Padre Celestial,
Tú que nos moldeas en el vientre de nuestra madre
y nos creas con un papel concreto en la construcción de Tu Reino:
Concédenos la gracia para descubrir el camino
que has establecido para nosotros,
el camino en el que usemos los dones que nos has dado
para Tu mayor gloria.
Despierta en nuestros corazones el deseo de seguir Tu voluntad
y de responder con generosidad y valentía
al reconocer que Tú nos conoces mejor que nosotros mismos.
Que los jóvenes de nuestra comunidad
abran sus corazones a Tu voluntad
y encuentren en nuestras familias y parroquias
un lugar donde reciban apoyo y ánimo
sin importar la vocación que persigan.
Envíanos Tu espíritu para que inspire a nuestra juventud
en su esfuerzo vocacional por la santidad,
que establezca una amistad íntima contigo
para que logren ser santos maridos y santas esposas
santas madres, hermanas y monjas
santos padres, hermanos y sacerdotes,
santos diáconos y santas vírgenes consagradas,
santos y castos hombres y mujeres solteros.
Por encima de todo, reconocemos nuestra imperiosa necesidad de santos
que sean faros de luz en una cultura de tinieblas.
A Ti, Padre Misericordioso, ofrecemos esta oración,
con la intercesión de María, Madre nuestra,
en el Espíritu Santo
y por Cristo nuestro Señor. Amén.