LITURGIA SEMANAL 4ª SEMANA DURANTE EL AÑO 4-10 de febrero

4ª SEMANA DURANTE EL AÑO  4-10 de febrero

Lunes 4 de febrero
Marcos 5,1-20  “Al ver de lejos a Jesús, vino corriendo a postrarse ante él, gritando con fuerza: "¿Qué quieres de mí, Jesús, Hijo de Dios, el Altísimo? ¡Te conjuro por Dios, no me atormentes!".

El episodio relatado hoy por el  Evangelista  Marcos nos presenta a Jesús con sus discípulos viajando por el mar de Galilea. Después de haber demostrado su poder, calmando la tormenta  en el Lago, ante sus discípulos, llegan a la otra orilla, a la región de los Gerasenos. Al desembarcar Jesús es abordado por un hombre poseído. En los evangelios sinópticos encon-tramos varios relatos de Jesús expulsando demonios.  En esta ocasión  el hombre que estaba aislado y a quien trataban de controlar con cadenas, y que vagaba entre los sepulcros vio de lejos a Jesús y corrió para postrarse ante Él. El mal espíritu que lo poseía, reconoció la auto-ridad de Jesús, llamándolo Hijo de Dios Altísimo.  Jesús con el poder de su palabra, liberó al hombre del   mal espíritu, devolviéndole la dignidad, lo libera y lo ama… El hombre agradecido quiere seguir al Maestro,  pero Jesús lo invita a dar testimonio de la misericordia de Dios y de la obra que ha hecho en su vida, en su propia familia.

Martes 5 de febrero           Santa Águeda, virgen y mártir  (MO)
Marcos 5,21-43   “Mi hijita se está muriendo; ven a imponerle las manos, para que se sane y viva”. Jesús fue con él y lo seguía una gran multitud que lo apretaba por todos lados.

La lectura de hoy nos presenta dos relatos, dos situaciones donde fallan las soluciones humanas. Al final del primer relato Jesús, nos da la clave de su ministerio sanador, cuando dice: “Hija, tu fe te ha sanado; vete en paz y sana de tu mal”. La principal enfermedad que Jesús quiere sanar, es la que trae consigo nuestra insignificancia y nuestra falta de fe.  Jesús dice que el remedio para todos nuestros males es la fe en su amor.
Jesús enfrenta la desesperanza humana. Las necesidades de los enfermos, y la fe de los que los rodean, arrancan una respuesta compasiva de Él.  Es cariñoso con las dos mujeres. A una la llama “Hija!”, y a la otra “Pequeña niña”.
Las dos historias muestran como Jesús trata de la misma manera, a gente de gran diferencia social. Jairo es influyente y tiene dinero, mientras que la mujer es pobre y socialmente recha-zada. Jesús no favorece a uno sobre otro. Ni rehúsa a Jairo por su dinero y nivel social, ni ignora a la mujer por su pobreza y su marginalización. En los dos relatos, lo que más se des-taca es la confianza plena en el poder de Jesús.

Miércoles 6 de febrero     Santos Pablo Miki y compañeros mártires   (MO)
Marcos 6,1-6  “¿Qué sabiduría es esa que le ha sido dada y esos grandes milagros que se realizan por sus manos? ¿No es acaso el carpintero, el hijo de María ?  Y Jesús era para ellos un motivo de tropie-zo.

Esto es lo que sucede con Jesús, cuando comenta las Escrituras en la Sinagoga de Nazaret, lugar donde había crecido. Sus paisanos, inicialmente, lo admiraban por sus palabras pero después se enfadaron y trataron de ejecutarlo. Han pasado de una parte a la otra precisa-mente porque la Palabra de Dios es algo distinto respecto a la palabra humana.
Aunque la palabra de Jesús es contundente, auténtica, profética y sus signos son humaniza-dores, las autoridades religiosas judías, no lograron reconocerlo como el ungido y enviado por Dios para liberar  a su pueblo. La ausencia de fe es el obstáculo para que Jesús pueda mostrar la misericordia de Dios.  La fe autentica es la adhesión plena e incondicional a la persona de Jesús, es decir a su proyecto de vida, libertad y esperanza para todos.
Nuestra fe, ¿es capaz de reconocer la presencia del Señor y seguirlo, en el humilde, en el pobre, el oprimido?
Señor, te pido que me ayudes a reconocer tu Presencia en los encuentros ordinarios de mi día y pueda percibir las formas y los modos a través de los cuales Tú deseas nutrirme y dar-me vida, porque Tú estás presente en todas las cosas.
Jueves 7 de febrero  Primer jueves
Marcos 6,7-13  "Permanezcan en la casa donde les den alojamiento hasta el momento de partir. Si no los reciben en un lugar y la gente no los escucha, al salir de allí, sacudan hasta el polvo de sus pies, en testimonio contra ellos".

