Lunes 10 de diciembre
Lucas 5.17-26: El paralítico “se levantó a la vista de todos, tomó su camilla y se fue a su casa alaban-do a Dios. Todos quedaron llenos de asombro y glorificaban a Dios, diciendo con gran temor: "Hoy hemos visto cosas maravillosas".
El Evangelio de hoy, nos invita a contemplar a Jesús predicando y curando enfermos, la casa llena de gente, un enfermo entrado por el techo y las palabras dichas por el Maestro. Su poder para curar era el mismo que le permitía perdonar los pecados al paralítico, así como puede perdonarnos a nosotros. Los cuatro amigos del paralítico estaban decididos a enfrentar los problemas que descubrieran, para asegurar que se encontrara con Jesús. Toda la operación mostraba amor y cuidados. El paralítico fue sanado gracias a la fe y el esfuerzo de sus amigos. Ellos, seguramente ya conocían al Maestro, y su confianza y fe en él era grande. Este tiempo de adviento nos llama a una espera activa, pues en nuestro caminar, al igual que los amigos del relato, también encontraremos situaciones complejas, resistencias más o menos grandes, que estamos llamados a superar con fe y astucia para que se obre el milagro de Dios. La escena del Evangelio de hoy es una verdadera escuela. Escuela donde los gestos y las palabras se entrelazan y nos permiten acercarnos al misterio del amor, que en Jesucristo revela todo su esplendor, con esas palabras liberadoras: “Hombre, tus pecados te son perdona-dos”
Martes 11 de diciembre
Mateo18,12-14: “¿Qué les parece? Si un hombre tiene cien ovejas, y una de ellas se pierde, ¿no deja las noventa y nueve restantes en la montaña, para ir a buscar la que se extravió? Y si llega a encontrarla, les aseguro que se alegrará más por ella que por las noventa y nueve que no se extraviaron”.
Que lógica tan extraña la de Jesús; dejar 99 ovejas para ir a buscar 1. El Señor nos asegura que Dios actúa de esta forma, que Dios no deja que ni una de sus ovejas se pierda o se ex-travíe para siempre. Esta parábola nos muestra algo del corazón de Dios. Sin dudas, el tema del evangelio no es la preocupación de ganar o perder una oveja, sino la alegría de Dios que sale en nuestra búsqueda, y nos trae en sus brazos.
Que misterio, que paradoja, que cosa tan extraña de este Dios que se hace cercano. Recibi-mos hoy, con ésta Palabra, una invitación a actuar del mismo modo con nuestros amigos o las personas de nuestra comunidad; ser cercanos, no rechazarlos cuando están mal, no abandonarlos, no dejarlo solos y estar atentos con el hermano que está pasando una dificultad. Ojalá podamos reproducir en nuestra vida esta actitud de la parábola de la oveja perdida.
Miércoles 12 de diciembre N. Señora de Guadalupe Patrona de América (F)
Lucas 1,39-48
En este día en este día donde festejamos la fiesta de Ntra. Señora de Guadalupe, patrona de América y de cada uno de nosotros, el Evangelio nos recuerda la visita de María a su prima Isabel. En ese encuentro de dos grandes mujeres, se encuentran dos grandes hombres, por un lado María que lleva en su seno al Mesías, al salvador, y por el otro, Isabel que lleva en su vien-tre a Juan Bautista, que es el precursor, el va a preparar el camino del Señor, es testigo de la luz. Al ver a María. Isabel dice: "Apenas oí tu saludo María, el niño saltó en su vientre” y exclamo: María tu eres “bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre".
En este encuentro María expresa también claramente su alegría y gozo de haberse encontrado con su prima que le dice "Feliz de Ti porque creíste en lo que te fue anunciado por parte del Señor" y María le responde "Mi alma canta la grandeza del Señor y mi Espíritu se estremece de gozo en Dios mi Salvador"
Que la Virgen de Guadalupe nos acompañe siempre en el camino de la vida y de modo espe-cial en este día en que celebramos su fiesta.
Era el mes de diciembre de 1531, diez años solamente después de conquistada Tenochtitlan por los españoles, cuando la santísima Virgen se apareció al indígena Juan Diego en el cerro del Tepeyac. Lo nombró su embajador ante el obispo, fray Juan de Zumárraga, para que le construyeran un templo. La prueba de que las palabras de Juan Diego eran ciertas fueron las rosas que llevó en su tilma y la preciosa imagen que apareció dibujada en ella. La santísima Virgen es nuestra Madre.
Decir Santa María de Guadalupe es decir Latinoamérica. Y es que la devoción a la morenita del Tepe-yac es tan grande que puede cubrir un continente entero. En la devoción de los latinoamericanos, no puede faltar un lugar especial a nuestra Madre Santísima del Cielo.
La voluntad de Dios nos ha regalado en el mensaje Guadalupano, la certeza de su amor, revestido de la maternidad y solicitud de María por los más pobres y necesitados. No fue el suyo un mensaje para congraciarse con los poderosos que oprimen, y que desde la opulencia se jactan de ser los dueños del mundo, sino más bien para los que están en las esferas más bajas de la sociedad. Ellos son los destinatarios de todo su amor y cuidado.
Jueves 13 de diciembre Santa Lucía (MO)
Mateo 11,11-15 “Yo se los digo: “De entre los hijos de mujer no se ha manifestado uno más grande que Juan Bautista, y sin embargo el más pequeño en el Reino de los Cielos es más grande que él”
En el evangelio de hoy, Jesús opina sobre Juan Bautista. ¡Juan fue grande! ¡El mayor de to-dos! Y sin embargo el más pequeño en el Reino de los cielos es más grande que él.
