LA HNA. MARÍA CRESCENCIA PÉREZ Y EL CORAZÓN DE JESÚS

LA HNA. MARÍA CRESCENCIA PÉREZ Y EL CORAZÓN DE JESÚS Al Sagrado Corazón de Jesús, estaba dirigida la jaculatoria que se oyó de sus labios en los últimos momentos de su vida terrena: “Corazón de Jesús, por los sufrimientos de tu divino Corazón, ten misericordia de nosotros”.


Los Santos, y entre ellos María Crescencia, siguiendo el Evangelio de Jesús, tienen certezas fundamentales, a las cuales se aferran en todo momento, sobre todo en las situaciones más críticas de la vida, cuando la “escena de este mundo pasa” y  las soluciones puramente humanas, no alcanzan a responder a las angustias  del corazón del hombre que se enfrenta con la muerte.

 

La  Madre Ludovica Bonoris, relata de este modo, las últimas horas de vida de la Hna. Ma. Crescencia Pérez: Por la tarde pidió que rezáramos algo al Sagrado Corazón, cuya imagen estaba en un cuadro colocado frente a su cama. A un cierto punto se incorporó y dijo:   

 “Corazón de Jesús, bendíceme y bendice a mis Hermanas. Dales fuerza para combatir con valor y procurar la salvación de todos los hombres en estos tiempos difíciles. Bendice nuestro amado Instituto, del que tanto he recibido  y del cual me considero en estos momentos, la criatura más feliz del mundo. Os pido que enviéis muchas y buenas vocaciones para el querido Instituto….”

Luego prosiguió:

“Oh Corazón de Jesús, te pido una bendición especial para Chile y ya que fue tu voluntad que muera aquí, gustosa te ofrezco el sacrificio de mi vida por la paz y la tranquilidad de esta nación”.

 

Parece que el Corazón de Jesús le hacía ver el premio que le tenía preparado;  indicando con gestos que veía al Corazón de Jesús, exclamó:

“Cuándo, Señor, he merecido todo esto? Qué son los sufrimientos de esta vida, comparados con la felicidad del cielo? Dios mío, no soy más que una miserable criatura, la ínfima de todas… de dónde a mí tanta felicidad, Corazón de Jesús? Yo no merezco esto. Comprendo que todo es obra  de la bondad de tu Corazón … ¡Jesús mío!, quisiera amarte tanto como te amas a ti mismo …!

Y expresando su deseo de encontrarse finalmente con el amor de su vida dijo:

No me detengan más, no me detengan más! Si, que todos vayan al Corazón de Jesús, allí encontrarán la salvación de sus almas!  

Los presentes acompañaban su agonía con las letanías del Sagrado Corazón de Jesús. Al terminarlas, ella exclamó:

Veo al Corazón de Jesús que me abre la llaga de su costado y me dice que allí me introduce”.

Pocos minutos después expiró serenamente dejando a todos conmovidos por tan santa muerte (Flores Americanas del Huerto de María)

 

Bienaventurada eres Hermana María Crescencia porque dando más de lo que podías, ibas tejiendo la trama de tu santidad en vida, con aspiraciones y jaculatorias, tales como JESÚS, LLENAME  DE TU AMOR;  DIOS MIO, TE AMO CON TODO EL CORAZÓN

 Y  expresaste públicamente  tu amor al Corazón de Jesús con  esta frase

 

¡Jesús mío!, quisiera amarte tanto

como te amas a ti mismo …!