III DOMINGO DE ADVIENTO
“B” 17 de diciembre LECTIO
El
Evangelio de Juan insiste en lo que es fundamental tanto para nuestra fe como para
el sentido de la Navidad: JESÚS, en quien creemos y a quien esperamos. Él es el
que da sentido a nuestra fe.
Juan
Bautista se presenta como testigo de la LUZ. Insiste en que él no es la luz,
sino que viene a darnos a conocer a Aquel que es la Luz del mundo. Ante esta
revelación, le preguntan a Juan sobre su identidad, y le interrogan si era él,
el Cristo, o Elías, o un profeta. respondiendo
siempre que no; finalmente él se dio a conocer como: “la voz que clama en el desierto” Hace constar que él bautiza con
agua, pero que ya estaba en medio de ellos, Alguien que era mucho mayor que él,
a quien él no era digno de desatarle las correas de sus sandalias.
Para
nosotros que nos estamos preparando para la Navidad, el testimonio de Juan es
muy significativo, pues nos coloca de lleno en la motivación que debemos tener
en este tiempo: que Aquel a quien esperamos no es simplemente uno más entre
tantos, sino que es el esperado de todos los tiempos: el CRISTO, el HIJO DE
DIOS vivo y verdadero, que ha asumido nuestra vida para darnos la vida de Dios.
Juan
anunciaba la venida del Señor, y su testimonio ayudaba a otros a disponerse y
prepararse a recibir a Aquel que les podía dar vida, de igual manera nosotros
que creemos y esperamos en el Señor, debemos ser sus instrumentos para que
otros también puedan conocer y amar al Señor, dándole un espacio en sus vidas.
Juan
es sólo una “voz” que clama. Conoce sus carencias y sabe que sólo Jesús puede
llenarlas. Por eso es una figura tan importante en el Adviento y puede
ayudarnos a vivir este tiempo de espera, ahondando nuestro deseo de que el
Señor se haga presente en medio de nosotros.
INVOCACIÓN AL
ESPÍRITU SANTO:
Ven Espíritu Santo,
Ven a nuestra vida, a nuestros corazones,
a nuestras conciencias.
Mueve nuestra inteligencia y nuestra
voluntad
para entender lo que el Padre quiere
decirnos
a través de su Hijo Jesús, el Cristo.
Que tu Palabra llegue a toda nuestra
vida
y se haga vida en nosotros. Amén
TEXTO
BIBLICO: Juan 1, 6-8.19-28 «Él era el testigo de la luz»
“Apareció un hombre enviado por Dios,
llamado Juan, que vino como testigo, para dar
testimonio de la luz, de modo que todos creyeran por medio de él. Él no
era la luz, sino un testigo de la luz. La luz verdadera que ilumina a todo
hombre estaba viniendo al mundo. Éste es el testimonio de Juan, cuando los
judíos le enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a preguntarle quién
era. Él confesó y no negó, confesó que no era el Mesías. Le preguntaron: Entonces,
¿eres Elías? Respondió: No lo soy. ¿Eres el profeta? Respondió: No. Le dijeron: ¿Quién eres?
Tenemos que llevar una respuesta a quienes nos enviaron; ¿qué dices de ti?
Respondió: Yo soy la voz del que grita
en el desierto: Enderecen el camino del Señor, según dice el profeta Isaías.
Algunos de los enviados eran fariseos y volvieron a preguntarle: Si no eres el
Mesías ni Elías ni el profeta, ¿por qué bautizas? Juan les respondió: Yo
bautizo con agua. Entre ustedes hay alguien a quien no conocen, que viene
detrás de mí; y yo no soy digno de soltarle la correa de su sandalia. Esto
sucedía en Betania, junto al Jordán, donde Juan bautizaba”
LECTURA: ¿Qué dice el texto? Reconstruimos el
texto:
¿Cómo
comienza este relato?
¿A
quién envió Dios? ¿Con qué misión?
¿Qué
significa ser testimonio de la luz?
¿Cuál
es la diferencia entre la luz y las tinieblas?
¿Quiénes
fueron a preguntarle a Juan quién era él?
¿Qué
les respondió Juan?
