10ª semana durante el año
LUNES 7 DE JUNIO ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE SAN ANTONIO GIANELLI. (07-06-1846)
Mateo
4,25-5,12 “Seguían a Jesús grandes multitudes que llegaban de Galilea,
de la Decápolis, de Jerusalén, de Judea y de Transjordania. Al ver a
la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se
acercaron a él. Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles,
diciendo:”Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les
pertenece el Reino de los Cielos…”
El texto del Evangelio de
San Mateo que se nos presenta hoy, corresponde a las bienaventu-ranzas,
que son la introducción al sermón de la montaña. Mateo presenta a
Jesús, primero, en un monte, ya que el monte era lugar de la revelación
de Dios en el Antiguo Testamento; segundo, sentado, ya que esa era la
posición del maestro que enseña.
Lo que hace Jesús con las
bienaventuranzas es proponer un estilo de vida que se hace presen-te con
la llegada del Reino de los cielos. Las primeras cuatro
bienaventuranzas son una decla-ración de la alegría que tienen aquellos
que se abren a la acción de Dios en sus vidas, las si-guientes cuatro,
están orientadas al comportamiento cristiano, es decir, son actitudes
que los discípulos deben cultivar. Terminadas estas ocho
bienaventuranzas, aparece la última, que se dirige directamente a los
discípulos que sufren persecución, para alentarlos en la adversidad.
En
un momento de calma, en medio de esta pandemia, sabiendo que el Señor
quiere nuestra felici-dad, revisemos nuestra vida, nuestras actitudes,
de acuerdo con cada una de las bienaventuranzas.
Martes 8 de junio
Mateo5,13-16:
“Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal pierde su sabor, ¿con
qué se la volverá a salar? Ya no sirve para nada, sino para ser tirada y
pisada por los hombres. Ustedes son la luz del mundo. No se puede
ocultar una ciudad situada en la cima de una montaña.
Mateo
trae tres imágenes que usa Jesús para fortalecer la llamada a los
discípulos a ser fieles al mensaje del evangelio: la sal, la luz y la
ciudad.
Primero la sal, que es un elemento indispensable para la
vida; en tiempos de Jesús la sal tenía múltiples usos: sazonar los
alimentos, salar las ofrendas a Dios, establecer y sellar alianzas entre
las personas, ….
Segundo la luz, tiene un simbolismo universalmente
reconocido: disipa las tinieblas, alegra e ilumina con su resplandor;
normalmente se asocia la luz a Dios y su relación con los seres humanos.
Tercero, la ciudad situada en la cima de una montaña, que está a la
vista de todos. Las tres imágenes usadas por Jesús indican la misión
de los discípulos; cada discípulo debe ser luz con sus buenas obras
brillando a la vista de todos, siendo signo de Dios para el mundo; cada
discí-pulo debe ser sal que condimenta y purifica a la comunidad humana y
que aviva la llama que ilumina y da vida; cada discípulo debe ser como
la ciudad elevada, su testimonio debe ser dado a la vista de todos, para
que todos al ver su modo de vida glorifiquen a Dios. El mensaje del
Señor Jesús debe ser llevado y testimoniado a todo el mundo y a todos
los hombres; eso hace de cada discípulo un misionero.
¿Cuál de las
tres imágenes me identifica mejor? ¿Cuál de las tres imágenes me cuesta
más vivir? ¿Con mi presencia, con mis palabras, con mi acción… estoy
siendo sal y luz para los demás?
Miércoles 9 de junio
Mateo
5,17-19: “No piensen que vine para abolir la Ley o los Profetas: Yo no
he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. Les aseguro que no quedarán
ni una i ni una coma de la Ley, sin cumplirse, antes que desaparezcan
el cielo y la tierra. El que no cumpla el más pequeño de estos
mandamientos, y enseñe a los otros a hacer lo mismo, será considerado el
menor en el Reino de los Cielos. En cambio, el que los cumpla y enseñe,
será considerado grande en el Reino de los Cielos”.
