VI DOMINGO DE PASCUA
26/05
ORACIÓN
Queremos,
Señor, hacer de tu Palabra un camino para nuestra vida;
queremos
amar tu voluntad de todo corazón.
Queremos
ser discípulos tuyos y ponernos a tu escucha cada día;
Queremos
hacer de tu Palabra la norma que nos guíe, paso a paso.
Tu
Palabra de verdad alumbra nuestros pasos por el sendero;
en
tu Palabra hemos puesto nuestra esperanza día y noche;
con
todo el corazón queremos empeñarnos en cumplir tu voluntad
y
que nuestros caminos sean siempre tus caminos. Amén
TEXTO BÍBLICO Jn. 14. 23-29
Respondió Jesús y le dijo: «El que me ama
guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en
él. El que no me ama no guarda mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no
es mía, sino del Padre que me envió. Os he hablado de esto ahora que estoy a
vuestro lado, pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi
nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he
dicho. La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que
no se turbe vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: “Me voy y
vuelvo a vuestro lado”. Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre,
porque el Padre es mayor que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda,
para que cuando suceda creáis.
LECTURA Jesús
no determina cuándo volverá definitivamente. Lo más importante no es saber el
cuándo, sino cómo debemos vivir hasta ese regreso. Jesús, también en esta hora,
quiere transmitir ánimo, confianza, valor.
Junto
a este aliento que Jesús da a los suyos, les deja la paz. Pero no cualquier
tipo de paz, sino la paz del Resucitado. La paz sincera y auténtica que es
capaz de derribar las resistencias del corazón humano.
El “No temáis” y “la paz con vosotros” son dos elementos que están presentes en las
apariciones del Resucitado. El valor y la paz auténtica, se convierten así en
dos características del discípulo de Jesús.
Jesús
promete a los suyos que, cuando Él se marche, su presencia será sustituida por
el Defensor, por el Espíritu Santo. Este Espíritu tendrá una gran misión: evitar que los creyentes
olvidemos la memoria, el mensaje y la persona de Jesús. El Espíritu hace
presente en la historia de los hombres, en cada generación, todo lo que Jesús
hizo y enseñó.
Además
de acoger el Espíritu de Jesús, otra forma para el creyente de hacer presente a
Jesús en su vida será ‘guardar su palabra’. Tenemos que volver, una y otra vez,
a la Palabra de Dios, a su lectura, a su meditación. Y luego a la acción, a
hacer realidad en nuestras vidas lo que ella contiene.
Esta
partida de Jesús no puede dejar tristes a
sus discípulos. Si de verdad aman a Jesús se deben alegrar: Él regresa a su
Padre y todo esto lo ha dicho para fortalecer nuestra fe, para que sigamos
creyendo, confiando en Él. No se ha ido para siempre. Su presencia, a través de
su Espíritu y de su Palabra nos acompaña cada día.
MEDITACIÓN Jesús se está despidiendo de sus
discípulos. Los ve tristes y acobardados. Ellos saben que están viviendo las
últimas horas con su Maestro.
Jesús
quiere infundirles ánimo descubriéndoles sus últimos deseos.
Que
no se pierda su Mensaje. Es el deseo de Jesús. Que no se olvide su Buena Noticia
de Dios. Que sus seguidores mantengan siempre vivo el recuerdo del proyecto
humanizante del Padre: ese “reino de Dios” del que les ha hablado tanto.
Si lo
aman, esto es lo primero que han de cuidar: el que me ama, guardará mi
palabra…el que no me ama, no la guardará”.
El Padre les enviará en mi nombre un
Defensor. Jesús no
quiere que se queden huérfanos. No sentirán su ausencia. El Padre les enviará
el Espíritu Santo que los defenderá del riesgo de desviarse de él. El Espíritu les “enseñará” a comprender mejor
todo lo que les ha enseñado. Les ayudará a profundizar cada vez más su Buena
Noticia. Les “recordará” lo que le han escuchado. Los educará en su estilo de
vida.
Después
de veinte siglos;
¿qué
espíritu reina entre nosotros?
¿Nos
dejamos guiar por el Espíritu de Jesús?
¿Sabemos
actualizar su Buena Noticia?
¿Vivimos
atentos a los que sufren?
¿Hacia
dónde nos impulsa hoy su aliento renovador?
