Discípulos Misioneros custodios de la casa común

Discernir los “Signos de los Tiempos” es un rasgo característico del quehacer teológico pastoral de la Iglesia. San Juan XXIII, basado en Mt 16,3, lo utilizó en la Constitución Apostólica «Humanae Salutis» al convocar al Concilio Ecuménico Vaticano II y fue asumido en la Constitución Pastoral Gaudium et Spes (1965). En cumplimiento de esta misión permanente de la Iglesia, los Obispos del CELAM queremos “escrutar a fondo los signos de la época e interpretarlos a la luz del Evangelio”, de forma que la Iglesia pueda responder a los interrogantes de la humanidad.

Con la sabiduría de su Doctrina Social, la Iglesia “en comunión con las mejores aspiraciones de los hombres y sufriendo al no verlos satisfechos, desea ayudarles a que consigan su pleno desarrollo, y precisamente para esto les ofrece lo que posee como propio: una visión global del hombre y de la humanidad”. Justamente al celebrar 50 años de la Encíclica Populorum Progressio y aun en las primicias de la Encíclica Laudato Si, es nuestro deber procurar que se cumpla “en toda su plenitud el verdadero desarrollo, que es el paso, para todos y cada uno, de unas condiciones de vida menos humanas a condiciones más humanas”.

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