Juan se había presentado ante Israel como un profeta fuerte y vigoroso, similar al gran profeta Elías. Por eso, Jesús considera que en Juan se cumple la profecía de Malaquías, sobre la vuelta de Elías, para preparar el día del Señor. El Reino de los cielos, no es cosa de débiles, sino de fuertes. Pero existe una fortaleza mayor que la mostrada por Juan, hasta el punto de que el menor en el Reino de los cielos, en los tiempos mesiánicos, es mayor que los más grandes profetas. Es la fortaleza del amor, la compasión y la misericordia, que realiza y cumple las profecías que anunciaron aquellos. Pero Juan no fue capaz de comprender el alcance de la presencia del Reino de Dios en Jesús. Hoy nos podemos preguntar: ¿Qué me dice hoy la figura de Juan Bautista? ¿A qué me invita?
MEMORIA DE SANTA LUCÍA: Hay pocos datos de esta santa, que murió como mártir del imperio romano, a principios del año 300. La tradición cuenta que a pesar de haber hecho voto de virginidad, su madre, , pretendía casarla con un joven pagano. Habiendo conseguido de su madre el permiso de no casarse, el pretendiente, despechado la denunció por ser cristiana. Según la tradición le vaciaron los ojos y fue decapitada.
Viernes 14 de diciembre San Juan de la Cruz (MO)
Mateo 11,16-19 “…vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: "Tiene un demonio." Vino el Hijo del Hombre, que come y bebe, y dicen: "Ahí tenéis a un comilón y borracho, amigo de publicanos y pecadores."
Jesús compara la generación de su tiempo con aquellos muchachos siempre descontentos que no saben jugar, que rechazan siempre la invitación de los otros: si hay música, no bailan; si se canta un canto de lamento, no lloran, ninguna cosa les está bien. La queja de Jesús es justificada. Muchos acusan a Jesús de ser frívolo y descuidado de la ley, glotón y amigo de pecadores. Pero son los mismos que acusan a Juan de ser un asceta exagerado. No importa cómo viva el mensajero de Dios; si su corazón es duro, siempre encontrará excusas para no escuchar. Su rechazo no es al mensaje, es al mensajero. Rechazan a Juan el Bautista, que no come y no bebe pero dicen que es un endemoniado. Rechazan a Jesús, porque dicen que es un glotón, un borracho, amigo de publicanos y pecadores. Jesús les hace recordar: "Sus padres han hecho lo mismo con los profetas".
Memoria de San Juan de la Cruz Nació en Fontiveros, provincia de Ávila (España), hacia el año 1542. Pasados algunos años en la Orden de los carmelitas, fue, a instancias de santa Teresa de Avila, el primero que, a partir de 1568, se declaró a favor de su reforma, por la que soportó innumerables sufri-mientos, cárceles y trabajos. Murió en Úbeda el año 1591, con gran fama de santidad y sabiduría, de las que dan testimonio precioso sus escritos espirituales.
Sábado 15 de diciembre
Mateo 17,10-13 “Elías ya ha venido, y no lo han reconocido, sino que hicieron con él lo que quisieron. Y también harán padecer al Hijo del hombre”.
Jesús identifica implícitamente a Juan Bautista con el Profeta Elías. Al igual que Elías, tenaz-mente perseguido por la Reina Jezbel, Juan fue víctima de Herodías, la mujer de Herodes. A Juan lo hicieron padecer, pero él se mantuvo en la verdad. Hicieron con de él lo que quisieron desde el egoísmo, los celos, la envidia y la soberbia que lucha contra la verdad.
Juan el Bautista, aparece como el gran profeta que invita a la conversión. Las autoridades terminaron eliminándolo por las exigencias que planteaba. Era de esperar que lo mismo ocu-rriera con Jesús. Aquellos que se negaban a todo cambio, que querían seguir aferrados a sus costumbres y vicios, no toleraban la palabra profética que invitaba a una vida diferente. Este texto muestra la resistencia que hay frente a toda palabra que invita a modificar las cosas es-tablecidas, frente a todo testimonio que llame a cambiar el estilo de vida. Cada uno de nosotros puede ser parte de esta resistencia al llamado de Jesús que no quiere dejarnos iguales. En el fondo, preferimos dejar las cosas como están y evitamos lanzarnos a lo que todavía no sabemos controlar.
Domingo 16 de diciembre (3º de Adviento)
Lucas 3, 2-3.10-18: “Este (Juan) comenzó entonces a recorrer toda la región del río Jordán, anunciando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados”
San Lucas, presenta hoy parte de las enseñanzas de Juan el Bautista. Sus enseñanzas eran muy radicales para prepararse a recibir al Mesías. Y por eso cuando le preguntan qué deben hacer, él responde en dos partes: La primera poniendo en orden las prioridades de este mundo. Con respecto a las cosas materiales, están para ser compartidas con todos. No hay que acaparar si se tienen dos túnicas, una deben dársela al que no tenga nada. Lo mismo con la comida. En este gesto, pone como centro a la persona humana y no a las cosas. También fueron los recaudadores de impuestos a los que les recuerda la honestidad; y a los soldados les dice que no se debe maltratar a nadie ni denunciar a nadie injustamente, y contentarse con lo que se recibe. En segundo lugar le contesta a la multitud y les aclara que si bien está bautizando con agua, viene alguien después, que tendrá más autoridad y que los bautizará con el Espíritu Santo y fuego. También aclara que el Mesías está muy cerca y su servicio será poner el trigo en el granero y la paja en un fuego que nunca se apagará. La enseñanza de Juan es muy audaz. Pone en riesgo su propia vida por decir la verdad. Pero el anuncio del Reino vale la pena.