NATIVIDAD DEL SEÑOR.CICLO C

NATIVIDAD DEL SEÑOR


El evangelista Juan, hoy nos habla del VERBO DE DIOS, hijo eterno del Padre, de la Pala-bra que se hace carne, es decir, que se hace uno de nosotros, se hace hombre, para sal-varnos, para iluminarnos, para traernos la verdad y la gracia .Todo nos ha venido de Cristo, todo lo que necesitamos para nuestra salvación, por eso hoy  es un día de inmensa alegría, de inmensa esperanza y de gozo para toda la creación, para todo el mundo, para todo hombre que espera la salvación.

ORACIÓN INICIAL   Rezamos cantando:

Virgen María, de la Navidad.
Danos el gozo, danos la paz.
Danos un mundo de luz y amistad.
Danos, oh Madre, una Navidad.

En un mundo sembrado de odio
el Amor ha querido habitar;
una Virgen nos da la alegría,
una Virgen nos trae Navidad.

A los pobres que velan sus penas,
al que llora sin techo ni pan,
ha llegado una luz de esperanza,
y con ella llegó Navidad.

TEXTO BÍBLICO Jn. 1.1-18

En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba en el principio junto a Dios. Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no lo recibió.   Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: este venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz. El Verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo. En el mundo estaba; | el mundo se hizo por medio de él, y el mundo no lo conoció.
Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron. Pero a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre. Estos no han nacido de sangre, ni de deseo de carne, | ni de deseo de varón, sino que han nacido de Dios. Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de él y grita diciendo: «Este es de quien dije: El que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo». Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia. Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad nos han llegado por medio de Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.

LECTURA

En el Texto del “Prólogo” del Evangelio de San Juan, no es Jesús el que habla, ni se relata algún hecho de su vida. El evangelista, con un lenguaje poético, nos habla de los orígenes de Jesús y de su venida hacia nosotros.
Con profunda admiración y alegría, se nos dice que éste recién nacido no es otro que el Hijo de Dios hecho hombre, el Verbo, la Palabra misma de Dios que ha existido desde siempre, y que es el mismo Dios.
En este Verbo omnipotente, en el Hijo Eterno del Padre, se encuentra la LUZ y la VIDA: la creación que Dios obra por su Verbo es un despliegue de luz y vida, que vencen la oscuridad y la muerte.
Contemplando todo lo que existe, podemos “escuchar a Dios”, que silenciosa pero maravi-llosamente nos habla por sus criaturas: el cielo estrellado; el amanecer y el atardecer; la majestuosidad del mar inmenso; la belleza de un paisaje nos hablan de que hay “Alguien” detrás de todo eso, sin ninguna duda.

Pero ante esta presencia, los hombres reaccionan de diversas maneras: Algunos, admirados de estas obras, las adoran como a dioses (Sol, Luna, estrellas)… Otros andan tan tristes y abatidos que ni siquiera levantan la cabeza para verlas. Si contemplasen la grandeza de la creación sólo por un momento, descubrirían que Dios les está hablando “el Verbo estaba en el mundo, pero el mundo no lo conoció”…     Pero Dios no renuncia a dialogar y compartir con nosotros, y nos habla de un modo aún más claro: “En distintas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a nuestros padres por los profetas. Ahora, en esta etapa final, nos ha hablado por su Hijo”.

 Al hacerse hombre débil como nosotros, el Verbo no dejó de ser lo que era: el Hijo de Dios y se hizo hombre para que el hombre comience a ser hijo de Dios. Al hacerse Él de nuestra raza, todos comenzamos a ser familiares de Dios

Hoy, el Verbo de Dios nos habla nuevamente,  en nuestra lengua. Todos estamos invitados a acercarnos al pesebre, para ver al recién nacido. Su presencia tiene que hacernos re-flexionar. En este Niño, Dios nos está diciendo que nos ama… y hasta dónde. Nos está pidiendo que salgamos de nuestro egoísmo y nuestra indiferencia, que nos abramos a Él y a los demás hombres. Nos invita a todos a ser la familia de los hijos de Dios.

MEDITACIÓN: ¿Qué más puede hacer Dios para llegar a tu corazón?

Jesús quiere ser reconocido hoy en los débiles en los necesitados y marginados. Gracias a su nacimiento los hombres somos hermanos y participamos de Dios porque Él mismo parti-cipa de nuestra naturaleza.
“Jesús es el rostro de la misericordia del Padre. El misterio de la fe cristiana parece encon-trar su síntesis es esta palabra. Ella se ha vuelto viva, visible y ha alcanzado su culmen en Jesús de Nazaret”.
Jesús Niño te habla.
     ¿Qué te dice?, ¿qué le respondes?
Jesús Niño te llama.
     ¿Qué quiere de ti?, ¿acudes?
     ¿Le vuelves la espalda? ¿Estarás siempre con Jesús?
Jesús te regala.
     ¿Qué te da?
     El se da todo a ti. Y tu ¿qué Le das?
     ¿Te entregas sin reservas?

ORACION   Ora con la canción: Madre de la Luz.

María tu eres Madre de la Luz /Lámpara encendida
Fuego Luminoso / Que ofrece a Jesús.
El es Luz del Mundo /Tú su portadora
El reflejo vivo / Lo das a tus Hijos
Tu, antorcha nueva / Fuego inapagable
Luz que es plena Vida / Amor de Dios inagotable.

Llévanos Oh Madre / A regiones Nuevas
Donde el fuego arde / Y la paz recrea
Llévanos Oh tú / Madre de la Luz
Al encuentro vivo / Al mirar profundo
Al abrazo amigo / Con tu Primogénito, Cristo Jesús.

CONTEMPLACION

La Navidad es una fiesta que nos recuerda el amor de Dios que nos muestra su rostro débil y vulnerable, que irradia paz y ternura. Alégrate porque Dios es más cercano, más bueno y más entrañable que todas las imágenes tristes que tengas de Él.
Conocerás y vivirás el sentido entrañable de estas fiestas si despiertas al niño que hay es-condido en algún rincón de tu corazón. No te reprimas acércate al portal de Belén. Contem-pla y rézale al Niño Dios.

Probablemente ya has enviado tus felicitaciones navideñas a los familiares y amigos. Es bueno que quieras la felicidad de los que te rodean, pero podrías felicitar también a otras personas que no recibirán felicitación alguna o vivirán una Navidad triste, por ausencia de algún ser querido o por alguna circunstancia que estén viviendo.

La Navidad es tiempo de buenos deseos e intercambio de regalos. Ten algún detalle con tus seres queridos, pero recuerda también a quienes estos días sentirán con más crudeza su soledad, su vejez, su enfermedad o su miseria. ¿Por qué no sales del círculo de tus familia-res y amigos y tienes un detalle con quienes realmente lo necesitan? Puede que algunos no lo esperen, pero tú hazlo presente.

ACCIÓN  ¿A que me comprometo con Dios?
Siguiendo el mensaje de este texto, ¿Cuál es la acción concreta que te invita a realizar?

     En este día de Navidad agradece el amor del Padre por haberte enviado a su Hijo y repite agradecido “la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros”.
     Procura acercarte a alguna persona que por distinta circunstancias lo esté pasando mal y trasmítele el mensaje de paz y esperanza de la navidad.
     Pronto estrenaremos un nuevo año y siempre es posible el deseo de algo mejor. Concreta en estos días algo que puedes cambiar o mejorar en el nuevo año, bajo la dimensión de la Misericordia.

¡Muy feliz Navidad para todos,
y que seguimos caminando
en la fe, en la esperanza, y en el amor!