7º domingo durante el año 24/02
“Sean misericordiosos,
como el Padre de ustedes es misericordioso.
No juzguen y no serán juzgados;
no condenen y no serán condenados;
perdonen y serán perdonados”.
El texto del Evangelio de San Lucas que hoy leemos, pertenece al sermón de la montaña. Las bienaventuranzas lucanas nos revelan el amor gratuito de Dios que se dirige a los últimos de la historia. Ese amor de Dios es la raíz de la exigencia que nos presenta el pasaje de hoy. Jesús le habla a la multitud que tiene ante él, los llama a amar desinteresadamente como el Padre. Empieza por lo que parece más difícil, amar a aquellas personas que, por responsabilidad nuestra o no, son hoy nuestros adversarios. Ellas no deben convertirse primero en amigos para ser amados después. El proceso es al revés. Tener en la vida personas que están en desacuerdo con nosotros puede ser desagradable, pero es inevitable.
El Evangelio nos pide algo mucho más difícil que no tener enemigos; nos pide amarlos. Signi-fica amar a quien se considera un enemigo pese a las discrepancias. Decir bien (bendecir), rogar por ellos, son formas concretas de amarlos. Eso no significa ocultar una realidad, implica sí, no ahogarse en ella.
Amar al enemigo significa en primer lugar, reconocer que existen relaciones problemáticas, enemistades y enemigos; y segundo, al romper la lógica de la devolución, se desestabiliza la estructura de la enemistad y se abre alguna puerta para una relación diferente. Jesús no nos pide que seamos tontos y traguemos todo tipo de injusticias; sino que seamos creativos en las respuestas a los ataques, las agresiones y las exigencias. Sólo una respuesta alternativa al esquema común, puede quebrar la espiral de la violencia. Viviendo así, somos un anuncio del reino que ha de venir y que ya llegó con Jesús.
ORACIÓN INICIAL
Ven Espíritu Santo
Ilumínanos con tu luz para acoger hoy la Palabra de Dios.
Llena nuestro corazón de alegría y paz,
y da sabiduría a nuestra mente,
para poder entender la Palabra de Dios.
Danos la gracia, la voluntad
y el valor necesario para ponerla en práctica
en nuestras vidas. Amén
Cantar “Espíritu Santo Ven, Ven…”.
2. Lectura: ¿Qué dice el texto?
Descendiendo de la montaña con los Doce, Jesús encuentra a una gran muchedumbre que quería escuchar su palabra y tocarlo, porque de Él salía una fuerza que sanaba a todos. Jesús acoge a la gente y les dirige la palabra.
El texto de hoy nos pone a consideración una parte del discurso que Jesús pronunció en aquella oca-sión. En el evangelio de Lucas, los destinatarios de este discurso son ‘los discípulos’ y ‘aquella gran multitud de pueblo venido de toda la Judea, de Jerusalén y del litoral de Tiro y de Sidón’, o sea, se trata de judíos (Judea y Jerusalén) y de paganos (litoral de Tiro y de Sidón). Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
Evangelio según Lucas 6, 27-38
Jesús dijo a sus discípulos: “Yo les digo a ustedes que me escuchan: Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian. Bendigan a los que los maldicen, rueguen por los que los maldicen. Al que te pegue en una mejilla, preséntale también la otra; al que te quite el manto, no le niegues la túnica. Dale a todo el que te pida, y al que tome lo tuyo no se lo reclames. Hagan por los demás lo que quieren que los hombres hagan por ustedes. Si aman a aquellos que los aman, ¿qué mérito tienen? Porque hasta los pecadores aman a aquellos que los aman. Si hacen el bien a aquellos que se lo hacen a ustedes, ¿qué mérito tienen? Eso lo hacen también los pecadores. Y si prestan a aquellos de quienes esperan recibir, ¿qué mérito tienen? También los pecadores prestan a los pecadores, para recibir de ellos lo mismo. Amen a sus enemigos, hagan el bien y presten sin esperar nada en cambio. Entonces la recompen-sa de ustedes será grande y serán hijos del Altísimo, porque él es bueno con los desagrade-cidos y los malos. Sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es misericordioso. No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdo-nados. Den, y se les dará. Les volcarán sobre el regazo una buena medida, apretada, sacu-dida y desbordante. Porque la medida con que ustedes midan también se usará para uste-des”.
Hagamos una lectura personal atenta, pausada y reflexiva del texto de San Lucas.
Tratemos de descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comuni-dad.
Leámoslo una segunda vez y veamos cuál es el mensaje que el texto tiene para nosotros hoy.
Hagamos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios pueda penetrar en nuestros corazones.
Terminemos cantando: “Tu Palabra me da Vida, confío en Ti Señor…”.
¿Qué dice el texto?
Cada persona lee, en voz alta, el versículo o parte del texto que le impresionó más,..
¿Qué enseñanzas da Jesús en este texto?
Según Jesús, ¿Qué tipos de conductas no tienen mérito?
¿Qué nos revela el texto sobre el Dios de Jesús?
¿Cómo nos va a medir el Señor?
MEDITACIÓN: ¿Qué dice el texto hoy a nuestra vida?
Es importante detenerse en este punto para conocer y profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir el sentido que tienen para nuestras vidas.
Si Jesús dijo que amáramos a los enemigos… no quiso decir que no los tendríamos.
¿Cómo amar a quien está en una posición de enemigo?
¿Cómo amar “a la persona que es “injusta” a la que me ha hecho mal?
Jesús dice que hay que presentar la otra mejilla
¿Cual es el sentido de estas palabras?
¿Qué es lo que no nos permite amar y perdonar como hizo Jesús?
¿Qué falta para lograr una verdadera reconciliación en nuestro país?
Jesús dice que si amamos a nuestros enemigos, seremos hijos de Dios, que es bueno y ge-neroso con todos y también con personas malas y desagradecidas.
¿Que debemos hacer los cristianos desde ahora para vivir como Dios quiere?
¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy, y qué podemos hacer en concreto para que se haga realidad?
ORACIÓN: ¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y meditar su Palabra?
“Ayúdame, Señor, a ser compasivo y misericordioso como Tu”.
Señor, tú conoces perfectamente mi humanidad,
los sentimientos buenos y malos que hay en mi ser.
Ante las maldades reacciono, y muchas veces busco venganza.
Ayúdame Señor, a calmar esta ansiedad, ese deseo.
Da amor mucho amor, tolerancia y paz a mi corazón.
Y te pido por todos aquellos que me hicieron daño,
que me lo hacen y me lo harán.
Llénalos de luz y amor,
sácalos de sus oscuridades
y ten compasión y misericordia de mí y de ellos Amén
CONTEMPLAR EL ROSTRO DE DIOS ENCONTRADO EN EL TEXTO,
Volver la mirada al mundo y comprometernos con el Reino de Dios y su justicia.
ACCIÓN
Piensa en dos actitudes para vivir la compasión y la misericordia con el espíritu de Jesús durante esta semana.
Llévate una "palabra", un versículo del Evangelio para recordarlo durante la semana.
Trata de tenerla en cuenta y busca un momento cada día para recordarla
Busca un tiempo de oración donde volver a conversarla con el Señor.
ORACIÓN FINAL
Padre Bueno,
en la vida y en la palabra de Jesús de Nazaret
escuchamos tu llamado a crecer en el amor hasta llegar
al amor maduro y pleno, que ama por igual a amigos y enemigos.
Te pedimos nos ayudes a vivir en ese amor.
Enséñanos a ser compasivos como Tú eres compasivo con nosotros.
AMÉN.
Padre Nuestro, que estás en el cielo…