43.¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!.

El ciego de la lectura de hoy, tiene la suficiente fe para gritar al Señor cuando pasa junto a él, incluso cuando fue reprendido por la gente cercana. Su necesidad de Jesús era tan grande que gritó aún más fuerte. La multitud, con su actitud pareció no percibir en profundidad la ne-cesidad del hombre ciego y trató de silenciarlo. Pero la insistencia del ciego, llevó a Jesús a hacer un alto, y a ver su deseo de ser reconocido y respondido.
Y Jesús hace una pregunta inusual: “¿qué quieres que haga por tí?” Porque, aunque su ne-cesidad era obvia, Jesús quería que le pidiera.  
Hoy, Jesús te pregunta: “¿qué quieres que haga por ti?” Habla con Él hoy y cuéntale tus ne-cesidades.  “Jesús, soy el mendigo ciego. Simplemente no veo las cosas que son verdaderamente importantes. ¡Ten piedad de mí! Sáname, para que pueda glorificarte y seguirte más de cerca”

MEMORIA DE SANTA ISABEL: Hija de Andrés, rey de Hungría, nació el año 1207; siendo aún niña, fue dada en matrimonio a Luis, de Turingia, del que tuvo tres hijos. Su esposo murió en una cruzada a la que se había unido con entusiasmo juvenil. Cuando quedó viuda, estallaron las animosidades de sus cuñados que no soportaban su generosidad para con los pobres. Privada también de sus hijos, fue expulsada del castillo. A partir de entonces pudo vivir totalmente el ideal franciscano de pobreza en la Tercera Orden, para dedicarse, a las actividades asistenciales hasta su muerte. Isabel, princesa de Hungría y duquesa de Turingia, concluyó su vida terrena a los 24 años de edad, el 1º de noviembre de 1231.  Cuatro años después el Papa Gregorio IX la elevaba a los altares.

Martes 20 de noviembre
 Lucas 19, 1-10.  Zaqueo, hoy ha llegado la salvación a esta casa.

Jesús “estaba pasando por Jericó” y parecía que no era su intención quedarse. Sin embargo, cambia sus planes para ser huésped de Zaqueo, porque Él había venido “a buscar y a salvar a los perdidos”. Este versículo es el lente a través del cual se nos pide contemplar toda esta historia. Zaqueo es un recaudador de impuestos de alto nivel, a sueldo de los ocupantes ro-manos. Para los otros judíos es un traidor, y en sus palabras, un pecador. Sin embargo, es el hombre que Jesús elige para ser su anfitrión durante su estadía en Jericó.
Zaqueo  arriesgó el ridículo para ver a Jesús, pero su buena voluntad fue más que premiada cuando Jesús se invitó a sí mismo a su casa. Los espectadores se molestaron porque Jesús iba a la casa de un pecador.
Jesús acepta y alaba los esfuerzos de Zaqueo para reparar el daño que ha hecho. Parecía muy contento de que diera la mitad de su dinero a los pobres y no le pidió que lo diera todo.
Señor, te encontraste con Zaqueo donde él estaba y lo cambiaste completamente, llevando, como dijiste, la salvación a su casa. El arrepentimiento significa un vuelco; ayúdame a dar vuelta mi vida y a arrepentirme de mis numerosas faltas y errores.

Miércoles 21 de noviembre  Presentación de la Sma. Virgen María (MO)
Mateo 12,46-50: todo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre".
La palabra en este día nos presenta a Jesús, enseñando a la multitud y buscado por su Madre y sus hermanos. Una situación sencilla y normal, que se transforma en nueva enseñanza en la respuesta de Jesús, que no desaprovecha ninguna situación para anunciar el Reino.
Jesús responde, “¿quiénes son mi madre y mis hermanos? Y señalando a sus discípulos, dice: Estos son mi madre y mis hermanos, porque todo el que hace la Voluntad de mi Padre, ese es mi madre y mi hermano”. Somos hermanos, hermanas, Madres de Jesús, en la medi-da que vivimos la voluntad del Padre, que no es otra cosa, que amarlo a Él con todo el co-razón, estar a sus pies, y amar a los hermanos, como Él nos amó.
¿Si Jesús tuviera que señalar en este día a sus discípulos, me señalaría a mí como hermano? Estoy realmente en la vida cotidiana, buscando vivir y hacer la voluntad del Padre o sólo me estoy buscando a mi mismo?
Danos Señor, un corazón de discípulo, que podamos guardar tu Palabra, que podamos ser con tu gracias sal y luz, levadura en la Masa.

MEMORIA Presentación de la S. Virgen María En este día, en que se recuerda la dedicación, de la iglesia de Santa María la Nueva, construida cerca del templo de Jerusalén, celebramos, junto con los cristianos de la Iglesia oriental, la "dedicación" que María hizo de sí misma a Dios, ya desde su infan-cia, movida por el Espíritu Santo, de cuya gracia estaba llena desde su concepción inmaculada.

Jueves 22 de noviembre  Santa Cecilia  (MO)
Lucas 19, 41-44. Jesús llora sobre Jerusalén.

En el Evangelio de hoy se nos dice que Jesús, al llegar cerca de Jerusalén, viendo la ciudad, empieza a llorar y a pronunciar palabras que hacían vislumbrar un futuro muy sombrío para la ciudad, capital de su pueblo.
Es conmovedor ver a Jesús llorando. Lloró por la ceguera de Jerusalén, que no era capaz de reconocer todo lo que Dios le estaba ofreciendo. La ciudad no tenía paz, pero tampoco podía descubrir cómo conseguirla. Por eso Jesús, llorando hizo un último intento para mover los corazones: “Si tú también hubieras comprendido en este día el mensaje de paz”
Pensemos que algo semejante puede ocurrir a Jesús frente a cada uno de nosotros, cuando ve que no reconocemos la visita de Dios y nos empecinamos en encerrarnos en la tristeza, en los resentimientos…. Pero Él está allí para mostrarnos el camino de la paz.

