6 DE MARZO MIÉRCOLES DE CENIZA Día de ayuno y abstinencia

6 DE MARZO    MIÉRCOLES DE CENIZA    Día de ayuno y abstinencia

Mateo 6,1-6.16-18    “…Tú cuando ores, retírate …, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará”.

Hoy es miércoles de ceniza.  Comenzamos la cuaresma, y por eso nuestra madre la iglesia nos invita a recorrer un camino de interioridad y nos invita a un repaso general de nuestra forma de vivir, a reorganizarnos en relación con Dios (oración), con los hermanos (limosna), con nosotros mismos (ayuno), a reavivar nuestra sensibilidad y nuestra libertad, dominando las propias inclinaciones instintivas.
Jesús nos advierte sobre la forma como realizamos la limosna, la oración y el ayuno, porque desea que luchemos contra la ostentación y la ritualidad exterior, que no tiene incidencia en nuestro interior.
Iniciando la cuaresma, Jesús nos pide que confiemos plenamente en Dios y que realicemos todo sólo por amor a Él, pues Él, que es nuestro Padre y ve en lo secreto, sabrá darnos la mejor recompensa.
A la luz del texto que hoy leemos, podemos preguntarnos ¿Qué critica y qué enseña Jesús sobre nuestra forma de dar limosna, hacer oración y practicar el ayuno? ¿De qué manera actuaremos para  que las prácticas de cuaresma expresen auténtico amor por Dios y los demás?

Jueves 7 de marzo
Lucas 9,22-25:  “El que quiere venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz cada día y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la salvará.

El texto del Evangelio que leemos hoy,  habla de pasión, muerte y resurrección de Jesús y con ello afirma que el seguimiento del Señor implica cargar con la cruz. De este modo conviene que nos preguntemos cuál es la imagen que tenemos nosotros cuando confesamos a Jesús como Cristo. Jesús en este Evangelio deja bien claro que para él no hay medias tientas: la invitación es a negarse a sí mismo y a tomar la cruz para seguirle. Hoy se nos invita a reconocer como toda la vida de Jesús se encuentra orientada a la opción por el Reino de Dios y cómo sus acciones provocaban también disgusto y oposición. No obstante, Jesús no se apartó del camino emprendido…y hoy nos exhorta a caminar con él.
Ayer y hoy esperamos al Mesías, muchas veces cada uno a su manera ¿Cuál es el mesías que yo espero? ¿Qué cruz debo cargar para encontrarme con Él en este tiempo de cuaresma?  Señor, concédeme la gracia de aceptar la entrega que me pides cada día

Viernes 8 de marzo
Mateo 9,14-15: llegará el momento en que el Esposo les será quitado, y entonces ayunarán”.

El evangelio de hoy nos propone abordar el tema del ayuno. El ayuno es una costumbre muy antigua, Jesús mismo lo practicó durante cuarenta días. Sin embargo, él no insiste con los discípulos para que hagan lo mismo; les deja libertad. El ayuno es una práctica de austeridad y penitencia, no de tiempos festivos. Jesús, como el novio que concreta la Alianza entre Dios y el pueblo, hace presente el tiempo de fiesta del Reino en el banquete que el Padre ofrece a la humanidad. Por eso, estando junto a Jesús no tenía sentido ayunar. Pero, en su ausencia, la comunidad volverá a ayunar, teniendo siempre presente el sentido que los profetas anunciaron para esta práctica piadosa.
Pensemos ¿Qué formas de ayunos practicamos? Si no lo hacemos ¿de qué forma podría hacerlo? ¿ dejando solamente de comer algo en particular?

Sábado 9 de marzo
Lucas 5,27-32:  yo no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, para que se conviertan.

En el Evangelio de hoy Jesús llama a Leví, un publicano, y este, inmediatamente, lo deja todo, sigue a Jesús y comienza a formar parte del grupo de los discípulos. El gesto de Jesús provocó desconcierto en las autoridades religiosas. Los legalistas no podían entender el sentido de lo que Jesús y sus discípulos estaban haciendo. Por eso se preguntaban “¿Por qué ustedes comen y beben con publicanos y pecadores?”. La respuesta es que el sentido de esa mesa es ofrecer el perdón a los pecadores y hacer caer los prejuicios, para recuperar a cada persona con todo lo bueno que tiene para compartir, porque en esa mesa comienza una nueva vida en comunidad. Entonces, comer y beber juntos es signo del Reino de Dios que llega. Jesús acoge e incluye a las personas. Preguntémonos hoy ¿Mi actitud se parece a la de Jesús o más bien a quiénes lo critican? En este tiempo fuerte, en esta cuaresma, Jesús nos llama a una conversión auténtica.

Domingo 10 de marzo   I domingo de Cuaresma
Lucas 4,1-13: “Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto por cuarenta días, y fue tentado por el diablo”.

La Palabra que la liturgia propone para hoy  dice que Jesús antes del comienzo de su vida pública, estaba lleno del Espíritu Santo, y fue conducido mediante este mismo Espíritu al desierto. Allí Jesús fue puesto a prueba por el demonio durante cuarenta días mediante tentaciones.
La primera tentación es una invitación a Jesús para que a través de su poder convierta las piedras en pan.  Jesús responde, ante esta tentación y ante las demás, citando las Escrituras: “No solo de pan vive el hombre”.
En la segunda tentación el demonio le muestra a Jesús desde un lugar elevado todos los reinos de la tierra, prometiéndole su poder sobre estos si se postra delante de él. Ante esta tentación Jesús responde: “Al Señor tu Dios adorarás, a él solo darás culto”.
En la tercera tentación el demonio invita a Jesús a arrojarse al vacío  desde la mayor altura del templo de Jerusalén, citando las escrituras: “tírate que los ángeles te van a sostener”. Pero Jesús sabe que ese no es el estilo de su Padre ni el suyo. Y le dice simplemente “no tentarás al señor tu Dios”: “  Con estas palabras el diablo no tuvo otro recurso más que alejarse “hasta otra ocasión”.


 
“ Felices quienes emplean sus manos, su mente, sus pies en el servicio gozoso  de los demás, quienes más allá de todas las crisis, mantienen, ofrecen y practican  la esperanza de la resurrección a todos los desvalidos, marginados y oprimidos  del mundo. Entonces sí  que habrá brotado la flor de la Pascua al final de un gozoso  sendero cuaresmal”.
                                                                                                           (Bienaventuranzas de cuaresma)