SEMANA DESPUÉS DE NAVIDAD

SEMANA DESPUÉS DE NAVIDAD


Miércoles 26 de diciembre  San Esteban, primer mártir   (FIESTA)
Mateo 10,17-22: Cuando los arresten, no les preocupe lo que van a decir… ; el Espíritu de su Padre hablará por ustedes. ….el que persevere hasta el final se salvará.

Pasada  la celebración de la manifestación de Dios a los hombres, de la contemplación de la escena del pesebre,  recordamos a San Esteban, cómo aquél que dio testimonio de la Fe cristiana y su muerte nos fue trasmitida de manera similar a la muerte de Jesús. “Mientras lo apedreaban, Esteban oraba, diciendo: "Señor Jesús, recibe mi espíritu". Después, poniéndose de rodillas, exclamó en alta voz: "Señor, no les tengas en cuenta este pecado".
San Esteban encarna el precio de seguir a Jesús. Sus palabras son inequívocas. Seguirlo nos lleva a situaciones desafiantes, donde se requerirán coraje y fidelidad.
En sintonía con el testimonio de Esteban está el Evangelio de hoy. Las Palabras de Jesús recorren toda la historia de sus discípulos; lo vivido por el Maestro se realizará en aquellos que lo sigan.  Señor, gracias por la seguridad que nos das de que tu Espíritu estará siempre presente mientras caminamos fielmente hacia Tí. Danos la Gracia para perseverar hasta el fin.

Jueves  27 de diciembre    San Juan Apóstol y Evangelista  (FIESTA)
Juan 20,2-8: “ Luego entró el otro discípulo, que había llegado antes al sepulcro: él también vio y creyó”.
Después de Esteban, el testimonio del apóstol Juan. Otro gran testigo que nos ayuda a profundizar en el misterio de la Navidad y a la vez relaciona estrechamente a ese Niño recién nacido con el Cristo que nos salva a través de su entrega pascual y su resurrección. En estos pocos versículos que leemos hoy, se nos narran los hechos ocurridos la mañana de Pascua, que tienen como protagonista primera a María Magdalena y después a Pedro y Juan. Ante la noticia de que la piedra ha sido retirada del sepulcro y de que el cuerpo de Jesús no estaba allí, Pedro y el discípulo amado corren al sepulcro. Su carrera revela su amor y veneración y hace pensar en el ansia de la Iglesia que busca signos visibles del Señor, especialmente cuando se encuentra en dificultades por su ausencia y no logra verlo. Los responsables de la Iglesia de los orígenes viven la experiencia de la búsqueda de los signos visibles del Señor. Juan llega antes que Pedro al sepulcro por su intuición de discípulo amado, pero Pedro entra primero por su función eclesial. Observados el orden y la paz que reinaban en él, el discípulo amado se abre a la visión de la fe, creyendo en los signos visibles del Señor: « Vio y creyó»

Viernes 28 de diciembre  Los Santos Inocentes (FIESTA)
Mateo 2,13-18: «Se levantó, tomó de noche al Niño y a su madre, y se retiró a Egipto»
Hoy celebramos la fiesta de los Santos Inocentes, mártires. Metidos en las celebracio-nes de Navidad, no podemos ignorar el mensaje que la liturgia nos quiere transmitir para de-finir, todavía más, la Buena Nueva del nacimiento de Jesús, con dos acentos bien claros. En primer lugar, la predisposición de san José en el designio salvador de Dios, aceptando su voluntad. Y, a la vez, el mal, la injusticia que frecuentemente encontramos en nuestra vida, concretado en este caso en la muerte de los niños Inocentes.  San José nos ofrece un testi-monio bien claro de respuesta decidida ante la llamada de Dios. En él nos sentimos identifi-cados cuando hemos de tomar decisiones en los momentos difíciles de nuestra vida y desde nuestra fe.   Nuestra fe en Dios nos hace estar atentos a las cosas que pasan a nuestro alre-dedor, porque es el lugar donde Dios habla. Nos hace tomar al Niño con su madre, es decir, Dios se nos hace cercano, compañero de camino, reforzando nuestra fe, esperanza y caridad. Y nos hace salir de noche hacia Egipto, es decir, nos invita a no tener miedo ante nuestra propia vida, que con frecuencia se llena de noches difíciles de iluminar.

