32º DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO ‘B’
Antes de abordar el final de los tiempos o la segunda venida del Salvador, San Marcos nos hace afrontar dos actitudes esenciales para vivir o no el evangelio.
Nos encontramos con una “historia menor”, la historia de una mujer insignificante; la “nada” que tiene se convierte en el “todo” que da. No hace ruido. Jesús “observaba”. “Jesús llamó a sus discípulos. Les está enseñando a mirar, a ver en profundidad, a orar con los ojos … Jesús les enseña a interpretar las historias ocultas y escondidas, las vidas pequeñas…
Jesús nos enseña, nos adiestra para pasar a la profundidad, allí donde se cuecen los gestos y actividades que nos salvan. Jesús nos advierte del engaño de lo espectacular, del engaño de lo deslumbrante y llamativo; nos adentra en lo profundo para que encontremos el hilo sutil, imperceptible, con el que los sencillos y humildes escriben su historia de fe. Estos “últimos”, esta “pobre”, nos conducen a Dios. “Esas dos monedas” son más que todo, son más, porque son “todo lo que tenía para vivir”. Jesús quiere para su comunidad los comportamientos sencillos, últimos, servidores, pequeños; nos quiere atentos a los indefensos, discípulos de lo humilde, lectores atentos de las historias ocultas de fe; buscadores de Dios en la vida escondida de los hermanos más insignificantes. Orar con los ojos, viendo en profundidad la historia que Dios escribe con los pequeños, exige educar nuestro interior y nuestra hondura con los valores que brotan del AMOR.
Está claro que este Jesús está empeñado en hacer de su Comunidad un grupo de hombres y mujeres con “estilo” especial, con un estilo de vivir y comportarse que interroguen en su entorno.
ORACIÓN INICIAL
Señor, quiero dar mi vida
para que los demás hombres te conozcan.
Señor, quiero dar mi tiempo
para que muchos sean tus discípulos.
Señor, quiero dar mi capacidad de escucha
para compartir el drama de mis hermanos.
* INVOCAMOS AL ESPÍRITU SANTO…
TEXTO BÍBLICO
Mc. 12, 38-44 Y él, instruyéndolos, les decía: «¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en las plazas, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas y aparentan hacer largas oraciones. Esos recibirán una condenación más rigurosa». Estando Jesús sentado enfrente del tesoro del templo, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban mucho; se acercó una viuda pobre y echó dos monedillas, es decir, un cuadrante. Llamando a sus discípulos, les dijo: «En verdad os digo que esta viuda pobre ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie. «En verdad os digo que esta viuda pobre ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero esta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir».
LECTURA ¿Qué dice el Texto?
Jesús se encuentra enseñando en el Templo de Jerusalén. El evangelista Marcos nos dice que la muchedumbre le escuchaba a gusto. En su enseñanza Jesús advierte a sus oyentes sobre la vida tan poco ejemplar de los escribas.
Éstos eran hombres que formaban parte de la clase alta de la sociedad israelita y conocían a fondo las Sagradas Escrituras.
Esta capacidad la podían haber puesto al servicio del pueblo, sin embargo, la mayoría de los escribas, se habían convertido en hombres soberbios, que miraban por encima del hombro a los demás.
La llamada de atención de Jesús al principio del evangelio va también dirigida a nosotros. ¡Cuidado con reproducir en nuestra vida algunas de estas actitudes!
Más vale ser sencillos, aunque nadie nos aplauda o reconozca, con lo justo para vivir, que no arriesgarnos a que un día Dios nos tenga que reprochar nuestras soberbias o engaños.
Hoy, una viuda nos es puesta por Jesús como ejemplo a seguir. Esta mujer echó en el cofre del Templo, su ofrenda para Dios, dos monedas de muy poco valor.
Jesús presencia esta escena y no tiene dudas: la ofrenda de esta mujer vale más que las cantidades que echan los ricos en la misma arca del Templo.
La lección es clara: cuando uno da de aquello que necesita para vivir o le supone un esfuerzo, entonces esa ofrenda es realmente auténtica, cuando uno da de aquello que le sobra o le molesta en el monedero, entonces la ofrenda tiene otro valor bien distinto.
