LECTIO DIVINA - 18º domingo durante el año A ‘l’
El relato de la multiplicación de los panes de Mateo tiene un claro trasfondo eucarístico y es figura del banquete en el Reino. Comienza expresando la compasión que experimenta Jesús al ver a la gente: «Se conmovió hasta las entrañas»; Es más que un sentimiento, es una apuesta por la vida. Por eso Jesús dedica todo el día a curar enfermos; No tiene apuros y pone toda su atención en los necesitados.
Cuando se empieza a hacer tarde los discípulos le piden que despida a la gente para que vayan a buscar algo para comer. Es un toque de realismo ya que están en un lugar despoblado y ellos no tienen para darles de comer. Ese aporte también implica una forma de ver la realidad, con la que Jesús no está de acuerdo. El propondrá otra. En la lógica de los discípulos, está implícito, el que cada uno se arregle como pueda. Frente a esto Jesús les propone otra alternativa: «Dadles vosotros de comer». Es una propuesta incluyente; Implicarse en la nece-sidad que la gente tiene, es ir más allá de la mirada realista para tener una mirada compasiva; Mirar como Dios. Es necesario que los discípulos asuman esta sensibilidad. Jesús no puede abandonar a la gente que ha ido junto a él.
La multiplicación de los panes y los peces es la acción más concreta de esta nueva realidad. Es significativa la forma de realizarse: reunirse en grupos, la bendición, el partir el pan y com-partir. Todos comieron y quedaron satisfechos. Hay una sobreabundancia expresada en el número de comensales. Lo poco se ha convertido en mucho.
Una mirada para hoy Lo único que Jesús hizo en aquel lugar desértico fue «curar» y «dar de comer» a la gente. Mirando nuestra realidad nos encontramos que el desafío de Jesús sigue siendo tremendamente actual. Hoy también hay una multitud que busca y necesita. La mirada compasiva sigue siendo la opción de los discípulos de Jesús. Más que nunca son necesarios los gestos de solidaridad que puestos en manos del Señor se multiplican en amor compasivo.
INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO
Decimos pausadamente:
Ven, Espíritu del Padre
e inspíranos ser y vivir como Jesús,
atentos a las necesidades de nuestros hermanos.
Ven, Espíritu Santo Creador
fuego que alienta la vida,
soplo que nos hace andar.
Pedimos tu presencia por medio de aquella
que vivió atenta y solicita para servir;
haciendo vida la Palabra del Padre: Dios te salve María…
Del santo evangelio según san Mateo 14,13-21:
En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan, el Bautista, se marchó de allí en barca, a un sitio tranquilo y apartado. Al saberlo la gente, lo siguió por tierra desde los pueblos. Al desembarcar, vio Jesús el gentío, sintió compasión y curó a los enfermos. Como se hizo tarde, se acercaron los discípulos a decirle: Estamos en despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se compren de comer. Jesús les replicó: No hace falta que vayan, denles ustedes de comer. Ellos le replica ron: Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces. Les dijo: Tráiganmelos.
Mandó a la gente que se recostara en la hierba y, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente. Comieron todos hasta quedar satisfechos y recogieron doce cestos llenos del pan que había sobrado. Comieron unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños.
LECTURA ¿Qué dice el texto?
Este evangelio de hoy tiene una centralidad profunda en el modo de ser de Jesús. Él se retira apartado y en silencio, seguramente quiere asimilar la muerte de Juan. Sin embargo, Mateo describe como la gente siempre lo busca, posiblemente consiguen en Jesús algo que ningún otro tiene: su humanidad.
Jesús al mirar a la gente, siente compasión y cura, esto es fundamental. Con pasión se mues-tra cercano y se hace uno con sus padecimientos. Se muestra atento a sus necesidades con-cretas, responde a su realidad, mientras los discípulos sólo están preocupados por lo inmediato. No es condenable su acción, pero Jesús los invita a dar un paso más: reconocer la realidad y las necesidades de la gente; contabilizar los recursos disponibles; y asumir la carencia como una oportunidad para compartir. No cabe duda que se trata de un relato histórico que ha marcado la vida de las primeras comunidades cristianas, al punto que con distintos detalles, este milagro, es relatado por los cuatro evangelistas.
MEDITACIÓN ¿Qué me dice el texto?
Jesús no se sujeta a una planificación; para El su prioridad es el bien de la gente
¿En mi cotidianidad me voy preguntando cual es la realidad concreta y como respon-der a ella?
Mirar sólo lo que nos hace falta puede ser un obstáculo para dar más.
¿Reconozco cuáles son mis recursos (emocionales, físicos, intelectuales, espirituales, materiales) para poner al servicio de los demás?
En muchos lugares muchos hombres y mujeres sufren y mueren por no tener lo necesario para vivir dignamente
¿En el día a día, doy lo mejor de mí en los ambientes donde me desenvuelvo?
ORACIÓN ¿Qué respondo al Padre?
Te invito a entrar en tu interior y centrar tu atención en tu propia vida:
Reconozco mis enfermedades, dificultades, limitaciones y las presento a Jesús, me re-conozco necesitado y le digo: Ten compasión de mí.
Me doy cuenta de Su compasión conmigo, de su permanente invitación a salir de mi mismo para ser más, para ir más allá y le agradezco.
Me comprometo a ser su discípulo misionero y pido que pueda yo también dar de co-mer a los demás, que pueda promover el bien común y la dignidad humana.
CONTEMPLACIÓN ¿Qué resuena en mi vida?
“No es necesario que se vayan, denles de comer ustedes mismos”.
A ti, del texto evangélico ¿qué frase, palabra o expresión te resuena más?
ACCIÓN ¿A qué me comprometo a partir de esta Palabra?
Ahora, me voy del siglo I al siglo XXI, de Galilea al lugar donde me encuentro y me pregunto ¿A mí que me está queriendo decir esta Palabra hoy?
Sugiero que te propongas
Detenerte por unos minutos a mirar con calma y detenimiento la realidad que acontece en tu país, en tu familia, en tu trabajo, lugar de estudio, o en cualquier ambiente donde te desenvuelvas.
Reconocer cuáles son tus panes concretos para intervenir en aquello que hace falta hoy en medio de la realidad que vives…
Hacer un propósito concreto para cambiar tu mismo y ayudar a cambiar esas realida-des. Y conviértelo en práctica cotidiana.
Pedimos a diario el pan de cada día y el pan es más pan, cuando ha habido esfuerzo, por eso pidamos al Padre de todos que contagiados de su modo de ser, también sea-mos pan para la vida del mundo. Por eso junto a Jesús decimos: Padre Nuestro…
Y juntos oramos:
Señor, tu misericordia y amor son enormes, nos amas tanto,
que ni el cansancio te impide acudir a nuestro llamado
y ayudarnos en nuestras necesidades;
queremos ser como tú, seguir ese camino de misericordia, de fe y amor,
ir en busca de todo aquel que lo necesite y ayudar, pedir en oración
porque tu acudirás en nuestra ayuda
y como tú lo has dicho ahí estarás presente.