De última, que se haga la voluntad de Dios...! Homilía

De última, que se haga la voluntad de Dios...!
Homilía del domingo 7º Ordinario A

“Señor, aquí estoy, quiero hacer lo que vos quieras, que modeles mi vida, que me lleves a este camino, para hacer lo que quieras. Soy frágil, pero en tus manos seré modelado, hombre nuevo”. Leer Mateo 5, 38-48


1. Sermón de la Montaña
Estamos en estos días leyendo esto que se llama “el Sermón de la Montaña”, es decir, este gran discurso de Jesús, en ese pequeño monte, donde proclamó las bienaventuranzas y los evangelios que venimos escuchando estos domingos y por eso aparece Jesús como el nuevo gran legislador, aparece como el que viene a traernos una nueva lectura, mucho más profunda de la ley de Dios y también una ley nueva del Reino.

2. Tremendo!

Por eso, le prestamos mucha atención y nos vamos encontrando cada vez, quizás, con textos que nos siguen sorprendiendo aún hoy. Dos mil años después. Por ejemplo, dice: “No hagan frente al que les hace mal. Si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, preséntale también la otra. Al que quiere hacerte un juicio para quitarte la túnica, déjale también el manto. Si te exige que lo acompañes un kilómetro, camina dos con él. Da al que te pide. No le vuelvas la espalda al que quiere pedirte algo prestado. Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores.” Guau! Tremendo! Venimos de: “Felices los pobres”, llegamos hasta acá! Y uno queda sin aliento. Cómo hacemos con todo esto?
3. Perfectos
Bueno… Y a uno le parece que ya está…! Ya llegó a escuchar lo máximo… Y lo máximo viene después, en la última frase. La última frase es la que cierra todo esto que nos está diciendo el Maestro. Y es tan simple como esto: “Sean perfectos, así como Dios es perfecto”. Tremendo!. ¿Cómo podemos ser perfectos nosotros? Si nos miramos con seriedad… ¿Yo tengo que ser perfecto…? ¿Cómo es?
Si miramos el AT, el Levítico, no es menos exigente, dice “Sean santos, así como Dios es Santo”. Y quizás lo que dispararía por qué estamos hablando de esto es entender qué quiere decir esto?. ¿Qué es esto de ser perfectos? ¿Qué significan estas palabras? Dice “Sean perfectos”. ¿Qué es ser perfectos”? Y la palabra en sí, encierra esto: ser perfecto, es algo que está terminado, que no tiene defectos, que está concluído, está completo.

4. Dios nos está haciendo

Si nos miramos nosotros, a cada uno, decimos, este…, en realidad, todavía no estoy terminado, no estoy perfecto, todavía falta, ahí está!. Por qué? Porque la realidad es que nos estamos haciendo, todavía más claro: Dios nos está haciendo. 
Esta es la imagen que a mí me gusta mucho, del profeta Isaías, cuando habla de Dios como aquel que trabaja la arcilla, como el alfarero; nosotros somos esa arcilla que Dios va modelando, va trabajando, si lo dejamos!.

Y si nosotros lo vamos dejando a Dios, Él va haciendo como Él quiere, va haciendo de nosotros, esos hombres perfectos, esa santidad, porque es obra de Él, no nuestra.

5. Desafío

Cuando nosotros somos los que elegimos el camino, cuando decimos “Voy a hacer la mía”, cuando voy decidiendo todo, es donde me voy equivocando. Cuando voy haciendo lo que Él quiere, cuando voy haciendo que él me vaya guiando en el camino, que me vaya llevando de la mano, es como decía el profeta Samuel: “Señor, aquí estoy para hacer tu voluntad”. Ese caminar de la mano de Él, entonces Dios va modelando mi vida y va haciendo ese hombre nuevo. Ese hombre del Reino de Dios. Por eso no nos tiene que asustar, todas estas palabras que aparecen allí en los evangelios, porque los Evangelios, en definitiva, son un gran desafío al hombre, porque de este hombre que vemos, limitado, frágil, miserable, que somos nosotros, Dios quiere hacer hombres nuevos, quiere hacer hombres perfectos, quiere hacer hombres del Reino, quiere hacer santos.

6. Santos

Nosotros decimos: “No. Esto es imposible”. Y…, miremos los santos. No es imposible. Los santos, hombres como nosotros, no eran extraterrestres, hombres como nosotros, tan frágiles, tan miserables, tan pecadores como nosotros. Cuál es la diferencia? Dejaron que Dios fuera modelándolos, fuera haciéndolos, como la arcilla, que se va dejando trabajar, modelar, por el alfarero. Que nosotros tengamos esa humildad, de acercarnos a Dios. Que ante el desafío que nos hace en el Evangelio, que sepamos decirle: “Señor, aquí estoy; aquí estoy, quiero hacer la que tú quieras, quiero seguir tu voluntad, que me modeles, que me vayas trabajando”.

7. De última…

Y por otro lado, me acordaba, como antítesis de esto, un presidente que tuvimos, en un tiempo (Duhalde), que dijo una vez, una frase impresionante: “¡Y, de última, que se haga la voluntad de Dios!” ¡De última! Y eso expresa claramente lo que somos nosotros. No queremos la voluntad de Dios. Queremos la nuestra. Pero de última, si no hay más remedio, que se haga la voluntad de Dios. Y eso es lo primero que tenemos que buscar. Entonces, el hombre de espiritualidad, que va haciendo su camino, sabe que lo primero de todo que tenemos que buscar es qué quiere Él. Cuál es su voluntad. Qué quiere de nosotros. Y Él quiere esto: Hombres nuevos, llenos de amor, de paz, de solidaridad, de justicia, hombres espirituales, realmente hombres nuevos, hombres que necesita esta sociedad, santos.

8. Aquí estoy

Por eso con la humildad que podamos, pero también con la convicción, decirle al Señor en esta celebración: “Señor, aquí estoy, quiero hacer lo que vos quieras, que modeles mi vida, que me lleves a este camino, para hacer lo que quieras. Soy frágil, pero en tus manos seré modelado, hombre nuevo”.


p. Juan José Gravet