En este
pasaje del evangelio de Mateo, Jesús se presenta como plenitud de la Ley
y los profe-tas. Dios ha ido guiando a su pueblo y exigiendo de ellos
el cumplimiento de la Ley como ca-mino de unificación y ordenamiento del
pueblo elegido. Su fidelidad a Yahvé se manifestaba en el seguimiento
de esa ley. Pero ahora Dios ha completado su alianza enviando al
Salvador del Pueblo y por Él y a través de Él, manifiesta su nueva
alianza. Jesús pone la plenitud de la Ley en realizar el Reino de Dios
en nuestra historia. Llevar a cumplimiento el amor definitivo de Dios al
hombre, manifestado en la resurrección de Jesús. Ese amor debe
cumplirse y animar toda la vida de los discípulos del resucitado. El
seguimiento cristiano no se limita a la observan-cia ritualista de un
código de normas. La nueva legalidad es la del amor, la de la respuesta
ge-nerosa al don amoroso de Dios, que nos amó primero y entregó a su
propio Hijo hasta la muer-te. El amor del discípulo de Jesús no puede
tener otro límite que el de la entrega radical, total y definitiva.
¿Cómo veo y vivo la ley de Dios: cómo horizonte de libertad creciente o cómo imposición que delimita mi libertad?
Jueves 10 de junio
Mateo
5,20-26: “Les aseguro que si la justicia de ustedes no es superior a la
de los escribas y fariseos, no entrarán en el Reino de los Cielos”.
El
evangelio de Mateo muestra con claridad que Jesús exigía a sus
discípulos un determinado comportamiento, un estilo de vida que era más
simple, pero no menos exigente que el de los fariseos. Al contrario, les
dice: "Si la justicia de ustedes no es mayor que la de los escribas y
fariseos, no entrarán en el Reino de los Cielos". Jesús espera que
nuestro comportamiento no sea sólo cumplimiento exterior, sino que brote
del corazón.
Jesús no elimina las exigencias esenciales de la ley y
la simplificación que hace tampoco im-plica que el seguimiento de
Jesús sea menos comprometedor, ya que invita a poner todo nuestro ser, a
empeñar todas nuestras fuerzas para vivir como a él le agrada.
Jesús
no está diciendo que sus discípulos se despreocupen de las exigencias
del evangelio, particularmente de las exigencias con respecto al
prójimo, Jesús espera que sus discípulos se destaquen más que los
fariseos, y no se contenten sólo con no matar. Tratar a otro con ira,
llamarlo inútil, bastaría para dejar sin sentido la propia existencia. Y
siguiendo la línea de los profetas del Antiguo Testamento, Jesús indica
que el culto a Dios pierde todo valor cuando el creyente está
enemistado con un hermano, cuando ha hecho daño a un hijo de Dios.
"Te
entrego mi vida Señor, tú puedes renovarla con tu gracia para que te
agrade más. Impúlsame con tu poder Señor, y no dejes que caiga en la
mediocridad, que me conforme sólo con no matar y no sea capaz de vivir
como hermano de todos ".
Viernes 11 de junio SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS (S)
Juan
19,31-37: “… Los soldados fueron y quebraron las piernas a los dos
que habían sido crucificados con Jesús. Cuando llegaron a él, al ver
que ya estaba muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los
soldados le atravesó el costado con la lanza, y en seguida brotó sangre y
agua. El que vio esto lo atestigua: su testimonio es verdadero y él
sabe que dice la verdad, para que también ustedes crean. …Esto sucedió
para que se cumpliera la Escritura que dice: Verán al que ellos mismos
traspasa-ron.”
Contemplarán al que ellos mismos traspasaron.”
En
esta solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, también nosotros
contemplemos a Aquel que ha sido traspasado. Contemplar es mucho más que
ver algo como un observador externo. Es mirar con los ojos del corazón
iluminados por el amor. "En la cruz, Dios mismo mendiga el amor de su
criatura: tiene sed del amor de cada uno de nosotros".
Contemplemos
el costado abierto de Jesús crucificado y reconozcamos en Él al Dios
mendigo de amor que toca nuestra puerta. Que su amor nos mueva a
responder de la misma manera, entregándole todo lo que somos y tenemos.
