5ª SEMANA DURANTE EL AÑO
Lunes 10 de febrero Santa Escolástica (MO)
Marcos 6,53-56 “…. y los que lo tocaban quedaban sanos” .
La vida de Jesús es una continua itinerancia, es un ir de un lugar a otro, y siempre al encuentro de las personas; siempre movido por el deseo de hacer el bien, de curar, de sanar, de liberar al que más lo necesita y más marginado está. Esto es lo que nos presenta el Evangelio de hoy. Jesús, lleno del Espíritu de Dios Padre, que ama a todos los hombres y quiere su bien, se pone al alcance de las personas para hacerse “tocar” por ellas. No puede evitar que la gente lo rodee y le acerque sus enfermos y todas sus necesidades. Jesús sabe que su vida está entregada a todos los dolientes y excluidos. Y esta actitud también es modelo para cada uno de nosotros, para todos los que nos consideramos sus discípulos.
Marcos afirma “todos los que le tocaban quedaban curados”. En este día acércate a Jesús para que Él cure y te sane de eso que te inquieta y te hace caer
Martes 11 de febrero Bienaventurada Virgen María de Lourdes (ML)
Marcos 7,1-13: “¿Por qué tus discípulos no proceden de acuerdo con la tradición de nuestros antepasados, sino que comen con las manos impuras?. Hipócritas! Bien profetizó de ustedes Isaías, que dice: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí.
Jesús está en Jerusalén en compañía de sus humildes discípulos, y se mezcla con los sofisti-cados fariseos, hombres que ya han comprendido las intrincadas reglas del ritual de la purifi-cación, y miran en menos a aquellos que no observan las reglas..
Esos fariseos y escribas que desafiaban a Jesús “habían venido de Jerusalén”. Ellos habían ve-nido con autoridad. Y todo aquello que encontraron para criticar fue que los discípulos no se habían lavado sus manos antes de comer!
Los fariseos y los escribas están mirando hacia atrás, no hacia el nuevo mundo que Jesús está abriendo para ellos. Ellos dicen: “esto es lo que nosotros siempre hemos hecho”; pero los sueños de Dios trastornan sus vidas cautelosas. Como siempre, Jesús pone a Dios primero, mientras que ellos son hipócritas. El mandamiento de Dios es que amemos como Dios nos ama y Jesús los acusa de poner pesados reglamentos por sobre la ley de Dios, la ley del amor y la compasión.
Nuestra Señora de Lourdes
Juan 2,1-11 Y la Madre de Jesús estaba allí”.
En esta fiesta mariana, nos encontramos nuevamente con el milagro de las Bodas de Caná. Un contexto festivo, una fiesta que celebra el amor de una pareja. En este contexto María, “se da cuenta” de un problema que está afectando este importante momento. Eso es empatía: darse cuenta de los problemas de los demás, estar en el zapato o en la piel del otro. Aquí es María, la Madre de Jesús, la que tiene ‘empatía’. Y le dice a Jesús: “No tienen vino”. Como diciéndole: “Haz algo”. Pero parece que la única solución era un milagro. María no pedía la conversión de los pecadores, ni pan para los hambrientos; solamente quería sacar de apuros al novio, con un milagro o algo por el estilo; todo indica su fe grande en Jesús. Y posteriormente la generosidad y la abundancia de la Gracia de Dios se manifestaron. Jesús quiere entrar en nuestra vida con su poder para transformar nuestra miseria en el vino del crecimiento y de la realización. Y nos enseña a darnos también con generosidad.
Miércoles 12 de febrero
Marcos 7,14-23 “Jesús volvió a llamar a la gente y empezó a decirles: "Escúchenme todos y traten de entender. Ninguna cosa que de fuera entra en la persona puede hacerla impura; lo que hace impura a una persona es lo que sale de ella”.
La tradición judía sostenía que algunos alimentos eran puros y otros impuros. Jesús decía que todos los alimentos eran limpios y afirmaba que lo que importaba era el corazón. Por “corazón” él quería decir lo que está dentro de nosotros: estilos, pensamientos, planes, actitudes, elec-ciones, conciencia, conocimiento y amor. Todos ellos deben mantenerse limpios.
Esto que señaló Jesús hace casi veintiún siglos, sigue siendo muy necesario recordarlo hoy. Es en el corazón de cada uno de donde brota aquello que nos humaniza y lo que nos des-humaniza, lo que nos hace crecer como personas y lo que nos degrada. Por eso, más que echarle la culpa a lo externo, hay que mirar qué hay en nuestro interior.
Jesús nos advierte que no emprendamos acciones para cuidar las apariencias. Por el contra-rio, lo que siempre cuenta es la motivación interior. No es el “acto bueno” externo, sino la razón que me lleva a realizarlo. Lo que realmente importa es el movimiento del corazón que las direcciona. Es la intención que hay detrás de ellas la que siempre debo estar preparado para examinar.
Crea en mí un corazón puro. Sácame mi corazón de piedra y dame un corazón de carne, de manera que pueda llegar a ser tan compasivo como Tú eres.
Jueves 13 de febrero
Marcos 7,24-30 : “A causa de lo que has dicho, puedes irte: el demonio ha salido de tu hija”. Ella re-gresó a su casa y encontró a la niña acostada en la cama y liberada del demonio”.
