3ª SEMANA DURANTE EL AÑO 28/1- 3/2
Lunes 28 de enero Santo Tomás de Aquino Doctor de la Iglesia (MO)
Marcos 3,22-30 “… nadie puede entrar en la casa de un hombre fuerte y saquear sus bienes, si primero no lo ata. Sólo así podrá saquear la casa”
Ante Jesús nadie puede permanecer indiferente o neutral. O se lo acepta y se lo sigue radi-calmente, o simplemente se lo rechaza. El evangelio de hoy cuenta cómo los fariseos, envi-diosos por el poder y el prestigio que Jesús tenía entre la gente, ya no sabían qué hacer para desacreditarlo; entonces se les ocurre decir que Jesús hacía prodigios porque tenía el poder de Satanás, y que expulsaba demonios con el mismo poder del demonio. Jesús responde que Satanás no puede expulsar a sus propios discípulos. Porque si en un reino hay divisiones, ese reino se viene abajo. Jesús provocaba admiración en la gente no sólo por sus palabras, sino también por sus prodigios, porque su presencia sanaba, liberaba, restablecía a los seres humanos enfermos y dominados por todo tipo de males.
Seguir a Jesús es apostar siempre por el bien. Seguir a Jesús es apostar por un mundo mejor, ilusionarse con el Reino de los Cielos.
A pesar de las trabas que le ponían, Jesús seguía haciendo el bien, ayudando al que lo ne-cesitaba. Si seguimos a Jesús tenemos que apostar siempre por el bien, sin desilusionarnos ni cansarnos…
Hoy celebramos la memoria de SANTO TOMÁS DE AQUINO (1225-1274), miembro de la Orden de los Predicadores, sacerdote y Doctor de la Iglesia. Dedicó toda su vida al estudio y a la enseñanza de la teología católica. Y lo hizo consciente de que así prestaba un servicio a la fe, a la Iglesia y a la humanidad. Santo Tomás de Aquino partió de la fe de la Iglesia y se esforzó por entenderla en su verdadero sentido, y, alcanzado ésto, procuró la conciliación con la ciencia y la cultura del tiempo, sin deformarla. Haciendo esto, realizó un gran servicio a la humanidad, ya que le facilitó un acceso maduro y provechoso a la "Palabra de Dios", que es Jesucristo, salvación del hombre. Todo esto lo entendió perfectamente santo Tomás y lo practicó.
Martes 29 de enero
Marcos 3,31-35 “el que hace la voluntad de Dios, ese es mi hermano, mi hermana y mi ma-dre."
¿Quién es mi madre, quiénes son mis hermanos?” es la pregunta que nos trae hoy el Evangelio. Jesús no desestima sus relaciones familiares. Al contrario, le da un nuevo significado. El Se-ñor tiene un corazón universal, no se deja limitar. Las únicas fronteras de su familia son las fronteras del mundo; se siente hermano de todo aquel que hace la voluntad de Dios; así desde ahora, todos somos familia de Jesús.
Revisando nuestra fidelidad a la voluntad de Dios, también nos podemos preguntar: ¿Podre-mos nosotros, desde nuestras comunidades, ofrecer una forma de vida de “familia” más atra-yente, interpelante, capaz de enriquecer a la “normal” experiencia familiar?
En este día podríamos preguntarnos si somos dóciles, si estamos dispuestos a hacer la vo-luntad de Dios, si escuchamos la palabra y si la ponemos en práctica, sabiendo que con ello nos hacemos de su casa, nos convertimos en su familia.
Miércoles 30 de enero
Marcos 4,1-20 El les enseñaba muchas cosas por medio de parábolas, y esto era lo que les enseñaba: "¡Escuchen! El sembrador salió a sembrar… “
El Evangelio presenta una parábola que nos es muy conocida, pero que siempre puede co-municarnos, con novedad y fuerza, la acción de Dios. Se trata de la parábola del “sembrador”, que nos enseña a considerar la libertad y la capacidad de elegir o rechazar la Palabra de Dios. La Buena Noticia puede ser aceptada de diversas formas: sin mayor compromiso, con superficialidad, con atención o con gran apertura y generosidad. El texto habla de la genero-sidad y apertura en el anuncio, de superar el actuar por cálculos mezquinos y de operar con los criterios de la Buena Nueva, porque en todos hay “semillas del Reino”.
