27º DOMINGO DURANTE EL AÑO 4/10
LA HISTORIA DE AMOR ENTRE DIOS Y SU PUEBLO
Esta parábola Jesús la pronunció en el templo de Jerusalén. El propietario, el Padre, amó tanto al pueblo que le entregó todo lo que tenía, hasta a su propio Hijo. Dio todos los pasos, no le quedó nada por hacer. Nunca se desentendió de su viña; aquel pueblo era su pueblo. Cantó un poema precioso a su viña. Se fue y dejó libertad y responsabilidad. A su tiempo buscó emocionado frutos de justicia, de paz y de amor, pero no los encontró. Los que tanto amaba prescindieron de Él, mataron a sus profetas, a su Hijo también lo echaron fuera y lo mataron, se hicieron dueños en lugar de servir. Esto que cuenta la parábola, ¿tiene algo que ver con nosotros? Sin duda. ¿Estamos produciendo en nuestros tiempos los frutos que Dios espera: justicia para los excluidos, solidaridad con los inmigrantes, compasión hacia los que sufren, amor? Y cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores? No hará nada que no tenga que ver con el amor, porque el Padre, revelado por Jesús, solo sabe amar, solo quiere dar la vida por todos. Aunque merecemos el castigo, Jesús, el heredero, nos da la salvación.
Jesús es la piedra angular. Pero en la sociedad de lo efímero y pasajero, prescindir de Jesús, esconderse de su rostro, está de moda. Los constructores del mundo desechan la piedra de Dios. Para muchos, la fe en Jesús solo es un borroso recuerdo que no ocupa el corazón. Hasta presumen de haber hecho ausencia de su amor. ¿Lo escogeremos hoy como piedra angular de nuestras vidas, como cimiento de una iglesia evangelizadora? ¿Entraremos con él en la viña del mundo para servir?
Se os quitará a vosotros el Reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos. Dios sigue abriendo caminos de salvación, pero no bendice un cristianismo estéril. El Reino se les quita a los violentes y se da a los que ofrecen paz. Jesús da su Reino a los que buscan la verdad, pero se lo quita a los cristianos tibios. El futuro nos pedirá cuentas y los pobres también. ¿Dónde estará hoy el Espíritu haciendo nacer una Iglesia más evangélica? Una Iglesia más solidaria con quien padece la marginación, con misericordia hacia quien se acerque a ella, más servidora desde los dones del Espíritu, haciendo presente ante el mundo en su verdadera dimensión la Buena Noticia de Jesucristo.
INVOCACIÓN AL ESPIRITU SANTO
¿Qué más puedo esperar de Ti, oh Dios?
Toda mi vida, desde antes de nacer,
está diseñada y realizada en el Amor.
Tú, Padre, no puedes dejar de amarnos.
Y, aunque nosotros seamos tus viñadores ingratos,
Tú siempre nos envías profetas, sacerdotes, hermanos
y ¡hasta tu propio Hijo!, para regresar a tu inmenso Amor.
¡Gracias, Padre! ¡Gracias, Jesús!
Mateo 21,33-43
Había un propietario que plantó una viña
«El dueño de una finca plantó un viñedo y le puso un cerco; preparó un lugar donde hacer el vino y levantó una torre para vigilarlo todo. Luego alquiló el terreno a unos labradores y se fue de viaje. Cuando llegó el tiempo de la cosecha, mandó unos criados a pedir a los labradores la parte que le co-rrespondía. Pero los labradores echaron mano a los criados: golpearon a uno, mataron a otro y ape-drearon a otro. El dueño volvió a mandar más criados que al principio; pero los labradores los trataron a todos de la misma manera. Por fin mandó a su propio hijo, pensando: “Sin duda, respetarán a mi hijo.” Pero cuando vieron al hijo, los labradores se dijeron unos a otros: - “Éste es el que ha de recibir la herencia; matémoslo y nos quedaremos con su propiedad.” Así que lo agarraron, lo sacaron del viñedo y lo mataron.» Y ahora, cuando venga el dueño del viñedo, ¿qué creen ustedes que hará con esos labradores? 41Le contestaron: Matará sin compasión a esos malvados, y alquilará el viñedo a otros labradores que le entreguen a su debido tiempo la parte de la cosecha que le corresponde. Jesús entonces les dijo: - ¿Nunca han leído ustedes las Escrituras? Dicen: “La piedra que los constructores despreciaron e ha convertido en la piedra principal. Esto lo hizo el Señor, estamos maravillados.” Por eso les digo que a ustedes se les quitará el reino, y que se le dará a un pueblo que produzca la debida cosecha.
LECTURA ¿qué dice el texto que acabamos de leer?
Algunas preguntas para una lectura atenta:
¿A quiénes alquiló el dueño de la finca su terreno?
¿Qué hizo el dueño cuando llegó el tiempo de la cosecha?
¿Cómo trataron los labradores a los enviados por el dueño?
¿Con qué fin le hicieron daño al hijo del dueño?
Al preguntar Jesús, “¿Qué creen ustedes que hará con esos labradores?”
¿Qué contestaron? ¿Qué dicen las Escrituras respecto a “la Piedra que los constructo-res despreciaron”?
¿A qué tipo de pueblo se le dará el reino de los cielos?