ORACION
Ven Espíritu Santo. Sin Ti, no habrá nunca un «pueblo
unido» Sin Ti, seguiremos dividiendo y separándolo todo.
Recuérdanos
que todos venimos de las entrañas de un mismo Padre y todos estamos llamados a
la comunión gozosa y feliz en Él.
Renueva
nuestro amor a la creación. Enséñanos a cuidar esta tierra que nos has regalado
como casa común donde vive y crece la familia humana.
Ven
a alegrar nuestro mundo tan sombrío. Ayúdanos a imaginarlo mejor y más humano. Ábrenos
a un futuro más fraterno, limpio y solidario.
Ven Señor y dador de vida. Pon en los hombres gozo, fuerza y
consuelo, en sus grandes y pequeñas decisiones, en sus miedos, luchas,
esperanzas y temores.
Ven Espíritu Santo y enséñanos a creer en Ti como
ternura y cercanía personal de Dios,
como
fuerza y como gracia que puede conquistar nuestro interior y dar vida a nuestra
vida.
Ven
a alegrar nuestro mundo. Ayúdanos a imaginarlo mejor y más humano. Ábrenos a un
futuro más fraterno, limpio y solidario.
Ven Señor y dador de vida. Pon en los hombres gozo, fuerza y
consuelo, en sus grandes y pequeñas decisiones, en sus miedos, luchas,
esperanzas y temores.
Ven Espíritu Santo y enséñanos a creer en Ti como
ternura y cercanía personal de Dios,
como
fuerza y como gracia, que puede conquistar nuestro interior y dar vida a
nuestra vida.
CONTEMPLACION Que la paz de Cristo reine
en sus corazones.
Esta paz no es una ausencia de conflictos y tensiones. Tampoco una sensación de
bienestar o una búsqueda de tranquilidad interior. Según el evangelio de Juan,
es el gran regalo de Jesús, la herencia que ha querido dejar para siempre a sus
seguidores: Les dejo la paz, les doy mi paz.
En la casa en que entren, digan: paz a
esta casa. Para
humanizar la vida, lo primero es sembrar paz, no violencia; promover respeto,
diálogo y escucha mutua, no imposición, enfrentamiento y dogmatismo.
Sólo
los hombres y mujeres que poseen la Paz, pueden instalarla en la sociedad. Con
el corazón lleno de resentimiento e intolerancia se puede movilizar a la gente,
pero no es posible aportar verdadera Paz a la convivencia. No se ayuda a acortar
distancias y a crear un clima amistoso de entendimiento, de mutua aceptación y
diálogo.
Algunos rasgos de la persona que lleva
en su interior la paz de Cristo:
busca siempre el bien de todos,
no excluye a nadie, respeta las
diferencias,
no alimenta la agresión,
fomenta lo que une…
Les doy mi paz. Jesús quiere que vivan con la misma
paz que han podido ver en él, fruto de su unión íntima con el Padre. Les regala
su paz. Esa es la paz que han de contagiar siempre que lleguen a un lugar. Lo
primero que difundirán al anunciar el reino de Dios para abrir caminos a un
mundo más sano y justo. Nunca han de perder esa paz. Jesús insiste: “Que
no tiemble su corazón ni se acobarde”
¿Qué
estamos aportando los seguidores de Jesús? ¿Concordia? ¿Reconciliación? ¿Paz?
ACCION
Demuestra
con tu vida que amas al Señor, viviendo su Palabra, y haciendo vida sus
actitudes y sus enseñanzas.
El
Señor nos dice que quien lo ama guarda sus Palabras, ¿qué vas a hacer para conocer
más la Palabra del Señor, reflexionarla, vivirla y comunicarla?
El
Padre envía el Espíritu Santo en nombre de Jesús.
Comienza
a prepararte para la fiesta de Pentecostés, pidiéndole al Padre envíe su
Espíritu para renovar tu vida.
Pide
por la paz con la oración de la Misa: Señor Jesucristo, que dijiste a los
apóstoles: Mi paz les dejo, la paz les doy. No tengas en cuenta nuestros
pecados sino la fe de tu Iglesia.
Emprende
una acción de paz, en primer lugar en tu entorno familiar, entre tus amistades,
con los más alejados de los que te separan “guerras” que impiden la paz.