GUION DE MISA 16º domingo durante el año

16º domingo durante el año

Hermanos, nuestra vida cristiana consiste en seguir a Jesucristo. La Eucaristía que vamos a comenzar, en este domingo décimo sexto durante el año, es un momento importante para hacer consciente, reafirmar y revisar este seguimiento, bajo la luz del Evangelio y en contacto con el mismo Cristo.
El Señor hoy es claro: es Él quien siembra la buena semilla, siembra que hoy se continúa en el mundo a través de la Iglesia; y dentro de ella, todos sus miembros tenemos la misión de seguir sembrando la buena semilla y no dejar que la cizaña siga creciendo; cizaña que hoy se nos presenta como la secularización y la injusticia, a las que debemos combatir con una nueva evangelización. Dispongámonos a iniciar esta Santa Misa, entonando juntos el canto de entrada...

MONICIONES A LAS LECTURAS
OPCIÓN 1: MONICIÓN ÚNICA PARA TODAS LAS LECTURAS

Tanto el libro de la Sabiduría como el salmo responsorial de hoy nos hablan de la benignidad y la indulgencia de un Dios “clemente y compasivo, lleno de amor y fiel”, cuya justicia se ar-moniza perfectamente con su compasión. Un mensaje que, de algún modo, también está implícito en la parábola que leemos hoy en el evangelio de Mateo. El trigo y la cizaña crecen juntos, el bien y el mal conviven en la historia humana, pero sólo a la hora del juicio Dios se-parará a ambos.

OPCIÓN 2: MONICIONES PARA CADA LECTURA

PRIMERA LECTURA (Sabiduría: 12, 13. 16-19)
El libro de la Sabiduría ensalza la bondad de Dios para con su pueblo, al que juzga con mode-ración e indulgencia, dándole siempre una oportunidad para que se arrepienta.

SEGUNDA LECTURA (Romanos 8, 26-27)
Pablo, en su carta a los Romanos, dice que en la oración, lo primero que tenemos que pedir, es inspiración divina, para pedir como Dios lo quiere.


EVANGELIO (Mateo 13, 24-43)
Hoy Jesús nos dice que antes de la instalación definitiva del Reino de Dios, tendrá que haber un combate constante entre el trigo y la cizaña. Preparémonos para la escucha del evangelio, can-tando el aleluya.

ORACIÓN DE LOS FIELES
Guía. A cada petición respondemos: ESCÚCHANOS, PADRE NUESTRO

     Por la Santa Iglesia y el Papa Francisco, para que por su ministerio siempre nos llegue tu misericordia y seamos profetas de esperanza, de un mundo nuevo, oremos...
     Por nuestros Obispos y todos los que cuidan de este pueblo tuyo que peregrina en esta diócesis, para que viviendo nuestra fe en las cosas sencillas de la vida, seamos como el grano de mostaza y trabajemos en la transformación del mundo, oremos...
     Por nuestra patria, para que todos los que habitamos esta tierra, transformemos nuestro corazón y, dóciles a las inspiraciones de tu Espíritu, escuchemos a tu Hijo, y Él sea el fundamento de nuestra vida, oremos...
     Por tantos hermanos nuestros que se encuentran sufriendo, en su cuerpo o en su espí-ritu, para que en el ofrecimiento de su dolor encuentren el alivio y la fortaleza que les ayude a superar su situación, oremos....
     Por toda nuestra comunidad, para que también nosotros, en medio del mundo, seamos levadura y manifestemos la presencia salvífica de Jesús, nuestro Salvador, oremos...
     Por los que compartimos hoy el Pan Eucarístico, para que también compartamos nues-tro pan con el hambriento, oremos.

PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS
Llevemos al altar los dones para celebrar la Misa, el misterio que construye el Reino de Dios en este mundo. Acompañamos la procesión de las ofrendas cantando

COMUNIÓN
Comiendo el pan de la Eucaristía recibiremos la fuerza de Cristo para ser verdaderos discípulos suyos, que trabajan para continuar en el mundo, la siembra de la buena semilla. Cantamos...

COMUNIÓN ESPIRITUAL:
Al término de la distribución de la comunión.
 
Hermanos:
Todos aquellos que no han podido acercarse a recibir a Jesús Sacramentado, pueden hacer la Co-munión Espiritual rezando la siguiente oración:
 
Creo Señor mío que estás realmente presente
en el Santísimo Sacramento del altar.
Te amo sobre todas las cosas y deseo
ardientemente recibirte dentro de mi alma;
pero, no pudiendo hacerlo  ahora sacramentalmente,
ven al menos espiritualmente a mi corazón.
Y como si te hubiese recibido, me abrazo
y me uno todo a Ti;
Oh Señor, no permitas que me separe de Ti.
Amén.

DESPEDIDA
Ahora vayamos como mensajeros a nuestro mundo, llevando el mensaje del Reino de Jesús, que es un anuncio de amor, paz y justicia.  Nos despedimos cantando...