Algunas pistas para comprender el texto
El texto está formado por una parábola sobre el trato que reciben los enviados del dueño de su viña cuando van a recoger sus frutos y culmina con una pregunta de Jesús que los oyentes responden y que Jesús les aplica a ellos mismos con una cita de la Escritura y una explicación
La parábola, con el repetido rechazo de los enviados del dueño y finalmente con el asesinato del hijo, tiene un mensaje tan claro, que los destinatarios lo advierten rápidamente: “Los jefes de los sacerdotes y los fariseos, al oír las parábolas que Jesús contaba, se dieron cuenta de que hablaba de ellos, y Jesús les aplica la cita del Sal 118,22 “La piedra que los constructores despreciaron se ha convertido en la piedra principal. Esto lo hizo el Señor, y estamos maravillados.”
Por una parte, Jesús se identifica con la piedra “despreciada”, realidad que se va a ver particu-larmente en su pasión y muerte, pero no deja de vislumbrar también la obra del Señor a través de ese “desprecio”. Por eso, la primitiva comunidad va a utilizar este salmo refiriéndolo también a la resurrección de Jesús, porque esa piedra rechazada “se ha convertido en piedra principal”, como lo dice Pedro en su discurso ante “los jefes de los judíos, los ancianos y los maestros de la ley”. Es interesante que los destinatarios tanto de la parábola del evangelio como los del discurso de Pedro en el libro de los Hechos son los mismos: “los jefes y los ancianos”. Al escuchar esta misma referencia, ¿habrán recordado las palabras del Señor?
Jesús que ha venido para “las ovejas perdidas del pueblo de Israel” va viendo cómo el pueblo, y sobre todo sus autoridades, los jefes de los sacerdotes y los ancianos lo van rechazando, y por eso se les quita a ellos “Por eso les digo que a ustedes se les quitará el reino, y que se le dará a un pueblo que produzca la debida cosecha.”.
Somos nosotros la Iglesia a la que el Señor hace referencia con este “pueblo que produzca la debida cosecha” y a la que el Padre sigue enviando sus criados, (tantos profetas actuales) para percibir sus frutos, lo que nos lleva a preguntarnos, y a revisar nuestras vidas y la de nuestras comunidades para ver si estamos dando el fruto que el Señor espera de nosotros.
MEDITACION ¿qué me/nos dice el Señor en el texto
La historia de amor entre Dios y su pueblo parece ser una historia de fracasos, como sucede en la parábola de los labradores asesinos, que aparece como el fracaso del sueño de Dios.
Hay un hombre que construye una viña y están los labradores que matan a todos los que envía el señor. Pero es precisamente de esos muertos que todo toma vida. Los profetas, los hombres de Dios que han hablado al pueblo, que no fueron escuchados, que fueron descartados, serán su gloria. El Hijo, el último enviado, que fue precisamente descartado por eso, juzgado, no escuchado y asesinado, se convirtió en piedra angular.
Esta historia que parece ser una historia de amor, después parece terminar en una historia de fracasos, pero que termina con el gran don de Dios, que del descarte saca la salvación; de su Hijo descartado nos salva a todos. Es aquí donde la lógica del fracaso se cae. Y Jesús lo re-cuerda a los jefes del pueblo, citando la Escritura: La piedra que descartaron los constructores es ahora piedra angular. Esto lo ha hecho el Señor y es una maravilla a nuestros ojos.
El camino de nuestra redención es un camino de muchos fracasos. También el último, el de la cruz, es un escándalo. Pero precisamente ahí vence el amor. Y esa historia que comienza con un sueño de amor y continúa con una historia de fracasos, termina en la victoria del amor: la cruz de Jesús. No debemos olvidar este camino, es un camino difícil.
Si cada uno de nosotros hace un examen de conciencia, verá cuántas veces ha expulsado a los profetas. Cuántas veces ha dicho a Jesús ‘vete’, cuántas veces ha querido salvarse a sí mismo, cuántas veces hemos pensado que nosotros éramos los justos. (Papa Francisco).
Ahora preguntémonos:
¿Reconozco a Jesucristo, como el enviado del Padre?¿En alguna ocasión me ha dado ver-güenza reconocerme como cristiano católico? ¿Me he arrepentido de ello y me he confesado? ¿Me considero parte del pueblo que produce la debida cosecha? ¿Cuál es esa “debida cose-cha”?
ORACION ¿qué le respondo al señor que me habló en el texto?
Señor Jesucristo, mi misericordia y mi salvación, te alabo y te doy gracias.
Eres la esperanza de mi corazón, la fuerza de mi alma, el auxilio de mi debilidad.
Que tu bondad poderosa complete todo lo que mi tibieza
y mis limitaciones no pueden hacer.
Mi vida, el fin de mi destino, es amarte.
¡Oh, dulce Señor!, cambia mi tibieza contigo en un ferviente amor; sé mi apoyo.
Tengo hambre y sed de Ti; yo te deseo, yo suspiro por Ti, yo anhelo ardientemente por Ti.
Me acuerdo de Ti, y espero tu llegada como mi único consuelo,
y ardo en deseos de contemplar la gloria de tu rostro.
CONTEMPLACION ¿cómo hago propias en mi vida las enseñanzas del texto?
Repite y vive hoy la Palabra: “La piedra que los constructores despreciaron se ha convertido en la piedra principal. Esto lo hizo el Señor, estamos maravillados.”
“Somos tu viña y tu pueblo, Señor ten piedad de nosotros”.
ACCIÓN ¿a que me comprometo para demostrar el cambio?
Da gracias a Dios, por todos los beneficios que te ha concedido. Eres su viña preferida, la que el plantó, cuida y asiste cada día con su gracia.
En la “viña del Señor” hay muchos “jornaleros” pero también hacen falta muchas ma-nos. Ofrécete para servir en la “viña del Señor”
Está atento a los mensajes de amor, de comprensión, de perdón… que el Señor pueda hacerte llegar a través de las distintas personas que se relacionan contigo.