GUION DE MISA - PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO 1/12

PRIMER  DOMINGO DE ADVIENTO      1/12

Hermanos, con el primer domingo de Adviento, iniciamos un nuevo año litúrgico, un nuevo camino del Pueblo de Dios con Jesucristo, que nos guía en la historia hacia la realización del Reino de Dios. Este día tiene un atractivo especial, nos hace experimentar un sentimiento profundo del sentido de la historia. Redescubrimos la belleza de estar todos en camino: la Iglesia, con su vocación y misión, y toda la humanidad, los pueblos, las civilizaciones, las cul-turas, todos en camino a través de los senderos del tiempo. Estemos atentos a Dios, que viene ahora a nosotros, a través de su palabra y Eucaristía, con el fin de prepararnos para la segunda venida de Jesús. Recibamos al celebrante uniéndonos en coro al canto de entrada.

     Encendemos el primer cirio de la Corona de Adviento, que irá iluminando nuestro camino hacia la Navidad.
Hermanos, encendamos esta primera vela, signo de nuestro camino hacia el Señor. Su proxi-midad disipa las tinieblas y nos abre las puertas de la misericordia. Que en esta primera semana, renovemos nuestro espíritu de oración para caminar, con María y José, al encuentro del Niño de Belén. Amén

Opción 1:  MONICIÓN A LA LITURGIA DE LA PALABRA

Con Isaías deseamos que el cielo se abra para contemplar el amor, la misericordia y la justicia de Dios; sin embargo, es necesario purificar el corazón, es decir, estar en vela, como nos lo recuerda el evangelio. Para nosotros como cristianos, velar no es una actitud pasiva, sino estar atentos a los signos del Señor. Abrámonos a la acción del Espíritu para que dirija nuestra escucha. Prestemos atención al mensaje de hoy

Opción 2  MONICIÓN A LAS LECTURAS

PRIMERA LECTURA: Is 2, 1-5
El anuncio del Profeta nos acompañará a lo largo de todo este tiempo. Un anuncio que se repite desde hace muchos siglos y que también hoy nos llena de alegría. Escuchemos.

SEGUNDA LECTURA: Rom. 13, 11-14 
San Pablo, nos exhorta a despertar del sueño porque nuestra salvación está más cerca que cuando empezamos a creer. Vamos a escuchar con atención este pasaje paulino.

EVANGELIO  Mt 24, 37-44
Jesús manifiesta claramente que debemos estar preparados para el día en que vendrá a no-sotros, ya que no conocemos cuándo será, ni a qué hora ocurrirá. De pie  cantamos el aleluya  y nos disponemos a escuchar las palabras de Jesús.

ORACIÓN DE LOS FIELES:
Después de cada pausa, respondemos: VEN A SALVAR  A TU PUEBLO, SEÑOR.

     Por la iglesia, peregrina en el mundo: para que haga partícipes a los hombres de la esperanza que ilumina su camino y despierte así en ellos el deseo y la certeza de la salvación. Oremos.
     Por el Papa Francisco, los Obispos, Sacerdotes y Diáconos, para que acompañen al Pueblo de Dios en la alegre espera del Mesías que viene a salvarnos. Oremos
     Por nuestras comunidades cristianas: para que la cercanía del salvador nos estimule a vivir como hijos de la luz. Oremos.
     Por aquellos en quienes la dureza de la vida ha apagado toda ilusión: para que nuestra oración y fraternidad hagan florecer en ellos la esperanza y la voluntad de com-prometerse por un mundo mejor. Oremos.
     Por los gobernantes: para que, por encima de todo interés egoísta, promuevan la paz y el respeto a los derechos de los hombres y de los pueblos. Oremos.
     Por las Vocaciones: para que el Señor bendiga a su Iglesia con vocaciones al sacer-docio y a la vida consagrada. Oremos
     Por los que se encuentran ante un futuro incierto, para que los cristianos sepamos ofrecer a todos, y especialmente a los jóvenes, razones para la esperanza.  Oremos
     Por todos nosotros, para que la participación de la Eucaristía nos ayude a vivir en una espera activa la llegada del Señor.  Oremos

PRESENTACIÓN DE LAS  OFRENDAS
Junto a las ofrendas, presentemos también nuestra sincera disposición a vivir en la gozosa y atenta espera del Hijo de Dios, que viene a nuestro encuentro en cada momento de nuestra vida. Acompañamos la procesión de ofrendas  con el canto

COMUNIÓN
 Jesús vino al mundo por María, vendrá glorioso al final de los tiempos, pero también viene diariamente a nosotros en la presencia de cada hermano necesitado y en este Pan con que ahora quiere alimentarnos.  Pasemos a comulgar, cantando

COMUNIÓN ESPIRITUAL:
Al término de la distribución de la comunión.
 
Hermanos:
Todos aquellos que no han podido acercarse a recibir a Jesús Sacramentado, pueden hacer la Comunión Espiritual rezando la siguiente oración:
 
Creo Señor mío que estás realmente presente
en el Santísimo Sacramento del altar.
Te amo sobre todas las cosas y deseo
ardientemente recibirte dentro de mi alma;
pero, no pudiendo hacerlo  ahora sacramentalmente,
ven al menos espiritualmente a mi corazón.
Y como si te hubiese recibido, me abrazo
y me uno todo a Ti;
Oh Señor, no permitas que me separe de Ti.
Amén.

DESPEDIDA Mientras nos retiramos para volver a nuestros hogares, pidamos a María, la Vir-gen fiel, que nos ayude a vivir bien el tiempo de Adviento. Que la venida del Señor no nos encuentre cerrados en la indiferencia o en el orgullo, sino vigilantes en la espera y activos en el amor. Cantamos….


Con el ADVIENTO tratamos de abrir nuestras vidas al misterio de Cristo vivo,
proclamando la inmensa necesidad que tenemos de Él. Evocamos la primera
y segunda venida del Salvador. Es, pues, ocasión propicia para renovar
nuestra fe y nuestra responsabilidad ante el misterio salvífico de Cristo.