GUION DE MISA - SOLEMNIDAD DE PENTECOSTÉS 9 de junio

SOLEMNIDAD   DE PENTECOSTÉS     9 de junio

Queridos hermanos. Sean bienvenidos a la gran fiesta de Pentecostés, que nos hará testigos, al igual que al grupo de los apóstoles, de la venida del Espíritu Santo.
Los cristianos celebramos  la donación del Espíritu Santo a la comunidad apostólica, preci-samente a los cincuenta días después de la Pascua-Resurrección de Jesús. Ese Espíritu es el que nos mueve hoy a iniciar con gozo esta solemne celebración, entonando juntos  el canto de entrada...

     MONICIONES A LAS LECTURAS
OPCIÓN 1: MONICIÓN PARA TODAS LAS LECTURAS
Cincuenta días después de haber celebrado la resurrección de Jesús, concluimos hoy el tiempo de Pascua con la Solemnidad de Pentecostés”. Y de ello hablan las lecturas que hoy hacemos, cada una desde su perspectiva. Tanto el relato evangélico como el del libro de los Hechos de los Apóstoles nos ofrecen su propia versión de este acontecimiento. El salmo nos invita a entender este momento como una “nueva creación”, y Pablo, por su parte, nos re-cuerda que la acción del Espíritu se manifiesta de múltiples maneras, todas ellas para el bien de la comunidad.

OPCIÓN 2: MONICIÓN PARA CADA UNA DE LAS LECTURAS
PRIMERA LECTURA (Hechos 2, 1-11)
El libro de los Hechos de los Apóstoles, narra el gran acontecimiento que significó para la pri-mera comunidad cristiana, la venida del Espíritu.

SEGUNDA LECTURA (1 Corintios 12, 3b-7. 12-13)
San Pablo atribuye todos los dones y los carismas que hay en una comunidad al único Espíri-tu, que es el que la mantiene unida a la Iglesia.

EVANGELIO (Juan 20, 19-23)
Jesús envía  a los discípulos como él había sido enviado por el Padre, y para que puedan cumplir esta misión les da su mejor ayuda: les comunica su Espíritu. De pie, cantamos el ale-luya.

O bien
 
SEGUNDA LECTURA (Romanos 8, 8-17)
Pablo subraya, en esta página  cuáles son las consecuencias de que un cristiano esté lleno de Espíritu: vivir conforme a ese Espíritu que nos hace Hijos, herederos, coherederos y, por tanto, personas que viven conforme al Espíritu.

 EVANGELIO (Juan 14, 15-16. 23b-26)
El Señor, en la última Cena, promete el don del Espíritu, que envió desde el Padre, después de su resurrección. El Espíritu Santo, nuestro defensor, estará siempre con nosotros.

ORACIÓN DE LOS FIELES
A cada una de las peticiones respondemos: Envíanos, Padre, tu Espíritu Santo

     Por la Iglesia, comunidad de creyentes reunidos por el Espíritu Santo, para que forta-lecida y conducida por el mismo Espíritu, sea un signo para el mundo del Dios bueno y providente. Oremos.
     Por el Papa Francisco, nuestro Obispo,  Sacerdotes y diáconos, para que en su minis-terio pastoral resplandezca el amor de Dios que busca la unidad de todos los creyen-tes. Oremos.
     Por nuestros gobernantes, para que, dejándose guiar por el Espíritu Santo, encuentren soluciones justas y equitativas a las dificultadas por las que atraviesa nuestra sociedad. Oremos.
     Para que el Espíritu Santo mueva los corazones de todos los cristianos a obrar en favor de los más necesitados de nuestra sociedad. Oremos.
     Por quienes se unen a la Cruz de Jesús, por medio del sufrimiento y el dolor, para que el Espíritu de Dios que mantuvo de pie junto a la Cruz a María Santísima, colme sus corazones y les haga descubrir el sentido de su dolor. Oremos.
     Por nosotros, para que renovados por el Espíritu Santo, nos abramos a la obra nueva que Él quiera realizar en nosotros y así podamos ser espejos vivientes de Cristo. Oremos.
     Por nuestros difuntos. Para que el Espíritu Santo –Señor y dador de vida– los lleve al gozo de la vida eterna. Oremos

PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS
Con los dones de Pan y Vino, ofrezcamos también al Señor los frutos del Espíritu Santo en nuestras vidas. Cantemos...

COMUNIÓN
Llenos del Espíritu Santo, acerquémonos a comer del Cuerpo y Sangre de Cristo... Cantamos todos.

COMUNIÓN ESPIRITUAL:
Al término de la distribución de la comunión.
 
Hermanos:
Todos aquellos que no han podido acercarse a recibir a Jesús Sacramentado, pueden hacer la Comunión Espiritual rezando la siguiente oración:

Creo Señor mío que estás realmente presente
en el Santísimo Sacramento del altar.
Te amo sobre todas las cosas y deseo
ardientemente recibirte dentro de mi alma;
pero, no pudiendo hacerlo  ahora sacramentalmente,
ven al menos espiritualmente a mi corazón.
Y como si te hubiese recibido, me abrazo
y me uno todo a Ti;
Oh Señor, no permitas que me separe de Ti.
Amén.
FINAL
“Como el Padre me ha enviado, así también os envió yo», nos ha dicho el Evangelio de este do-mingo. Ahora vayamos al mundo a ser testigos de la presencia del Espíritu Santo en cada uno de nosotros. Nos despedimos cantando…