LITURGIA SEMANAL 2ª SEMANA DURANTE EL AÑO ‘A’

2ª SEMANA DURANTE EL AÑO  ‘A’


Lunes 20 de enero
Marcos 2,18-22   “Nadie usa género nuevo para remendar un vestido viejo… nadie echa vino nuevo en odres viejos.”

Los fariseos le preguntaron al Señor por qué sus discípulos no ayunaban. Jesús Respon-de:“¿Acaso pueden ayunar los invitados a una boda, mientras el novio está con ellos?” Con esta respuesta, Jesús no estaba desestimando ni prohibiendo la práctica del ayuno; por el contrario, dijo que cuando el novio les fuera arrebatado, entonces sus discípulos ayunarían.
Cuando explicó lo del remiendo del vestido viejo, y lo del vino nuevo en cueros viejos, Jesús no estaba menospreciando lo antiguo en favor de lo nuevo, sino explicando que lo nuevo (el Reino de Dios) venía con una fuerza que los antiguos conceptos y tradiciones no eran capa-ces de resistir, y si no había cambio de vida se perderían, tanto el “vino nuevo” del Espíritu como los “cueros viejos” de las tradiciones humanas, que por la inflexibilidad de sus propo-nentes no resisten la fuerza del Espíritu y se rompen. El Reino de Dios se hacía presente y ellos tenían que aceptar la nueva obra sin rechazar lo que Dios había realizado antes en su pueblo.
Señor Jesús, tú eres el esposo que ha traído el Reino de Dios a nuestra humanidad. Concédenos la gracia de tu Espíritu Santo para conocer el valor de todo lo que hay de bueno en lo antiguo y en lo nuevo, y para que sepamos aceptar la vida que tú nos ofreces.”

Martes 21 de enero  Santa Inés  (MO)
Marcos 2,23-28  “El sábado ha sido hecho para el hombre y no el hombre para el sábado”

Jesús no sólo se manifiesta y se muestra con autoridad por sobre la enfermedad y el poder de Satanás, sanando a los enfermos, expulsando demonios, sino que también muestra su autoridad, manifestándose como Señor del Sábado.
Escuchamos hoy el relato en el cual los discípulos de Jesús arrancan espigas de un sembrado en día Sábado, por lo cual los fariseos, atentos a su actuar, interpelan y cuestionan al Señor.  Jesús les recuerda que David y quienes lo seguían, comieron los panes, que estaban des-tinados a la ofrenda, para luego manifestar que el Sábado, día del Señor, está hecho para el hombre y no al revés y que Él, el Hijo del Hombre es Señor, dueño del Sábado.
Los fariseos hacían consistir la vida religiosa en la observancia de la Ley, el cumplimiento de los preceptos, que eran muchos. En el fondo, más que confiar en la bondad de Dios, ponían su confianza en lo que ellos tenían que hacer.
Jesús nos enseña que el sábado, la Ley, la normativa, está hecha para indicar el camino, para formar en la libertad. Cuando lo que hay que hacer se ubica por encima de la persona concreta, por encima de la misericordia, no sólo hacemos mal al otro condenándolo, sino que además nos privamos de reconocer la providencia de Dios.
Señor Jesús que nuestro seguir tus huellas nunca sea un mero cumplimiento exterior de preceptos (cumplo y miento), sino que sea un amarte con todo el corazón que se exprese en cada hermano, en cada situación, en el vivir de acuerdo a tu Palabra.

Miércoles 22 de enero
Marcos 3,1-6: Jesús les dijo: “A un profeta sólo lo desprecian en su tierra, en su barrio y en su familia”. Y no pudo hacer allí ningún milagro. A lo más, sanó unos pocos enfermos poniéndoles sus manos sobre la cabeza; y se admiraba al ver que no tenían fe.

San Marcos desea que sus lectores conozcan desde un principio las hazañas y el poder que
Jesús ya Jesús ya ha demostrado sobre los demonios, sobre las fuerzas de la naturaleza, las enfermedades y aún la muerte. Estas manifestaciones deberían haber aumentado la fe de sus seguidores; sin embargo, hoy nos habla de la falta de fe de sus hermanos y paisanos de Nazaret. Como Jesús nunca hizo cosas extraordinarias entre ellos, se extrañaban de lo que se decía de su actuación en otros lugares y de que ya fuera famoso. Creían conocerlo, pero en realidad no lo conocían: ¿De dónde le viene todo esto? Fue tal la falta de fe, que el Señor no pudo hacer ningún milagro en su propia tierra. Jesús recibió toda su educación humana de María, de José y de sus paisanos de Nazaret. De ellos recibió la Biblia y la cultura de su pue-blo. Pero también el Padre le comunicaba su Espíritu para que experimentara la verdad de Dios en todas las cosas. La sabiduría de Jesús salía de él mismo y, en lo más profundo de su ser, la inexpresable sabiduría eterna se revelaba.  Jesús siempre animaba a los discípulos a no tener miedo y a confiar más en Dios. Hoy vemos a Jesús desanimado ante las dudas y la falta de fe de sus paisanos.