MEMORIA DE S. CECILIA. Pertenecía a una de las familias patricias de Roma. Sintió bien temprano la vocación de consagrase a Cristo. Pero su padre resolvió casarla con el joven pagano Valeriano. El día de las bodas, en medio de la música y la fiesta, ella se retiró a cantar a Dios en su corazón y a pedirle que la ayudase a cumplir el propósito que Él le había inspirado. Logró así convencer a su esposo e inducirlo a convertirse a Cristo recibiendo el bautismo. Valeriano se hace bautizar por el papa Urba-no. Luego del bautismo de Valeriano, seguirá el de su hermano Tiburcio. Ambos son arrestados y condenados por negarse a sacrificar a los dioses. Cecilia sepultó los cadáveres de los mártires y a su vez fue arrestada y juzgada. Al no poder convencerla, Almaquio la sometió a diversos tormentos que ella soportaba cantando, hasta que finalmente el prefecto determinó que fuera decapitada. Santa Cecilia es una de las siete mujeres, conmemorada por su nombre en el Canon de la Misa y una de los mártires romanas más famosas de la Iglesia primitiva.

Viernes 23 de noviembre
Lucas 19, 45-48   Mi casa es casa de oración ..

En Israel los profetas lucharon para hacer que en el Templo se viviera el verdadero culto, basado en la justicia y la misericordia y no un culto desencarnado.  Jesús valoraba el templo como lugar donde Dios quiere encontrarse con nosotros. Así lo expresa un pasaje de la Biblia: “Mi casa será casa de oración”.  Pero el templo se había convertido en un lugar de comercio, en una cueva de ladrones. El reproche de Jesús tocó los intereses de las autoridades religiosas, que buscaban la forma de matarlo.
Es en ese contexto,  que Jesús expulsa a los mercaderes.  Quiere volver el culto a Dios y no al dinero. El evangelio de hoy nos invita a tener ese celo por Dios y su Reino. Así como puri-ficó el templo, Jesús quiere purificar nuestro interior, de modo que el templo sea realmente para nosotros una casa de oración
¿Qué actitudes tengo que expulsar en mí para testimoniar el Reino de Dios?

Sábado 24 de noviembre    Santos  Andrés Dung Lac y compañeros mártires (MO)
 Lucas 20, 27-40.   Nuestro Dios no es un Dios de muertos.

El evangelio de hoy nos informa sobre la discusión de los Saduceos con Jesús acerca de la fe en la resurrección. Los saduceos negaban la vida después de la muerte. Decían que somos premiados o castigados en vida, no después y consideraban que los ricos eran bendecidos por Dios. Jesús, en cambio, defendía la fe en la vida eterna, porque Dios es un Dios de vivos, que comunica vida  permanentemente. El quiere regalar a sus hijos la vida que nunca se acaba. Al mismo tiempo Jesús hacía ver a los saduceos que en la eternidad  nadie necesita poseer nada, porque allí viviremos liberados de todo dominio. La vida eterna es plena libertad.
Es pura fantasía  ponerse a discutir cómo será la vida en el cielo. Lo que sí podemos hacer es contemplar esa vida, desde la mirada de Dios, desde el cielo mismo. Por eso, ver la vida, el mundo de los vivos, desde los ojos de Dios, siempre será un asombro y una sorpresa.

Memoria de los santos Andrés Dung Lac, presbítero, y sus compañeros, mártires. En una común celebración se venera a los ciento diecisiete mártires de las regiones asiáticas de Tonkin, Annam y Cochinchina, ocho de ellos obispos, otros muchos presbíteros, amén de inmenso número de fieles de ambos sexos y de toda condición y edad, todos los cuales prefirieron el destierro, las cárceles, los tormentos y finalmente los extremos suplicios, antes que pisotear la cruz y desviarse de la fe cristiana.

Domingo 25  de noviembre  SOLEMNIDAD DE CRISTO REY
Juan 18, 33-37.     Mi Reino no es de este mundo.

El Señor Jesús es Rey pero su reino no es de este mundo. En su reino la justicia tiene entra-ñas de misericordia, no hay lugar a la violencia ni a la venganza … Él, que es Rey, nos dice que ha venido a nosotros no a ser servido sino a servir  y ha llegado al extremo de dar su vida en rescate por la nuestra. La humildad, en el Reino de Cristo, es una joya de altísimo valor engastada en su corona: «Aprendan de Mí que soy manso y humilde de corazón». Nuestro Rey ha sido exaltado en una Cruz y nos ha enseñado que es obediente al Padre porque su amor es infinito y que lo ama infinitamente obedeciendo a su encargo. En su Reino, en fin, la ley fundamental es el amor, y un amor llevado al extremo. Y cuando hay amor, aunque haya pobreza se puede ser feliz; aunque haya llanto y sufrimiento se puede ser dichoso, aunque se sufra persecución por su Nombre se puede ser bienaventurado.
Nuestra condición de cristianos nos compromete en la misión de cooperar con el Señor en la extensión de su reino en el mundo. Él nos mandó: «vayan por todo el mundo y proclamen la Buena Nueva». El apostolado, que empieza siempre por la propia conversión, es llevar esa Buena Nueva de Jesús al corazón de nuestros hermanos, es iluminar y transformar toda la realidad humana con los valores del reino de Cristo, es poner cuanto esté de nuestra parte para que el Señor Jesús reine en nuestra vida, en nuestra familia y en todos los ámbitos de la sociedad.