Desde
nuestra realidad, desde los dolores y sin sabores de la vida ¿qué
importancia tiene la contemplación del Corazón atravesado de Jesús?
También
nosotros abramos nuestro corazón a los hermanos, especialmente a
quienes viven en la soledad y el abandono. Danos, Jesús, un corazón
manso, humilde y generoso como el tuyo. Amén.
Sábado 12 de junio Corazón Inmaculado de la Bienaventurada Virgen María (MO)
Lucas
2,41-51: “Ellos no entendieron lo que les decía. Él regresó con sus
padres a Nazaret y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba estas cosas
en su corazón”.
Hoy celebramos el Inmaculado Corazón de María.
Corazón humano, corazón que Dios fue ganándose de pura Gracia en la
libertad entregada de María. Un corazón que busca a Dios, un corazón
traspasado y sufriente. Pero sobre todo un corazón adornado por Dios.
En
el evangelio de hoy, resulta interesante fijarse en algunos elementos
como el de estar en camino a la celebración de la Pascua, lo que nos
muestra un contexto espiritual en el que el texto se desarrolla,
ofreciéndose para nosotros, en la puerta de entrada en el misterio, en
el encuentro con el Señor. Otro elemento que vale la pena destacar es el
de la búsqueda y la angustia que nace precisamente de la separación, de
la ausencia, de la lejanía de Jesús.
María incluye a José en sus
sentimientos de angustia. Una angustia que quizás se asemeje a la
nuestra y a la de muchos hombres y mujeres que buscamos a Dios, que se
nos ha perdido o que lo hemos escondido entre tantas definiciones u
olvidos. Reavivemos nuestro deseo de te-ner a Jesús y la esperanza de
reencontrarnos con él.
¿Siento como mía la experiencia de la búsqueda
del Señor? ¿O bien no me parece importante, no siento la falta, me
parece poder hacerlo todo por mí? ¿Me he dado cuenta en mi vida alguna
vez de haber perdido al Señor, de haberlo dejado lejos, de haberlo
olvidado?
Domingo 13 de junio 11° DURANTE EL AÑO
Marcos
4,26-34: “Y decía: El Reino de Dios es como un hombre que echa la
semilla en la tierra: sea que duerma o se levante, de noche y de día, la
semilla germina y va creciendo, sin que él sepa có-mo…”.También decía: …
Se parece a un grano de mostaza. Cuando se lo siembra, es la más
pequeña de todas las semillas de la tierra, pero, una vez sembrada,
crece y llega a ser la más grande de todas las hortalizas, y extiende
tanto sus ramas que los pájaros del cielo se cobijan a su sombra”.
San
Marcos, este domingo, nos propone dos parábolas: la semilla que crece
por si sola y el grano de mostaza. Con ellas Jesús vuelve al ambiente
agrícola. En la primera parábola Jesús subraya como el crecimiento de la
semilla avanza sin detenerse mientras el hombre trabaja o duerme, de
día o de noche; describe en forma sencilla la maravillosa creación de
Dios que funciona sin que nosotros hagamos nada. El hombre no hace más
que sembrar, ver, observar y esperar.
Así es el Reino de Dios, el
Reino es obra de Dios, viene a nosotros como regalo de su infinita
misericordia, el Reino no es obra humana (no podemos construirlo); el
tiempo presente es tiempo de siembra, el crecimiento es obra de Dios;
nosotros podemos evangelizar, catequizar, testimoniar, pero el Señor
hace crecer, todo está en sus manos. La segunda, nos dice que la
semilla, pequeña e insignificante puede llegar a convertirse en un
arbusto acogedor. Con esta imagen Jesús está diciendo que el Reino de
Dios, aunque ahora no se vea y sea oscurecido por nuestros pecados,
sigue creciendo pacientemente, hasta que, llegado el momento, se
ma-nifieste en plenitud y pueda acoger a todos como el arbusto de
mostaza acoge los pájaros del cielo.
¿Dónde puedo descubrir al Reino
de Dios actuando? ¿En qué situaciones, nosotros podemos oscure-cer el
reinado de Dios? En mi trabajo pastoral ¿Tengo claro que sólo Dios hace
fructificar?