2º DOMINGO DURANTE EL AÑO ‘A’ 19/1
Los evangelistas se esfuerzan por diferenciar bien el bautismo de Jesús del bautismo de Juan. No hay que confundirlos. El bautismo de Jesús no consiste en sumergir a sus seguidores en las aguas de un río. Jesús sumerge a los suyos en el Espíritu Santo.
Este bautismo de Jesús no es un baño externo, parecido al que algunos han podido conocer tal vez en las aguas del Jordán. Es un «baño interior».
La metáfora sugiere que Jesús comunica su Espíritu para penetrar, empapar y transformar el corazón de la persona.
Dejarnos bautizar por Jesús significa acoger su Espíritu como fuente de vida nueva. Su Espí-ritu puede potenciar en nosotros una relación más vital con él.
El Espíritu de Jesús es «Espíritu de amor», capaz de liberamos de la cobardía y del egoísmo de vivir pensando sólo en nuestros intereses y nuestro bienestar.
Dejamos bautizar por él es abrirnos al amor solidario, gratuito y compasivo.
El Espíritu de Jesús es «Espíritu de conversión» a Dios. Dejarnos bautizar por Jesús significa dejamos transformar lentamente por él; aprender a vivir con sus criterios, sus actitudes, su corazón y su sensibilidad hacia todo lo que deshumaniza a los hijos e hijas de Dios.
El Espíritu de Jesús es «Espíritu de renovación». Dejarnos bautizar por él es dejamos atraer por su novedad creadora. El puede despertar lo mejor que hay en la Iglesia y darle un «co-razón nuevo», con mayor capacidad de ser fiel al evangelio.
INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO
Señor en este día
agradecemos tu presencia
en nuestras vidas y familias;
hoy pedimos que tu Espíritu Santo
nos ilumine para contemplar
y poner en práctica tu Palabra. Amén
LECTURA TEXTO BÍBLICO Juan (1,29-34):
“Al día siguiente, al ver Juan a Jesús que venía hacia él, exclamó: Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Este es aquel de quien yo dije: Tras de mí viene un hombre que está por delante de mí, porque existía antes que yo. Yo no lo conocía, pero he salido a bautizar con agua para que sea manifestado a Israel.
Y Juan dio testimonio diciendo: He contemplado el Espíritu que bajaba del cielo como una paloma, y se posó sobre él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: Aquél sobre quien veas bajar el Espíritu y posarse sobre él, ése es el que ha de bautizar con Espíritu Santo. Y yo lo he visto, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios”.
¿QUÉ DICE EL TEXTO? LECTURA ¿Qué dice el texto?
¿Cómo comienza el texto?
¿Quién señaló a Jesús?
¿Qué título le puso a Jesús y porqué?
¿Qué significa “cordero de Dios”?
¿Qué significa “quitar el pecado del mundo?
¿Cuál fue la declaración final de Juan sobre Jesús?
¿Finalmente cómo declara y da testimonio Juan de quien es Jesús?
MEDITACIÓN ¿Qué me dice? ¿Qué nos dice?
Las vivencias de Juan el bautista fueron muchas, sin embargo siempre predicó con el ejemplo en todo, más aún mientras realizaba su trabajo.
Siempre procuró evangelizar cuando realizaba el bautismo con agua, predicando siempre que después vendría uno que bautizaría con el Espíritu.
Cumplió con su labor de principio a fin y eso nos demuestra a nosotros que los trabajos que Dios nos encomienda, debemos realizarlos bien hechos y completamente, procurando ser testimonio y predicando con el ejemplo.
En cualquier situación debemos confiar que Dios nos ayudará y enviará al prometido. El Señor no nos dejará solos mientras realicemos nuestra labor.
Ahora comprendemos muchas cosas por medio del Espíritu, pero es necesario dejar-nos guiar siempre por el Señor, en cualquier circunstancia de nuestra vida.
Ante este texto tan importante, debo preguntarme:
¿Soy capaz de señalar quien es Jesús para los que no lo conocen?
¿Doy testimonio de Jesús como Cordero de Dios y Salvador?
¿Reconozco que Jesús es el Cordero de Dios?
¿Cuál era la misión del Cordero en el Antiguo Testamento? y ahora, en el Nuevo Tes-tamento, su misión para salvarme de los pecados ¿cómo será?
¿Entiendo que Jesús se hizo hombre para salvarme a mí?
¿qué implica que yo sea salvado? ¿cómo estaría yo sin su salvación?
ORACIÓN ¿Cuál es mi respuesta al Señor?
Gracias Señor por mostrarme la confianza
que Juan depositó en tus promesas,
yo quiero confiar más en ti y dejarme guiar por tu espíritu
en cada labor que tu me encomiendes.
Bendito seas por siempre, amén!
Puedo dirigirme, con agradecimiento a las tres personas divinas por lo que implica en mi vida haber aceptado la Salvación que Dios ofrece por medio de su Cordero, de Jesús.
CONTEMPLACIÓN ¿Cómo interiorizo el mensaje? ¿Cómo interiorizamos el mensaje?
Veamos el ejemplo de Juan por su trabajo y confianza puesta en Dios, que sin dudar realizó su labor de principio a fin. Nosotros podemos trabajar y confiar igual o más que Juan, con la ayuda del Señor.
ACCIÓN ¿A qué me comprometo? ¿A qué nos comprometemos?
Proponernos reconocer a Jesús, todos los días de nuestra vida. Sería un buen propó-sito.
Iniciar el día con una oración personal que ponga a Jesús en el centro de lo que hacemos.
Encontrar cuáles son los momentos en que dudamos de que Jesús es el Cordero de Dios, y pedirle al Espíritu Santo que nos ayude a encontrar caminos para que nuestra fe en el Señor sea más sólida.