¿A
qué profeta hizo alusión?
¿Quién
vendría después de Juan?
¿Qué
dignidad tenía Juan con respecto al que venía detrás?
MEDITACION: ¿Qué me o nos dice el texto?
Hagámonos
unas preguntas para profundizar más en esta Palabra de Salvación:
Juan
habla de ser testimonio de la Luz
¿Hasta
qué punto somos testigos y testimonios de la luz?
En mi
vida, en mi corazón, en mis acciones, pensamientos y sentimientos,
¿cuánto
dejo entrar la luz verdadera y cuánto hay de oscuridad en mi vida?
En
los caminos de mi vida…
¿Pongo
obstáculos a la Gracia de Dios?
¿Cuáles
son las cosas que me impiden que Jesús entre plenamente en mi vida?
La
palabra testigo o testimonio, también implica el martirio.
¿Soy
consciente de esto? ¿Ayudo a los demás a encontrarse con Jesús?
Juan
dijo “yo soy la voz…”
¿También
yo puedo decir que soy la voz de Jesús, prestando mi vida, mis actitudes, mis palabras
y acciones para testimoniar a Jesús?
Anunciar
el Evangelio ofrece una dignidad única sin precedentes en la historia de la
humanidad. Sin embargo, Juan, el precursor, dice que no es digno ni siquiera de
desatar la correa de su sandalia
¿Me
creo yo mejor que otros por ser cristiano? ¿Cómo puedo ejercitarme en la humildad?
¿Qué
provoca en ti la figura de Juan, que haya venido a dar testimonio de la luz, a
presentar a Aquel que es la luz? ¿Qué te dice esto?
¿Qué
importancia tiene para ti que te preparas y dispones a celebrar la Navidad?
¿Qué
significa hoy, para ti ser “testigo de la luz”? ¿Qué situaciones de oscuridad
quieres iluminar? ¿Cómo?
El
testimonio de Juan era elocuente, porque impulsaba a otros a buscar al Señor,
¿y
tú? Tú manera de ser y actuar, ¿cuestiona e interpela a los que tienes a tu
lado?,
¿eres
signo de contradicción por lo que vives y por tus actitudes? ¿Tú vida inspira y
motiva a otros a buscar al Señor?
¿Es
Jesús para ti el Cristo, el Salvador, el Dios hecho hombre? ¿Es la razón y el
sentido de tu Navidad? ¿Cómo te estás preparando?
ORACION: ¿Qué le digo o decimos al Señor?
Que
tu oración sea un continuo dar gracias por creer y vivir en Jesús y en su
Iglesia. Pídele la gracia de una conversión sincera y de esperar su venida.
Gracias
Señor por tu Palabra Salvadora. Permíteme que cada día sea consciente de que todo
mi pensar, sentir, obrar, debe ir dirigido a la espera de tu llegada
CONTEMPLACION: ¿Cómo interiorizo o
interiorizamos el texto?
Para
el momento de la contemplación podemos repetir varias veces este versículo del
Evangelio para que vaya entrando a nuestra vida, a nuestro corazón.
“Que vino como testigo, para dar testimonio de
la luz, de modo que todos creyeran por medio de él” Y así, pidiéndole al Señor ser testigos de la
luz para que otros crean, asumimos esta actitud.
ACCION: ¿A qué me comprometo?
Debe
haber un cambio notable en mi vida. Si no cambio, no soy un verdadero cristiano.
Si estoy solo, vuelvo a leer detenidamente las lecturas. Se está hablando de
ser testigo de la luz de Cristo. Por eso voy a elegir una actividad que me
lleve a demostrar con humildad que puedo ser un punto de referencia para que otros
crean. No voy a sentirme superior, sino muy sencillamente servidor.
Prepara
una acción concreta y no dejes pasar mucho tiempo sin realizarla.
En
el grupo, conversaremos sobre lo que significa ser testigo, testimonio de
Jesús.
Vamos a decidir la realización de una acción muy humilde y sencilla. Queremos que otros puedan creer en Jesús viéndonos a nosotros en estos servicios a los más necesitados. No dejen pasar esta misma semana sin hacer este servicio concreto.