El Evangelio de hoy habla de un amor que rompe las fronteras. Vemos a Jesús que sale hacia las periferias, que sale a la región de Tiro, al norte de Palestina porque también ahí tiene que anunciarse la Buena Noticia. A esa “tierra de extranjeros”, tierra de paganos, Jesús quiere hacer llegar la fuerza renovadora del Evangelio. En este escenario, una mujer le trae el dolor más grande de su vida: su hija está poseída por un espíritu impuro. Ella, rompiendo todas las fronteras históricas, geográficas, se acerca a Jesús para que salve a su hija. Y Jesús aparentemente se muestra distante frente a su dolor. Esa actitud de Jesús nos deja pensando: ¿por qué Jesús le dice que no está permitido tomar el pan de los hijos para dárselo a los cacho-rros? Ella podría haberse sentido insultada. Sin embargo, la mujer no se desalienta, hay alguien que la necesita más que su propio orgullo. Así logra que el Señor cure a su hijita. Hoy, todo esto nos debe impulsar a no quedarnos en la seguridad de lo conocido, a animarnos a ir más allá de las fronteras. Fronteras que no son siempre territoriales: a veces son culturales, son étnicas, son de costumbres, de convicciones, para hacer presente la fuerza del Evangelio.
Viernes 14 de febrero Santos Cirilo, monje y Metodio, Obispo (MO)
Marcos 7,31-37 “Todo lo ha hecho bien: hace oír a los sordos y hablar a los mudos”.
Este texto de Marcos nos narra un hecho en el cual Jesús realiza una curación a un extranjero a petición de personas que lo habían conocido de otras curaciones que venía realizando fuera de Judá. Probablemente, convencidos de su poder, le piden que imponga sus manos para curar a este sordomudo; y Él accede porque ellos venían atentos a su Palabra y creyeron en Él. Jesús sana a quienes escuchan Su Palabra y lo buscan con fe y esperanza, reconociéndolo como El Salvador del mundo.
Cuánta falta nos hace tomar conciencia y pedir a Jesús que nos ABRA la mente y el corazón para comprometernos a luchar por las causas justas que día a día conocemos y escuchamos a través de los medios de comunicación, de nuestras amistades o en nuestras familias. Pen-sando en nuestra realidad actual, ¿cuántos sordomudos andamos por el mundo sin darnos cuenta de que necesitamos buscar a Jesús para que nos “ABRA” la capacidad de escuchar, hablar y vivir los valores del Evangelio?
Sábado 15 de febrero
Marcos 8,1-10 "Me compadezco de esta gente, ya llevan tres días junto a mí y no tienen qué comer. Si los despido a casa en ayunas, desfallecerán por el camino; y algunos han venido de lejos".
El Evangelio de hoy nos enseña que la compasión de Cristo al ver la necesidad física de la multitud era una muestra del amor y la ternura con que Dios cuida a sus hijos. Las figuras y el simbolismo de la Escritura nos permiten ver claramente que el banquete mesiánico está al alcance tanto de judíos como de paganos. Cuando Jesús dio de comer a cuatro mil personas, se encontraban en territorio pagano y Cristo dijo que la gente había “venido de lejos”. En la Iglesia cristiana primitiva, ésta era una manera de referirse a los paganos que “venían de lejos” porque del paganismo se habían convertido al cristianismo.
Marcos deseaba poner énfasis en la verdad de que el plan y la providencia de Dios abarcan a todos los pueblos, sin distinción ni división alguna.
El hecho de que Jesús haya dado pan a sus seguidores para saciarles el hambre prefiguraba el Sacramento de la Eucaristía. La acción suprema que Dios realizó por su gran amor a todo su pueblo fue dar a su propio Hijo, el Pan de la vida. Jesús dijo a la multitud: “Les aseguro que no fue Moisés quien les dio a ustedes el pan del cielo, sino que mi Padre es quien les da el verdadero pan del cielo” Jesús es el Pan de la vida, el Pan bajado del cielo que trae salvación y vida eterna a todo el pueblo de Dios. Y qué bendición tenemos: El propio Jesucristo viene a nosotros en la Sagrada Eucaristía, y lo podemos recibir cada día si queremos.
“Te alabamos y de damos gracias, Señor, Dios y Rey celestial, por el alimento divino y la bebida redentora que nos das cada día en la Sagrada Eucaristía.”
Domingo 16 de febrero (6º durante el año)
Mateo 5,20-22.27-28.33-34.37 “Yo se lo digo: si no hay en ustedes algo mucho más perfecto que lo de los Fariseos, o de los maestros de la Ley, ustedes no pueden entrar en el Reino de los Cielos”.
Estas palabras son del Sermón de la Montaña. Los escribas y fariseos medían la virtud por la observancia externa de la ley. Para Jesús, la virtud real está en el corazón. Espera que entre la gente haya relaciones respetuosas. Un cristiano debe ser honesto y confiable, una persona de este mundo.
El Sermón de la Montaña mira hacia nuestro corazón, desde donde proceden nuestras accio-nes, tal como los frutos proceden del árbol. En esta perspectiva, la integridad personal siempre está primero, incluso a un muy alto costo. La oración alcanza el corazón de nuestra religión, y la religión debe ir al corazón. Las buenas acciones no bastan: se puede pecar en el corazón. La oración purifica las acciones, y las buenas acciones conducen a la oración.
Señor, ayúdanos a ser tus discípulos, cualquiera sea el costo.