Jueves 23 de enero
Marcos 3,7-12:   Jesús, con sus discípulos, se retiró al mar y una gran multitud, al escuchar lo que hizo, lo siguió y desde Galilea  fue hacia él”.
Al ver la multitud que lo rodeaba, Jesús pidió a sus discípulos que mantuvieran un bote listo para Él, para que el gentío no lo aplastaran. Había curado a muchos enfermos y aquellos que  sufrían de  algún mal  se arrojaron sobre él para tocarlo y ser curados
Los espíritus impuros, cuando lo vieron, cayeron a sus pies y gritaron: "Tú eres el Hijo de Dios".
Ante estas manifestaciones, Jesús podría haber  cambiado la situación a su favor, y conver-tirse en un líder  "populista", montar este éxito. En cambio, ni siquiera aspira a que sepan que él es el Mesías, porque esa multitud, en ese contexto, ciertamente lo malinterpretaría.
Jesús no desprecia a esta multitud,. Al contrario, siente compasión por ella y se deja tocar, pero  cura en silencio.
Ante la desesperación de la gente, el cristiano no alimenta la ira y la indignación, sino que trabaja para construir una sociedad más justa y más respetuosa, en silencio y sin mostrarse agobiado.  En el mundo pero no en el mundo, el cristiano espera  contra toda esperanza. El bien, la bondad, la misericordia siempre atraen, siempre son buenas escuelas.
 “Señor Jesús, nos disponemos de corazón a escucharte. Ya sea que nos pidas cambiar de vida personal, o que hagamos algún servicio para nuestras familias, parroquias o comunidades, quiero seguirte dondequiera nos  lleves.”

Viernes 24 de enero    María reina de la Paz (ML)
Marcos 3,13-19  Jesús subió a la montaña y llamó a su lado a los que quiso. Ellos fueron hacia él, y Jesús instituyó a doce, a los que les dio el nombre de Apóstoles, para que estuvieran con él, y para enviarlos a predicar con el poder de expulsar a los demonios.

El Evangelio de hoy nos dice que para responder a las demandas de una multitud sin fronte-ras, Jesús elige a un grupo de personas, a las cuales confiere su propia misión y autoridad. Es una elección en la que sólo cuenta la voluntad de Jesús, su predilección y su amor. Es una elección con una doble finalidad: para estar con él (formar una comunidad) y para enviarlos a predicar (para trabajar juntos en la Misión).  En el texto, puede llamar la atención que Jesús llama a quienes caminarán con Él, no con los criterios que tal vez nosotros utilizaríamos; sorprende que elija y entregue su poder y autoridad a personas que van a actuar en su nombre y que, en un comienzo, destacan por su realidad común y corriente, incluso por ser incrédulos, concretos, torpes, llenos de sentimientos encontrados como la desconfianza, el miedo y la cobardía.  Sin embargo ellos aceptaron el desafío de este Mesías que esperaban y con Él crecieron para proclamar el mensaje de Dios.
En este día nos podemos preguntar ¿Cómo estoy respondiendo a la llamada que el Señor me hace?

Sábado 25 de enero    Conversión de San Pablo Apóstol  (F)
Marcos 16,15-18  “Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación. El que crea y se bautice, se salvará. El que no crea, se condenará”.

Hoy celebramos, como comunidad, la conversión de San Pablo. El relato que leemos este día forma parte del final del evangelio de Marcos, cuando Jesús resucitado envía a sus apóstoles a proclamar la Buena Noticia a toda la humanidad, luego de un intenso proceso de conversión y de apertura total a la fe por parte de sus discípulos. Marcos insiste en la madurez de la fe, ya que sin ella no es posible acoger plenamente el evangelio; la fe es necesaria para poder salvarse. Así había comenzado “el tiempo se ha cumplido el reino de Dios está cerca, conviértanse y crean”. El signo que mejor expresa esa opción total por el proyecto de Jesús es el bautismo.
Para nosotros, miembros de la comunidad de los bautizados, el evangelio de hoy nos invita a una renovada opción por el anuncio de Jesús, que nace de verdad en la genuina conversión.
Que san Pablo, con el testimonio de su vida apasionada y con la vehemencia de su predica-ción  nos anime hoy a una respuesta generosa y renovada al mandato de Jesús a los apósto-les: “…vayan y anuncien…”
Si te sientes discípulo de Cristo, actúa viviendo y proclamando esta Buena Noticia: “Jesús es el Salvador”.

Domingo 26 de enero        (3º durante el año )
Mateo 4,12-23   Cuando Jesús oyó que Juan estaba preso, … comenzó a predicar, … . Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; ... Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres.  Ellos entonces, dejando al instante las redes, le siguieron.

Jesús al enterarse de que Juan Bautista había sido arrestado emprende su misión del anuncio de la Buena nueva del Reino. Y para ese anuncio, esa profecía, esta luz que viene a iluminar y disipar las tinieblas de todos los hombres, comienza a llamar a los discípulos a orillas del mar de Galilea. Comienza llamando a Simón Pedro, a su hermano Andrés, luego a Juan, a Santiago, hijos de Zebedeo. Y a todos invitaba a este desafío hermoso de anunciar el Reino de Dios y su justicia.
También nosotros en este día somos llamados a anunciar la buena noticia de Jesús, como Él que iba curando las enfermedades de todos aquellos que se acercaban, buscando salud, consuelo para el alma o alivio para su espíritu, y sobre todo enseñando y proclamando el Re-ino de Dios, en la sinagoga.
El anuncio de Jesús es muy claro; es  un anuncio que nosotros también debemos comunicar: ” Conviértanse, porque el Reino de Dios está cerca”. Y la palabra que podríamos meditar en este domingo es la palabra “síganme”, que tiene que ver con el llamado, con el estar con el Señor y con el ser enviado a anunciar la buena noticia.  Que esta Palabra sea luz y guía para nosotros en este día y en esta semana.