MEDITACIÓN ¿Qué me dice el Señor en el Texto?
El Señor critica duramente a los fariseos porque vivían una fe de apariencia, una fe vacía. Aparentaban y fingían ante su pueblo.
* ¿Hay algo en ti que pueda criticarte el Señor respecto a tu relación con Él o con los demás porque dices una cosa y vives otra?
¡Cuidado con el escriba y el fariseo que llevas dentro! Cae en la cuenta de que no estás libre de las actitudes que denuncia Jesús: deseo de reconocimiento, primeros puestos, cierta ambición… si no por cosas materiales, sí por otros bienes sociales.
“Estando Jesús sentado… observaba a la gente”
* ¿Cómo te impacta la actitud observadora de Jesús?
* ¿Eres observador de las “cosas de la vida”?
* ¿Te detienes a mirar en serio como hace el Señor o pasas de largo sin tomar contacto con la realidad?
Sin prejuicios ni distinciones entre pobres y ricos, sinceramente, ¿qué te enseña esta Palabra de Jesús?
Pregúntate cuál es tu actitud ante las necesidades de nuestra sociedad.
* ¿Cuáles son tus riquezas hoy?
Piensa en riquezas religiosas, familiares, culturales, humanas, materiales, sociales…
* ¿Repartes estas riquezas o das de lo que te sobra para “quedarte tranquilo”?
ORACIÓN ¿Qué respondo al Señor que me habla en el Texto?
Te alabo, Señor, y te doy gracias de corazón
porque eres siempre fiel a quienes amas.
Te alabo porque haces justicia a los oprimidos.
Te alabo porque das pan a los hambrientos.
Te alabo porque abres los ojos a los ciegos.
Te alabo porque enderezas a los que ya se doblan.
Te alabo porque amas a los justos.
Te alabo porque proteges a los desvalidos.
Te alabo porque sustentas al huérfano y a la viuda.
Te alabo porque sostienes a los que ya no resisten.
Te alabo porque tu Reino dura por siempre.
CONTEMPLACIÓN ¿Cómo reflejo en mi vida lo que me dice Dios en el Texto?
Contempla a «esta pobre viuda que ha echado más que nadie». Su generosidad es más grande y auténtica. «Los demás han echado lo que les sobra», pero esta mujer que pasa necesidad, «ha echado todo lo que tiene para vivir». No posee nada, sólo un corazón grande y una confianza total en Dios.
“La viuda da todo lo que tenía al tesoro del Templo…la viuda ha arriesgado. En su riesgo ha elegido al Señor, con un corazón grande, sin intereses personales, sin mezquindad.
“Es domingo, día del Señor, la Palabra nos invita a hacer de nuestra vida un don, una entrega total, entender la alegría de dar, del compartir, pero sobre todo, a darnos a nosotros mismos. Hacer de nuestra vida una ofrenda agradable a Dios.
Somos invitados a valorar realmente la capacidad para el amor, para la ternura, para el servicio, para la ayuda amistosa, para el sentido gratuito de la vida. Es el gran ejemplo de las dos viudas que hoy se nos presentan en la Palabra de Dios. Porque ellas humanizan nuestra vida, también la de nuestro mundo, con su sencillez, con su solidaridad, con su ayuda generosa a los necesitados. (Papa Francisco)
ACCIÓN ¿A qué me comprometo?
* Jesús nos avisa que aparentando lo que no somos no podemos seguirle. Acepta tu realidad y vívela de cara a Dios, de cara a los hermanos y de cara a ti mismo.
* Medita la generosidad de Jesús que lo dio todo por ti, hasta la propia vida y compárala con la tuya.
* Despréndete de algo tuyo (dinero, talento, acompañamiento, disponibilidad…), no importa el valor, entrégalo sin “fotos”, como la viuda, desde el corazón.
* Algo que para ti pueda significar poco, para otros, puede ser mucho.
* Piensa que puedes hacer para ser más generoso y desprendido con los demás y procura hacerlo.
* Conjuga el verbo “dar” en ese aspecto de tu vida que descubres que te está faltando.