El evangelio de hoy nos mete de lleno en la dinámica misionera de Jesús y de la Iglesia. El Señor envía a los doce como anuncio de lo que va a ocurrir después de la Pascua y Pente-costés. Una Iglesia misionera, en salida, peregrina en la historia. Una Iglesia que decidida en sus convicciones, sale a anunciar lo único importante: el Reino de Dios y su justicia; la persona misma de Jesús.  Pero lo que hoy llama más la atención es que Jesús pide a sus apóstoles que se queden en las casas donde los reciban. Lo que Jesús pide es que se haga, lo que él vive permanentemente en su Encarnación: hacerse uno más. Meterse en la realidad.  El desafío que se nos presenta hoy es no sólo ir a misionar por algunos días. Lo que Jesús nos pide es que seamos misioneros, en todo momento, en todo lugar,  todos los días, todo el año. Jesús no tuvo "temporadas de misión". Toda su vida fue misión permanente. Esto quiere decir que si al que nosotros seguimos hizo de toda su vida una permanente misión, nosotros estamos llamados a lo mismo: ser misioneros, no solamente por un tiempo sino toda la vida. La misión pasa por las cosas pequeñas, sencillas y cotidianas  Y vamos sin alforjas, sin dinero, sin vestimenta... a la intemperie y en itinerancia.

Viernes 8 de febrero 
Marcos 6,14-29  Herodes oyó hablar de Jesús, porque su fama se había extendido por todas partes. Al oír todo esto, decía: "Este hombre es Juan, a quien yo mandé decapitar y que ha resucitado".

El Evangelio que nos presenta la liturgia de hoy viene a interpelar nuestro corazón y misión de cara al año que apenas hemos iniciado. Juan Bautista por (Cristo) dio su vida, a pesar de que no recibió la orden de renegar de Jesucristo, solo le fue ordenado callar la verdad. Y no calló la verdad y por eso murió por Cristo, que es la Verdad. Justamente, por el amor a la verdad, no reduce su compromiso y no tiene temor a dirigir palabras fuertes a aquellos que habían perdido el camino de Dios.
Juan Bautista se anima a ser testigo de la verdad, él sabía que decirle la verdad a Herodes podía traerle problemas, pero no negoció con Herodes, no se acomodó y se animó a decirle a Herodes lo que tenía que ser. Y esto le costó la cabeza a Juan Bautista.
Nosotros vivimos en el mundo, pero no somos del mundo, como dice el Señor, y tenemos los criterios del Evangelio para vivir, no los del mundo. Tenemos que ser tolerantes, respetuosos de la diversidad, pero eso no significa acomodarnos a los criterios del mundo para pasarla mejor. Seguir a Cristo  tiene un precio, que puede ser la persecución, que nos dejen de lado, que no nos entiendan, pero el Señor dijo: “Bienaventurados aquellos que son perseguidos a causa de  mi” ¡A no desanimarse! Que el testimonio de Juan Bautista nos de fuerzas.

Sábado 9 de febrero   
Marcos 6,30-34   “Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato”

Después de la experiencia misionera, los discípulos necesitan hablar y compartir lo que han vivido. El Maestro les propone retirarse a descansar juntos, en un lugar apartado. Pero al in-tentarlo, se ven sorprendidos por un gentío inmenso e indigente, que tiene sed de la palabra de Dios, y que se las arreglan para encontrarlos. Jesús, siente compasión por ellos, que están sedientos, hambrientos como ovejas que no tienen pastor.
En este caso, vemos a Jesús tomando una decisión entre dos posibilidades legítimas: O des-piden a la gente para descansar o se olvidan de sus vacaciones, para dedicarse a atender a la masa que los solicita. ¿Hacia dónde se inclina Jesús? ¿Por qué toma esa decisión? ¿Qué se nos enseña con ello? Al percibir a la gente como ovejas sin pastor, Jesús empieza a ser pas-tor. Que aprendamos de Jesús a mirar a los demás con compasión, que siempre la misión sea primero en nuestras vidas, que no nos gane nuestro egoísmo, deseos personales y que siem-pre podamos anteponer el amor de Dios y el celo por instaurar el reino a todas las otras cosas.

Domingo 10 de febrero  (Vº del tiempo durante el año)
Lucas 5, 1-11 “Jesús dijo a Simón: Lleva la barca mar adentro y echa las redes. Simón respondió: Maestro, lo hicimos durante toda la noche,  y no pescamos nada; pero, si tú lo dices, echaré las redes"

Jesús complica la vida a los pescadores de lago. Él les pide que  naveguen mar adentro, que vayan a lo hondo del lago y tiren las redes. La invitación del Señor es ir mar adentro. Ellos obedecen, pero antes, Pedro hace un planteo: "Maestro, trabajamos la noche entera y no saca-mos nada. Pero si tú lo dices echamos las redes". Es decir, los discípulos confían en la palabra de Jesús, depositan en Él todo tipo de esperanzas.
Jesús aparentemente les  complica la vida, pero,  no sólo pescan,  sino que pescan abundan-temente y las redes se llenan. Y tienen miedo… Y se ponen de rodillas. Pero Él les da espe-ranza. Los mira a los ojos. Y particularmente a Pedro. Y le dice: "Pedro, de ahora en adelante serás pescador de hombres".
Pedro reconoció quién era Jesús, y se dio cuenta lo que significaba estar a su lado.
Jesús reconoció quién era Pedro, y vio que él era capaz de responder plenamente a lo que le pediría. Invitó a Pedro a emplear su experiencia de pescador en una forma nueva, por el bien del Evangelio.