Cristiada
«Película que nos transmite
coraje, entrega, fe y santidad. La historia de San José Sánchez del Río»
La película «Cristiada» es
la historia de la guerra entre cristeros y el gobierno de Plutarco Elías
Calles, socialista y masón, quién asumió la presidencia en 1924, muchos
católicos fueron martirizados durante su período, uno de ellos es San José
Sánchez del Río de 14 años de edad, quién después de ser torturado cruelmente
es fusilado delante de sus padres. La guerra cristera duró tres años (1926 –
1929).
¿Qué
podemos rescatar?
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La
fe del pueblo: “La fe es un grito; la no fe es sofocar ese grito, una especie de
ormetá” (Papa Franscisco )[1]
La fe siempre nos lleva a acciones concretas,
sólo por lo que creemos podemos luchar y es la fuerza motivadora de nuestra
vida. ¡Todos siempre creemos en algo o en Alguien!
La fe que nos transmiten estos valientes
cristianos, es la fe madura, que no puede estar acallada y menos quieta. Es la
misma fe de María, su fiat ha implicado para ella un empuje a salir a servir y
con su magníficat anuncia y denuncia.
San Antonio Gianelli siempre inculcaba a
depositar la confianza en el Señor y a confiar que Dios saca provecho para
nuestro bien, aún de momentos más dolorosos “Canfiarán
que Él sabrá sacar de ella algún bien” [2]
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Activa y valiente participación de las mujeres: “¡Ánimo! Sed valerosos no sólo
para extirpar las malas hierbas y para cuidar la buena semilla sino también
para mantener alejadas las aves rapaces… hasta que el grano sea escogido en los
graneros del Señor”
(Antonio Gianelli)
La
valentía de las mujeres quienes acompañaron muy de cerca a los hombres, es una
admirable muestra de la fuerza interior que reside en ellas, utilizaron todas
sus cualidades femeninas para proteger su vida, la de sus seres queridos y
sobre todo para mantener su fe.
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La lucha por la libertad:
En la película podemos observar que el tema
principal es la lucha por la libertad religiosa, el miedo y opresión lleva a la
sumisión e incertidumbre a muchos.
Todo ser humano desea ser libre, es un don que
Dios mismo nos ha concedido y si Él nos quitara esa libertad dejaría de ser
Dios y se convertiría en juez y dictador. Muchas veces es la imagen de Dios que
tenemos, un Dios que castiga a los malos y recompensa a los buenos, sin
embargo, nos olvidamos que Dios se hizo hombre en la persona de Jesús conoce
nuestros sentimientos humanos, nuestras debilidades, limitaciones y así nos
acoge, nos acompaña en nuestro camino cotidiano como lo hace con los discípulos
de Emaús (cfr Lc 24, 13- 35) y por la imagen de Dios que hemos creado no somos
capaces de reconocer.
Sería
bueno preguntarnos:
¿Cuál es la imagen de Dios que tengo?, ¿Qué me impide reconocerlo?, ¿me siento
libre?, ¿cómo utilizo mi libertad?
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¡El
testimonio convierte! “Comencemos una
vida nueva, una vida santa” [3]
La Liga Nacional para
la Defensa de la Libertad Religiosa (LNDR) contrata al general Enrique
Gorostieta, hombre de gran talento militar, declarado masón y jacobino. Como
podemos ver en la película la Misa diaria, la devoción a Nuestra Señora de
Guadalupe y a Cristo Rey era la fuerza motora, la luz que iluminaba la vida de
los cristianos. El general Gorostieta aunque no compartía la misma creencia
respetaba y cotidianamente observaba la profunda fe en cada uno de ellos,
especialmente en la del joven de 14 años, José Sánchez del Río, quién muere
fusilado después de ser torturado por no renunciar a su fe, sus últimas
palabras pronunciadas fue “¡Viva Cristo Rey! y ¡viva la Virgen de Guadalupe!”.
Fue beatificado por Benedicto VXI el 20 de noviembre de 2005 y canonizado el 16
de octubre de 2016 por el Papa Francisco junto con el cura Brochero. Ésta fe
fue capaz de tocar el corazón de Gorostieta y Dios se sirvió de estos medios
para hacerle sentir su presencia viva, su cercanía, su amor y misericordia.
Antonio Gianelli exhortaba que todos estamos
llamados a la santidad, basta con cumplir bien nuestra misión y vocación “Todos, en fin, estudiemos el modo de
cumplir con exactitud nuestros propios deberes y todos seremos santos” [4] En
medio de las dificultades y sufrimientos estos cristianos supieron mantener su
fe, cuidarla y defenderla aún a costa de la propia vida.