Siempre debemos estar atentos a que el Señor siembre su Palabra, pues él espera nuestra respuesta. Hoy nos podemos preguntar ¿Cómo estoy anunciando la Palabra de Dios con mi vida? ¿Cómo estoy respondiendo a lo que se ha sembrado en mi vida hasta hoy?
Jueves 31 de enero San Juan Bosco (MO)
Marcos 4,21-25 ¿Acaso se enciende una lámpara para ponerla debajo de un cajón o debajo de la cama? ¿No es más bien para colocarla sobre el candelero?
El evangelio de hoy es muy breve y se sintetiza en dos frases: “No se enciende una vela para esconderla debajo de la cama”, sino para levantarla en medio de la casa, para que ilumine el espacio; la segunda frase sintetiza la ley de oro en labios del Maestro,“ No hagas con otros lo que no quieres que hagan contigo, porque la misma medida que tu uses la usarán contigo”. En la vida estas dos cosas son indispensables, saber aceptar la luz del otro y regalar la propia luz, convertirnos en luz, ser antorcha de Dios encendida en lo alto de la vida. Esto hace referencia a nuestro testimonio, ya sea con nuestras palabras, con las obras y los gestos.
La segunda consigna del evangelio de hoy, ‘la medida que tú uses, se usará para contigo’, tendría que ser una frase que esté escrita en cada uno de los sitios en donde estamos, porque a la hora de responder, de actuar, de mirar a los demás, uno tendría que refrescar esta frase, ‘La forma con la que yo lo hago con los demás también se hará conmigo’.
‘Tu actitud de misericordia con los demás, será también tenida para con vos’. Aquí está la clave del bautizado, no podemos escaparnos a esto, y por eso Jesús nos ha dicho: estén atentos, no se hagan los distraídos, no miren para otro lado, aquí está lo importante. “El que tenga oído para oír que oiga”.
Hoy celebramos la memoria de SAN JUAN BOSCO, Fundador de la Sociedad de San Francisco de Sales - Salesianos de Don Bosco (1815-1888)
A los nueve años recibe en un sueño su vocación. Allí, Juanito encontrándose en medio de una violen-ta disputa infantil, recibe la llamada de Jesús por su nombre y le dice: «Juan, no con golpes, sino con bondad y mansedumbre lograrás ganarte a estos...». Y, ¡vaya si aprendió de tal forma en su vida este método del amor!, que invitaba a sus seguidores -luego como experimentado educador- a «tratar de amar lo que aman los jóvenes, para que luego, ellos amen lo que tú amas», es decir, abájate para poder elevar, acércate para poder asumir, hazte pequeño, para hacer que ellos logren ser grandes.
Pidamos hoy día al Señor que nos guíe, como lo hizo con san Juan Bosco, a seguir su camino de amor paciente y su anonadamiento redentor, para salvar a la humanidad, especialmente a la juventud, «la porción más delicada y valiosa de la sociedad humana», como diría el santo educador.
