2º DOMINGO DE ADVIENTO “B” 10 de diciembre de 2017
Celebramos
hoy el segundo domingo de Adviento, el tiempo fuerte en que nos preparamos para
recibir al Señor que viene a nuestro encuentro, en esta Navidad. Juan el Bautista, enviado a preparar la venida del Mesías, nos exhorta
hoy, a que también nosotros nos preparamos para recibir a Jesús, el Hijo de
Dios que viene a salvarnos, exigiéndonos una auténtica renovación, abandonado
el camino del mal y entrando en su camino, el que Jesús nos indica, con su vida
y sus enseñanzas, único camino que conduce a la Casa del Padre. Llenos de
esperanza, nos ponemos de pie para iniciar esta celebración, cantando …
ENCENDIDO DE LA 2ª VELA DE LA
CORONA DE ADVIENTO
Ven, Señor, a
nuestros corazones. Ven, Señor, y que encuentres nuestras vidas a tu gusto.
Ven, Señor, y
que –al encender esta segunda lámpara seamos conscientes de que, sin Ti,
nuestra vida no tiene sentido, Ven, Señor, e ilumina la noche oscura del mundo.
Amén
(Se enciende la 2ª vela).
MONICIONES A LAS LECTURAS
OPCIÓN 1: Monición única para
todas las lecturas
En
este segundo domingo continuamos viviendo el Adviento en clave de
“preparación”. La creación entera se prepara para la venida del Señor en
Isaías. Y en el evangelio, Juan Bautista anuncia al que es fuerte y trae el
Espíritu. Mientras llega el día del Señor, el día en que veremos el cielo nuevo
y la tierra nueva, la Iglesia recuerda con la carta de Pedro la paciencia de
Dios y la necesidad de prepararse para ese encuentro viviendo en paz con él.
Atentos escuchemos esta Palabra.
OPCIÓN 2: Moniciones para cada
lectura
Primera lectura (Isaías 40,
1-5. 9-11)
El
profeta consuela a su pueblo, y le asegura que Dios ha perdonado sus pecados y
está preparando la vuelta de todos a la patria; pero les pide que enderecen sus
caminos.
Segunda lectura (2 Pedro 3,
8-14)
Nosotros
creemos en la segunda venida del Señor, pero San Pedro, se encarga hoy de asegurarnos
que el calendario de Dios es diferente del nuestro. Escuchemos.
Evangelio (Marcos1, 1-8)
Dios
mismo preparó los caminos al Mesías suscitando a Juan el Bautista para que
predicara el bautismo de conversión y anunciara la llegada del Salvador.
ORACIÓN DE LOS FIELES:
Elevemos
con fe nuestra plegaria a Dios, nuestro Padre, la plegaria confiada de los que
esperan la venida gloriosa de Jesús, diciendo: "VEN SEÑOR, Y NO QUIERAS
TARDAR MÁS"
Padre
santo, para que por la predicación de tu Iglesia todos los hombres busquemos en
ese desierto, en esa realidad dura que nos toca vivir, construir un camino para
tu Hijo que viene a salvarnos, te pedimos...
Padre
bueno, para que guiados por nuestro Obispo y nuestros sacerdotes, en nuestra
comunidad se realice una efectiva renovación y así podamos cumplir con
fortaleza de espíritu, los preceptos de tu ley, te pedimos...
Padre
todopoderoso, para que busquemos una auténtica reconciliación entre todos,
sabiendo perdonar como tú lo haces con nosotros, y así construyamos una nación
que viva en la concordia y la fraternidad, te pedimos...
Dios
de todo consuelo, para que en cada hermano pobre, enfermo, con hambre, sin
trabajo, abandonado, encontremos la presencia real de tu Hijo que es el
necesitado, te pedimos...
Padre
misericordioso, para que en toda nuestra comunidad, en una auténtica conversión
de nuestras vidas y en medio de tantos atajos, acondicionemos un sendero limpio,
sencillo y humilde, para que Jesús venga por él a nuestro encuentro, te
pedimos...
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS:
Presentemos
al Señor el Pan y el Vino, pero más ofrezcámosle nuestro compromiso de enderezar
nuestros caminos para vivir una navidad en gracia de Dios.
COMUNIÓN:
En
esta Eucaristía está Jesús realmente presente; y esa presencia suya debemos
hacerla llegar a todos los hombres, nuestros hermanos, mediante signos
concretos de amor.
COMUNIÓN ESPIRITUAL:
Al término de la distribución de la comunión.
Hermanos:
Todos
aquellos que no han podido acercarse a recibir a Jesús Sacramentado, pueden
hacer la Comunión Espiritual rezando la siguiente oración:
Creo
Señor mío que estás realmente presente
en
el Santísimo Sacramento del altar.
Te
amo sobre todas las cosas y deseo
ardientemente
recibirte dentro de mi alma;
pero,
no pudiendo hacerlo ahora
sacramentalmente,
ven
al menos espiritualmente a mi corazón.
Y
como si te hubiese recibido, me abrazo
y
me uno todo a Ti;
Oh
Señor, no permitas que me separe de Ti.
Amén.
DESPEDIDA:
Esta
celebración debe significarnos un compromiso de preparar el camino del Señor,
allanar sus senderos, para que los que no se han encontrado aún con Cristo se
sientan animados a hacerlo.