19º DOMINGO DURANTE EL AÑO ‘G’
Nos encontramos nuevamente aquí, en este domingo décimo noveno durante el año, convo-cados por el Señor, para ser alimentados por Él, con el Pan de su Palabra y de su Eucaristía. El Señor hoy nos llama a hacer silencio interior, para escucharlo, para tener un encuentro con Él; para que confiemos y nos apoyemos solamente en Él, en cualquier circunstancia de la vida, aún en medio de las dificultades. Él quiere ayudarnos, pero necesita de nuestra confianza en su poder, con una fe firme, que no se deje quebrantar por las dificultades de la vida. Pidiendo a Dios que se nos manifieste hoy, comencemos esta celebración con el canto de entrada….
MONICIONES A LAS LECTURAS
OPCIÓN 1: MONICIÓN ÚNICA PARA TODAS LAS LECTURAS
La salvación está cerca, proclamamos con el salmo 84. Hay que estar atentos, como Elías en la puerta de la cueva, para reconocerlo en el ligero susurro de una brisa suave. Hay que tener los ojos de la fe bien abiertos para no confundir al Señor que se acerca caminando sobre las aguas con un fantasma, como les ocurre a los discípulos en el relato del evangelio. Del mismo modo, Pablo, en la Carta a los Romanos, se siente triste porque su pueblo no ha sabido re-conocer en Jesús al Hijo de Dios. Dispongámonos a escuchar la Palabra, presencia del Señor entre nosotros.
OPCIÓN 2: MONICIONES PARA CADA LECTURA
PRIMERA LECTURA (1 Reyes 19, 9a. 11-13a)
Dios nos dice que para encontrarlo, necesitamos alejarnos del ruido que nos rodea, ya que Él habla en el silencio. Escuchemos
SEGUNDA LECTURA (Romanos 9, 1-5)
San Pablo se siente implicado en la tragedia de sus hermanos judíos, no obstante, proclama su fe en la divinidad de Cristo.
EVANGELIO (Mateo 14, 22-33)
La fe de los discípulos es puesta a prueba por las olas que zarandean la barca, sin la presencia de Jesús, que se había quedado orando en el monte. De pie. Nos disponemos a escuchar el mensaje del Evangelio cantando aleluya
ORACIÓN DE LOS FIELES
GUÍA: A cada petición responderemos: ESCÚCHANOS SEÑOR
Por la Iglesia y el Papa Francisco, para que por su palabra, redescubramos con más vigor que sólo Él es el que salva, oremos...
Por nuestro Obispo y nuestros sacerdotes, para que siempre recibamos por medio de sus palabras, la invitación que tu Hijo nos hace a confiar, tendiéndonos la mano y di-ciéndonos: "Tranquilícense, soy Yo; no teman" , oremos...
Te pedimos de manera especial, junto al Santo Padre, que protejas a los cristianos ira-quíes, a todas las comunidades perseguidas y a todos aquellos que son obligados a dejar sus casas en Irak, oremos...
Por todos los niños, especialmente los más pobres y sufrientes, para que nunca les falte el alimento y las condiciones para desarrollarse plenamente, y para que reciban una verdadera y auténtica formación en los valores trascendentes que proclamó tu Hijo, oremos...
Por los que rigen los destinos de las naciones, para que sigan luchando por llevar so-luciones a los problemas que oprimen a los pueblos, oremos.
Por nuestra comunidad, para que siempre, y a pesar de las dificultades, confiando ple-namente en tu bondad y providencia, caminemos sobre las aguas de la vida conscien-tes de que Tú eres quien realmente nos cuida, oremos...
Por quienes compartimos este banquete y nos hemos alimentado del pan de su Pala-bra, para que la calma y la paz reine en nuestros corazones aún en medio de la tem-pestad, oremos.
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS
Para que nuestro propósito de apoyarnos siempre en Dios, se convierta en una realidad, ofrezcámoslo sobre el altar, junto al pan y el vino. Cantamos ….
COMUNION
El Señor nos llama que vayamos a su encuentro. Acerquémonos a recibirlo, con fe y confian-za y digámosle como Pedro: "Verdaderamente, tú eres el Hijo de Dios".
COMUNIÓN ESPIRITUAL:
Al término de la distribución de la comunión.
Hermanos:
Todos aquellos que no han podido acercarse a recibir a Jesús Sacramentado, pueden hacer la Co-munión Espiritual rezando la siguiente oración:
Creo Señor mío que estás realmente presente
en el Santísimo Sacramento del altar.
Te amo sobre todas las cosas y deseo
ardientemente recibirte dentro de mi alma;
pero, no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente,
ven al menos espiritualmente a mi corazón.
Y como si te hubiese recibido, me abrazo
y me uno todo a Ti;
Oh Señor, no permitas que me separe de Ti.
DESPEDIDA:
Debemos vivir nuestra vida diaria de acuerdo a la fe que manifestamos tener. Esta Eucaristía debe significarnos un sincero compromiso de confiar plenamente en Dios, a pesar de las difi-cultades que encontramos a cada paso. Nos despedimos cantando...