FEBRERO INTENCIÓN DE ORACIÓN DEL PAPA
Por la acogida generosa de las víctimas de la trata de personas, de la prostitución
forzada y de la violencia
Viernes 1 de febrero Primer viernes
Marcos 4,26-34 "¿Con qué podríamos comparar el Reino de Dios? … Se parece a un grano de mostaza. Cuando se la siembra, es la más pequeña de todas las semillas …, una vez sembrada, crece y llega a ser la más grande de todas las hortalizas, …”
Las parábolas que nos regala el Evangelio de hoy, constituyen el llamado de Jesús a que sus discípulos, amemos lo pequeño, lo humilde, lo oculto, lo sencillo. El Reino de Dios, está en construcción, está creciendo, y es el mismo Dios de la historia, quien lo está llevando adelante y nosotros, los que hemos puesto manos a la obra, junto con Él, podremos ya ahora con-templarlo, vivirlo, gustarlo… si somos capaces de aprender y aceptar el no ser noticia. Porque el Reino de Dios, no pasa por buscar la grandeza, entendida como vistosidad u opulencia; sino que pasa por buscar más bien lo oculto del Reino, que se teje, la mayoría de las veces, en lugares y hechos sencillos y poco notorios.
Sembrar y sembrar cada día los valores del Reino, aunque no seamos noticia, aunque pa-rezca que no hace la diferencia; a nosotros nos toca sembrar y seguir apostando por el bien. Aunque nadie lo vea, seguir apostando por el Evangelio. Aunque estemos en “invierno”, seguir apostando por la “primavera”. Eso es ser grano de mostaza. Esa es la “grandeza” a la que nos invita el Señor con las parábolas del Reino. No importa que nadie lo vea. No importa que nadie lo note ¡Dios y tú sí lo saben! ¡Dios y tú sí lo notan! Y eso es suficiente.
Sábado 2 de febrero La Presentación del Señor (F) Primer sábado
Lucas 2,22-32 “Cuando llegó el día fijado por la Ley de Moisés para la purificación, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor”
San Lucas presenta hoy a la Sagrada Familia que se dirige al templo para la presentación de Jesús, como establecía la ley de Moisés. Es allí donde todo varón primogénito era consagrado al Señor. Allí aparece Simeón, un hombre justo y piadoso, un hombre que esperaba el consuelo de Israel. Se acerca a María y a José, y tomando al Niño en sus brazos y pronuncia una oración, que tiene que ver con la confianza puesta en el Señor: "Ahora Señor, puedes dejar a tu servidor que muera en paz, como lo has prometido, porque mis ojos han visto la salvación que preparaste delante de todos los pueblos "luz para alumbrar a las naciones paganas y gloria de tu pueblo Israel".
Luego se dirige sólo a María, porque sabe que este Niño causará conflictos y dolor. Para unos será libertad, justicia, amor y paz. Otros sentirán rechazo, odio y lo llevarán a la muerte. Este niño será la causa de caída y elevación para muchos en Israel, será signo de contradicción. Nosotros, los que nos sentimos iglesia, debemos ser como Simeón: acogedo-res, reconocer en Jesús la salvación, la alegría, la paz, la justicia, el amor y ser portadores de luz.
Domingo 3 de febrero (IVº durante el año)
Lucas 4,21-30 “Les aseguro que ningún profeta es bien recibido en su tierra”
En el evangelio de Lucas nos encontramos con Jesús que fue a la sinagoga de Nazaret a par-ticipar del culto como buen judío. Generalmente se rezaban los salmos, se leía un texto de algún profeta, en este caso del profeta Isaías que dice: el Señor me envió a evangelizar a los po-bres. Luego alguno de los presentes podía hacer un comentario, una especie de homilía. Es lo que aprovechó Jesús. El da cumplimiento en su persona al texto de Isaías. Pero no siempre es fácil predicar a los conocidos. A Él, los paisanos de Nazaret lo conocían como el hijo de José el carpintero. Por eso les cuesta aceptar su mensaje que suscita envidias, celos, broncas y hasta odios. Por eso Jesús dice que ningún profeta es bien recibido en su tierra o en su familia. Y esto lo dice por experiencia, porque es algo que vivió. El experimentó el rechazo de los suyos. Tal es así que la bronca fue tan grande que quisieron matarlo, llevándolo a la parte alta de una colina para despeñarlo. Pero Jesús, con toda libertad, pasó por en medio de ellos y siguió su camino. Aún no había llegado su hora. La hora de su muerte y glorificación.