19º DOMINGO DURANTE EL AÑO 11 de agosto
Hermanos: La Eucaristía, de este domingo, debe llevarnos a una toma de conciencia: somos peregrinos y es en la fe como avanzamos hacia Dios; pero al creer, conocemos y sabemos que poseemos la vida eterna ya comenzada. El Señor hoy nos muestra la actitud fundamental del cristiano, que vive un estilo de vida nuevo: espera el mundo futuro marchando al encuentro con Dios: peregrino en camino hacia la Patria definitiva del Cielo, siempre preparado para ese encuentro, que desea, busca y espera; en una esperanza activa, creadora, de fidelidad a sus compromisos como cristiano y ciudadano. Debemos vivir una fe total y absoluta en la Palabra de Dios, con una confianza ciega en ella, permaneciendo vigilantes y preparados para el día final. Atentos y vigilantes, comencemos con alegría la celebración de estos misterios, de pie y cantando …
MONICIONES A LAS LECTURAS
OPCIÓN 1: MONICIÓN PARA TODAS LAS LECTURAS
La vigilancia, la fidelidad al Señor, la fe convertida en esperanza y la confianza en Dios, de las que Abraham es modelo, son actitudes y comportamientos que el cristiano ha de procurar vivir siempre. De todo esto nos hablan las lecturas de hoy. Escuchemos atentamente y, dejándonos mover por el Espíritu Santo, intentemos vivir de esa manera.
OPCIÓN 2: MONICIÓN PARA CADA UNA DE LAS LECTURAS
PRIMERA LECTURA (Sabiduría 18, 6-9)
En las manos de Dios todo es providencia y en cualquier momento podemos aprender las lecciones de los tiempos pasados. Escuchemos esta maravillosa enseñanza del libro de la Sabi-duría.
SEGUNDA LECTURA (Hebreos 11, 1-2. 8-19)
Animándonos a la perseverancia, la carta a los hebreos presenta una lista de personas que nos han dado un ejemplo admirable de fe. Escuchemos atentos y aprendamos de ellas.
EVANGELIO (Lucas 12, 32-48)
Con una colección de sentencias y parábolas, Lucas intenta determinar el sentido de la vida y afianzar la esperanza en la venida de Jesús. Preparémonos para escuchar esas sentencias y parábolas, cantando primero el aleluya.
ORACIÓN DE LOS FIELES A cada intención respondamos:
PADRE, GUÍANOS CON TU AMOR.
Por la Iglesia, pueblo de Dios que camina entre alegrías y esperanzas, para que el Señor la ayude en su peregrinar Oremos…
Por el Papa, obispos y sacerdotes para que permanezcan siempre vigilantes ante los signos de los tiempos y sepan conducir con sabiduría a nuestra Iglesia. Oremos.
Por los que tienen el poder de este mundo, especialmente por nuestros gobernantes, para que la sabiduría de Dios les asista siempre y sepan conducir a los pueblos por el camino del bien y el progreso de todos. Oremos.
Por los que sufren, especialmente por aquellos que ya perdieron la fe y su confianza en Dios, para que la misericordia divina se manifieste en abundancia a favor de cada uno de ellos. Oremos.
Por los jóvenes de nuestra Patria, muchos de ellos expuestos al sufrimiento, la margi-nación y la manipulación, para que los defendamos con nuestra ayuda. Oremos…
Por nuestra comunidad, conformada por diferentes rostros e historias personales y familiares, para que promovamos siempre la unidad. Oremos…
Por todos los aquí presentes, para que la Palabra que hemos escuchado nos anime en nuestra vigilancia permanente y el día final no nos encuentre desprevenidos. Oremos.
(Se pueden añadir y/o sustituir oraciones).
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS
Pongamos sobre la mesa del altar, junto al pan y el vino para el sacrificio, nuestro propósito de vivir como Jesús nos pide en el Evangelio. Presentamos también nuestra colaboración para el servicio de los demás. Cantamos…
COMUNIÓN
En esta comunión que ahora vamos a compartir con nuestros hermanos, ya pregustamos el banquete el Reino, al que hemos sido invitados y al que debemos peregrinar en gozosa espe-ra. Acerquémonos a comulgar cantando
MUNIÓN ESPIRITUAL:
Al término de la distribución de la comunión.
Hermanos:
Todos aquellos que no han podido acercarse a recibir a Jesús Sacramentado, pueden hacer la Comunión Espiritual rezando la siguiente oración:
Creo Señor mío que estás realmente presente
en el Santísimo Sacramento del altar.
Te amo sobre todas las cosas y deseo
ardientemente recibirte dentro de mi alma;
pero, no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente,
ven al menos espiritualmente a mi corazón.
Y como si te hubiese recibido, me abrazo
y me uno todo a Ti;
Oh Señor, no permitas que me separe de Ti.
Amén.
DESPEDIDA
Vayamos ahora a nuestros hogares a vivir la vida pero en permanente vigilancia, orando y perseverando en el Señor. Nos retiramos cantando…
"SEÑOR, ESCÚCHANOS Y AUMENTA NUESTRA FE"