SOLEMNIDAD DE JESUCRISTO REY DEL UNIVERSO
Queridos hermanos: con la Solemnidad de Jesucristo Rey del Universo, hoy terminamos el año litúrgico y el domingo que viene, con el Adviento, iniciaremos de nuevo ese proceso ce-lebrativo que nos hace participar un año más de la gracia de la salvación.
Nuestra mirada a Jesús como Rey del Universo nos ayuda a ver nuestra historia, como un proceso del Reino que todavía no se manifiesta, pero que se está gestando y madurando hasta el final de los tiempos. Para celebrar a nuestro Rey, juntos lo aclamamos gozosos con el canto de entrada..
MONICIONES A LAS LECTURAS
OPCIÓN 1: MONICIÓN PARA TODAS LAS LECTURAS
En consonancia con la fiesta que celebramos, las lecturas de este domingo giran en torno a la figura del rey. En el pasaje del libro de Samuel, David es ungido por los ancianos del pueblo. Los discípulos de Jesús supieron reconocerle como el Cristo (el ungido), como el sucesor esperado de aquel gran rey de Israel. Así lo presenta el evangelio de Lucas, pero su entroni-zación no tendrá lugar en un palacio, sino en la cruz. El autor de la carta a los Colosenses, mediante un precioso himno, exalta a Cristo como rey de todo el universo según el designio amoroso de Dios. Escuchemos con mucha atención.
OPCIÓN 2: MONICIÓN PARA CADA UNA DE LAS LECTURAS
PRIMERA LECTURA (2 Samuel 5, 1-3)
La historia de Israel tiene algunos reyes que se pueden considerar como figuras del que iba a ser Rey del Universo en los planes de Dios.
SEGUNDA LECTURA (Colosenses 1, 12-20)
San Pablo menciona en este "himno cristológico" una lista de títulos de Jesús. En él reside toda la plenitud y, además, en él se ha realizado la reconciliación universal, por la sangre de su cruz. Escuchemos
EVANGELIO (Lucas 23, 35-43)
Jesús, el Rey del Universo, termina siendo objeto de burlas en la cruz, precisamente por ser Rey. Reconocerle como tal, nos lleva a la salvación. Cantemos todos el aleluya para luego escu-char este mensaje.
ORACIÓN DE LOS FIELES
A Jesús, que desde el trono real de la cruz reina y juzga al mundo, dirijamos nuestra humilde oración. Con fe aclamemos: VENGA A NOSOTROS TU REINO, SEÑOR
Por la Iglesia: para que sea en el mundo signo visible del Reino que viene, lugar donde cada hombre pueda conocer la realeza del amor que se manifiesta en la cruz de Cristo. OREMOS.
Por el Papa Francisco, nuestros Obispos y sacerdotes. Para que sigan los pasos de Aquél que no vino a ser servido sino a servir. OREMOS.
Por los que tienen autoridad y poder. Para que, a ejemplo de Cristo Rey, lo ejerzan como un servicio, defendiendo a los más pequeños y vulnerables de nuestra sociedad. OREMOS.
Por la paz en el mundo: que el poder de Jesús humilde, rey de Paz se manifieste vic-torioso sobre cada oscura lucha del egoísmo, violencia e injusticia. Oremos.
Por los más necesitados y por los que sufren. Para que encuentren en nosotros una ayuda activa y solidaria. OREMOS.
Por nuestra Comunidad parroquial. Para que la caridad fraterna destruya los poderes del mal y Cristo sea Rey y Señor de nuestras vidas. OREMOS.
Por todos nosotros aquí presentes: que, dóciles a la escucha obediente de la Palabra, seamos testigos valientes y constructores del Reino que Jesús ha venido a traer. OREMOS.
Por nuestros difuntos. Para que el Señor les conceda la corona de la vida en el Reino Eterno. OREMOS.
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS
Con las ofrendas del pan y el vino ofrezcamos la historia de nuestra vida, para que en ella cantemos la fuerza del amor de Dios. Acompañemos la procesión de ofrendas, cantando
COMUNIÓN
Recibir el Cuerpo de Cristo nos compromete a construir su Reino de justicia, amor y paz. Con alegría vayamos a recibir el Pan de Vida, cantando …
COMUNIÓN ESPIRITUAL:
Al término de la distribución de la comunión.
Hermanos:
Todos aquellos que no han podido acercarse a recibir a Jesús Sacramentado, pueden hacer la Comunión Espiritual rezando la siguiente oración:
Creo Señor mío que estás realmente presente
en el Santísimo Sacramento del altar.
Te amo sobre todas las cosas y deseo
ardientemente recibirte dentro de mi alma;
pero, no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente,
ven al menos espiritualmente a mi corazón.
Y como si te hubiese recibido, me abrazo
y me uno todo a Ti;
Oh Señor, no permitas que me separe de Ti.
Amén.
FINAL
Cristo es nuestro Rey y ese reinado debemos proclamarlo al mundo. Vayamos a vivir el rei-nado de Dios sobre nuestras familias. Y mientras nos despedimos, cantamos…