Sábado 29 de diciembre    Día 5º de la octava de Navidad
Lucas 2,22-35: "Ahora, Señor, puedes dejar que tu servidor muera en paz, como lo has prometido, porque mis ojos han visto la salvación que preparaste delante de todos los pueblos: luz para iluminar a las naciones paganas y gloria de tu pueblo Israel".

El evangelio de hoy nos presenta a Jesús en el templo según estaba escrito en La Ley, cum-pliendo todas las prescripciones, y lo hacen como una familia simple, humilde, sencilla.
 María y José ofrecen un par de palomas, que era la ofrenda de los más pobres para presen-tarlo a Jesús en el templo. Allí, un hombre llamado Simeón, que era justo y piadoso, y que estaba esperando que se cumpliera esa promesa que Dios le había hecho.  Al recibir  al niño en sus brazos, el anciano, exclama: “Ahora Señor puedes dejar a tu servidor irse en paz”  porque Dios cumple sus promesas. Simeón le regala a María algunas palabras; le dice: “Este niño va a ser causa de elevación y de caída para muchos en el pueblo de Israel, y también le adelanta a la Virgen que no todo será felicidad porque ‘una espada va atravesar su corazón’.
Hoy damos gracias a Dios junto con Simeón, que tuvo la valentía y la gracia, y se dejó con-ducir por el Espíritu Santo y supo reconocer al Mesías, cuando fue presentado en el templo.
Delante del Pesebre, pidamos con Simeón esta Gracia única: la de saber esperar con fidelidad la visita de nuestro Dios. Quiera Dios que esta Navidad, y todas las Navidades de nuestra vida, el Señor nos encuentre perseverantes en la oración y confiados en que al final, su presencia llegará y colmará de sentido nuestras vidas.

Domingo 30 de diciembre   La Sagrada familia de Jesús, María y José  (FIESTA)
Lucas 2,41-52: Al verlo, sus padres quedaron maravillados y su madre le dijo: "Hijo mío, ¿por qué nos has hecho esto? …  Jesús les respondió: "¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?"

Hoy la Iglesia nos invita a celebrar la Fiesta de la Sagrada Familia, para que todos nos fijemos en ella como lugar de vida y amor.
El evangelista presenta a Jesús en el templo, se ha perdido de sus padres.  Jesús ha crecido en sabiduría y gracia y acepta la voluntad de su Padre y empieza a tomar su lugar en la misión encomendada. María y José, lo buscan, lo encuentran en el templo hablando con los doctores. La Sagrada Familia buscó siempre hacer la voluntad de Dios, pero hoy vemos a Jesús afirmar que ha tomado conciencia que tiene una relación especialmente íntima con el Padre y que lo que importa para él es la voluntad amorosa de Dios.  Nos puede sorprender oír a Jesús cómo les pregunta a sus padres angustiados: “¿Por qué me estaban buscando? ¿No sabían ustedes  que debo estar donde está mi Padre?”. Incluso María y José, santos de Dios, tenían que aprender todavía y crecer en su fe. – Como la Sagrada Familia, nuestras familias, y cada uno de nosotros, tenemos también que crecer en la fe. 

Lunes 31 de diciembre   Día 7º de la Octava de Navidad.
Juan 1,1-18: “En el principio era la Palabra, y la Palabra estaba ante Dios, y la Palabra era Dios. Ella estaba ante Dios en el principio…”

Hoy meditamos el prólogo del evangelio de San Juan, que expresa de un modo más espiritual, el nacimiento de Jesús en el pesebre de Belén. El evangelista habla del verbo de Dios, hijo eterno del Padre, de la palabra que se hace carne, que se hace uno de nosotros, se hace hombre, para salvarnos, para iluminarnos, para traernos la verdad y la gracia.
¡Qué maravilla! Es esto lo que celebramos, es esto el motivo de nuestra fiesta, de nuestra alegría de nuestro regocijo. Dios ya ha salvado a la distancia, ha tendido un puente con la humanidad y ese puente, es el mismo Dios que se ha hecho uno de nosotros y ha nacido de María virgen en Belén. Esto es lo que hace que podamos hoy, mirar a nuestros hermanos, con una mirada de amor, con una mirada de esperanza, con una mirada de solidaridad, para ayudarnos los unos a los otros, a descubrir que la salvación está entre nosotros y  nada te-nemos que temer, aunque crucemos por oscuras quebradas, aunque las circunstancias de la vida puedan ser difíciles, ya nuestra salvación esta en acto, porque Cristo ha venido.